Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
Japon, 1975: Akihiko Hirata (Profesor Shiziru Mafune), Tomoko Ai (Tetsura Mafune), Katsumasa Uchida (Murakoshi), Katsuhiko Sasaki (Ichinosi), Goro Mustumi (Comandante Mugal), Tomoe Mari (Yamamozu)
Director: Ishiro Honda, Guión: Yuhiko Takayama
Trama: Un submarino es enviado a investigar el fondo del océano en busca de los restos de MechaGodzilla, pero terminan por toparse con un gigantesco titanosaurio y son hundidos por la criatura. Interpol y la Agencia de Investigación Oceánica sospechan que detrás de todo esto se encuentra el profesor Mafune, desaparecido desde hace quince años después de que ridiculizaran sus teorías acerca de poder controlar mentalmente a criaturas marinas a su voluntad. Pero en la investigación se topan con los alienígenas del tercer planeta del agujero negro, quienes se han aliado con Mafune y planean invadir la Tierra. Los extraterrestres han reconstruído a MechaGodzilla y, junto con el titanosaurio, lo lanzan en un raid de destrucción contra Tokio. Y la fuerza indestructible de Godzilla parece ser la única vía de detener semejante amenaza.
Terror de MechaGodzilla fue el filme nro 15 de la saga del gigante verde. Y para entonces la franquicia venía en franco declive, gracias a los esperpentos generados por el director Jun Fukuda. Ni aún sacando de su semi-retiro al director histórico de la serie, el legendario Ishiro Honda, pudieron reavivar la llama del monstruo más famoso del kaiju eiga. La saga de la gran G entraría en cuarteles de invierno por 9 años hasta Godzilla 1985.
Es difícil evaluar Terror de MechaGodzilla en su justa medida. La versión que vimos es una reedición americana y se nota a la legua que la hicieron con muy pocas ganas. Hay agujeros enormes en la trama, especialmente sobre el origen de la hija del profesor Mafune (el histórico Akihiko Hirata, quien liquidara al Godzilla original de 1954 con la bomba de oxígeno), que parece haber sido reemplazada por un clon robot. Tampoco en el final queda claro cúal es el destino de Mafune, ni de dónde sacaron otro aparatito de control mental de monstruos que los buenos terminan operando desde un helicóptero. La coherencia no es el fuerte de esta versión americana.
Pero si bien la lógica tampoco fue nunca el fuerte de la saga japonesa, al menos las cosas era entretenidas y coloridas en un sentido pulp. Acá, ni siquiera eso. Después que aparece el titanosaurius, pasa una hora entera de puro blablabla. La trama no es muy interesante, tampoco se entiende, y los personajes sacan conclusiones de la galera – como el vincular a Mafune con la aparición del titanosaurio -. Los buenos van y vienen de la casa de Mafune, y los villanos viven complotando y refregándose las manos. Ni siquiera las miniaturas son muy convincentes.
Y cuando el sopor llega a los limites de lo tolerable, aparecen los monstruos. Al menos MechaGodzilla se sigue viendo letal, porque lo que es el recién llegado – el titanosaurius – parece una versión gay de Godzilla. Ruge finito, tiene aletitas rosa y hace viento con la cola. Ni siquiera la gran G tiene una entrada triunfal – aparece de la nada después de diez minutos en que la pareja de monstruos arrasa maquetas de Tokio -, pero al menos pelean con ganas. En particular los combates con el titanosaurius están buenos, ya que es un clon de Godzilla pero más alto y afeminado. Siempre dije que una pelea cuerpo a cuerpo entre la gran G y un monstruo de similar tamaño y movilidad podía ser espectacular, y aquí está la prueba.
El tema es que el despliegue final llega tarde, cuando la audiencia ya está en coma. No es la hora más feliz de Ishiro Honda; y aunque el director le pone ganas, el lento y complicado guión no es de lo más entretenido que ha surgido de la serie.