Crítica: Grabbers (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB / Irlanda, 2012: Richard Coyle (Ciaran O’Shea), Ruth Bradley (Lisa Nolan), Russell Tovey (Dr Adam Smith), Lalor Roddy (Paddy Barrett), David Pearse (Brian Maher), Bronagh Gallagher (Una Maher)

Director: Jon Wright, Guión: Kevin Lehane

Trama: Lisa Nolan llega a una islita en el norte de Irlanda para efectuar una suplencia en el cuerpo local de policía. Pronto se topa con Ciaran O´Shea, el oficial del pueblo, quien es un borracho perdido y se muestra incompetente en su trabajo. Pero al mismo tiempo se presenta en el destacamento Paddy Barrett, un pescador local, el que trae consigo un ejemplar de lo que parece ser una criatura alienígena. Si bien el animal parece muerto, pronto queda en evidencia que revive con el agua y se alimenta de sangre humana. Con cada muerte el alien crece más y mas de tamaño, y pronto se transforma en una amenaza casi imparable. Sin embargo O´Shea y Nolan descubren que el animal se envenena cuando ingiere sangre humana saturada de alcohol, razón por la cual deciden alentar – como medida preventiva – de que todos los habitantes del pueblo se emborrachen en el bar local esa misma noche. El problema es que el alien ha vuelto a atacar y todos están tan pasados de tragos que les resulta imposible coordinar cualquier tipo de esfuerzo para vencer al monstruo… excepto Ciaran que, gracias a su enorme cultura alcohólica, parece ser el único individuo medianamente lúcido capaz de armar algún tipo de estrategia para destruir a la criatura.

Grabbers (2012) Grabbers es un lindo delirio. Vendría a ser una versión irlandesa de La Isla del Terror, sólo que mezclada con gotas de Tremors. Unos bichos alienígenas aparecen de la nada y comienzan a aterrorizar una islita completamente aislada de la civilización; los locales deben montar una resistencia como pueden mientras descubren cómo combatir a las criaturas y, en el medio de todo esto, hay mucha incompetencia y humor negro. El toque de color lo pone los chistes sobre la densa cultura alcohólica de los irlandeses, la cual viene a resultar una inesperada herramienta de auxilio. Es que a estos bichos les encanta devorarse cualquier ser vivo que se interponga en su paso… hasta que se manducan a un irlandés pasado de copas y terminan seriamente envenenados.

Grabbers no es una gran película pero, al menos, es una muy simpática. Arranca lento pero, a la media hora, comienza a ponerse cada vez más cómica. Aquí figura Richard Coyle, a quien vimos en Outpost II: Black Sun, y que parece una versión joven de Andy Serkis; él y la bella Ruth Bradley componen a la pareja central, un policía irlandés super borrachín empardado con una oficial algo santurrona que pronto empieza a tirar la chancleta cuando se ve obligada a ponerse como una cuba para evitar que los aliens la mastiquen. Si bien el dúo tiene su gracia, el que resulta un ladrón constante de escenas es Lalor Roddy, el que compone al marinero chupandín que descubrió al bicho y que se la pasa haciendo macanas todo el tiempo.

En sí, todo el filme se basa en un solo chiste y es una burla a la cultura irlandesa adoradora del alcohol – imaginen, si no, lo que podría ser la versión criolla del mismo tema, con alienígenas intoxicados después de ingerir argentos pasados de asado, chorizos, chinchulines y vino tinto -. Para subrayar el punto la historia pone de héroe al más borracho de todos, el cual es el único que puede conservar cierto sentido de cordura después de una noche de orgía etílica, y es capaz de organizar un mínimo intento de ataque a la criatura. Definitivamente no es una película correcta y dudo seriamente que Alcoholicos Anónimos esté interesada en patrocinarla algún día, pero en lo estrecho y absurdo de su premisa es en donde obtiene la mayor de sus gracias.

No esperen mucho de Grabbers, ya que simplemente es una pelicula chiquita, modesta y efectiva. Los efectos especiales son pasables, el bicho no es la gran cosa, y el gore es bastante incompetente, pero los personajes son simpáticos y hay un par de gags efectivos. La trama es completamente previsible pero tiene sus momentos, y uno la pasa bien durante 90 minutos. Es una de esas sorpresitas que a veces uno descubre en el videoclub y que termina por cumplir mas allá de las expectativas. Y si la recepción es buena, es posible que algún dia veamos la secuela, una idea que ciertamente no me termina por desagradar.