Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
Japon, 1989: Kunihiko Mitamura (Kazuhito Kirishima), Yoshiko Tanaka (Asuka Okouchi), Masanobu Takashima (mayor Sho Kuroki), Koji Takahashi (Dr. Shiragami), Tôru Minegishi (teniente Goro Gondo), Megumi Odaka (Miki Saegusa), Toshiyuki Nagashima (Director Seiichi Yamamoto), Ryunosuke Kaneda (padre de Azuka)
Director: Kazuki Omori, Guión: Kazuki Omori sobre una historia de Shinichirô Kobayashi, Musica – Kôichi Sugiyama
Trama: 1985. El Japón ha sufrido un nuevo ataque de Godzilla pero han logrado que el monstruo quede atrapado dentro del volcán del monte Mihara. Entre los restos de la ciudad destruída se descubren fragmentos de la piel de Godzilla. 1989. El Dr. Shiragami asiste con su hija Erica a una reunión de trabajo en medio oriente, en el país de Saradia. La corporación se ha hecho con las células de Godzilla encontradas en 1985 y desean que Shoragami experimente con ellas para generar nuevas super especies de plantas hibridas, que crezcan con gran tamaño y resistan el clima desértico. Pero una corporación norteamericana rival – Bio Major – sabotea los planes y hace detonar una bomba en el laboratorio, matando a Erica. Shiragami se recluye en su casa en Japon, y ha transferido células de Erica a una planta de rosas, intentando perservar su espíritu. Mientras tanto, hay señales de que Godzilla se encuentra vivo, y Japón se prepara para un nuevo ataque. Existen varios mecanismos de defensa: un super bombardero llamado X 2 (que combatió a Godzilla en el ataque del 85), y una bacteria creada por Shiragami que devora material radiactivo (como Godzilla está formado de energía nuclear, se estima que será efectiva contra el monstruo). Shiragami decide salir de su reclusión y adaptar la bacteria con las células de Godzilla para que su accionar sea efectivo. Pero al mismo tiempo ha experimentado con las rosas creadas a partir de las células de Erica, la que terminan por generar un enorme hibrido animal – vegetal al que llaman Biollante, y que permanece en espera hasta que Godzilla se libere de la prisión del volcán y se lance a destruir nuevamente tierra japonesa.
Este es el segundo film de la serie Heisei iniciada en 1984 con Godzilla 1985 (o The Return of Godzilla). La serie Heisei es el reboot de la franquicia de la Toho después de una pausa de casi 10 años después de Terror of MechaGodzilla (1975). Las características de esta etapa es que toman una camada de nuevos directores, omiten argumentalmente todos los filmes previos existentes (con excepción de Godzilla 1954), el gigante verde regresa a su rol de villano, y hay mejores valores de producción (FX, libretos) que los últimos títulos de la saga.
Pero a pesar de todo el nuevo empeño, la etapa Heisei cometería sus propios errores. Aquí el guión viene a través de un concurso que impulsó la Toho, donde el libreto ganador resultó ser el de un dentista fan de la serie. Pero la historia original difiere bastante del libreto adaptado, ya que incluía otros monstruos y un final diferente.
Visualmente Godzilla vs Biollante es espectacular, con algunos de los mejores efectos especiales de la saga hasta esa fecha. El gigante verde ya no pisa obvias maquetas de cartón ni quema tanquecitos de plástico, sino que las miniaturas son muchísimo más elaboradas, y las tomas de fotografía disimulan muy bien los defectos posibles de las técnicas utilizadas. Sin duda los FX son de calidad, con un rediseño del traje estupendo, muchas explosiones y algunas tomas matte (p.ej. sobreimpresiones de Godzilla caminando sobre el horizonte con humanos corriendo debajo) excelentes.
Pero mientras que los rubros técnicos son realmente buenos, uno ya se encuentra en verdaderos problemas si empieza a hablar de una película de Godzilla incoherente. Y Godzilla vs Biollante lo es; obviamente no llega a los niveles de ridiculez de, p.ej. Godzilla vs Megalon, pero comete nuevas (y muchas veces, profundas) faltas.
Cabe destacar que la dirección de Kazuki Omori es ágil y le da un tono muy serio al film. Cada dos minutos pasa algo en la pantalla. Incluso el habitual preámbulo “humano” (toda una suerte de historia de intrigas que hacen tiempo hasta que llega el choque de los monstruos) es bastante rápido de sobrellevar. El problema es que la velocidad que imprime Omori a veces es demasiado rápida, y temas que precisaban tiempo de exposición (o por lo menos para que uno lo digiera) se disparan en andanadas, con lo cual muchas de las cosas que suceden en el film terminan por acumularse, pasar de largo o bien forzar los límites de la coherencia del espectador. Y reitero que para que a un espectador le resulte incoherente una película de Godzilla…
Muchas de estas incoherencias tienen que ver con la subtrama de espionaje industrial entre la corporación del país de Saradia y Bio Major, los villanos americanos. Por momentos pareciera anticipar las guerras corporativas que mantenía la OCP en Robocop, en donde las poderosas multinacionales tienen más poder que el gobierno y se comportan como una mafia. El otro problema es la incorporación excesiva de elementos fantásticos, que termina por saturar. Mientras el buen doctor genera una rosa hibrida con celulas de Erica y Godzilla (?), por otro lado tenemos a la nave robot Super X2, sin contar la absurda trama de las bacterias devoradoras de material radiactivo. Los chicos americanos malos extorsionan al Japon, pidiendo las bacterias, pero como no se las dan hacen volar parte del monte Mihara y Godzilla sale a pisar maquetas (ahora si, de buena calidad!). Biollante, que es un hermanito rosáceo de la gran G, emite un llamado y se van a los bifes. Biollante dura un suspiro, entra el Super X2 (que también dura un suspiro), y llegan a la acción el héroe (el teniente Gondo) y unos militares, que bombardean a Godzi con espoletas que contienen la bacteria anti nuclear. Gondo y sus chicos perecen (en otro suspiro) y de la nada regresa Biollante para darse unos tortazos con el gigante verde. Mientras tanto, los americanos y saradianos viven a balazo limpio.
Es difícil de seguir. El libreto pareciera ser un rejunte de secuencias donde Godzilla debe enfrentarse a algo cada cinco minutos – es muy episódico -, cuando bien se podría haber podado al Super X2 y a la bacteria, y desarrollar en profundidad todo el tema del desarrollo de Biollante – hubiera dado pie a temas más metafísicos e interesantes, como por ejemplo, que una victima de Godzilla pudiera transformarse en un ser semejante y reclamar venganza -. Por el contrario, el guión sólo se empecina en atosigar con cosas nuevas a cada rato, salidas de la galera, e ilógicas incluso para el escenario que plantean – como la escuela de chicos con poderes síquicos que logran profetizar lo que está pasando con Godzilla y Biollante -. Hay demasiado delirio relatado a demasiada velocidad.
El film siguiente sería Godzilla vs. King Ghidorah en 1991, que obtendría una recepción polémica.