Crítica: Godzilla Contraataca (Godzilla Raids Again – Gigantis the Fire Monster) (1955)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 1955: Hiroshi Koizumi (Shoichi Tsukioka), Setsuko Wakayama (Hidemi Yamaji), Minoru Chiaki (Kôji Kobayashi), Takashi Shimura (profesor Kyohei Yamane), Masao Shimizu (Dr. Tadokoro)

Director: Motoyoshi Oda, Guión: Shigeaki Hidaka, Musica – Masaru Sato

Trama: Los pilotos Tsukioka y Kobayashi vuelan para una empresa pesquera, detectandocardumenes de atun y guiando a los barcos hacia ellos. Pero el avión de Kobayashi sufre una avería y debe amerizar de emergencia cerca de una pequeña isla desierta. Cuando Tsukioka acude a rescatarlo, los pilotos descubren que dos enormes monstruos – Godzilla y Anguirus – se encuentran librando una feroz batalla campal. De regreso a Osaka, los aviadores alertan as las fuerzas militares que comienzan inmediatamente con los preparativos de defensa. Ante la imposibilidad de usar el dispositivo que matara a Godzilla en su primer ataque – la bomba eliminadora de oxigeno -, el ejército sigue los consejos del profesor Yamane y se dispone a desviar a los monstruos de la ciudad, mediante un apagón general y el uso de poderosas bengalas aéreas que atraerán la atención de las criaturas. Pero la caótica fuga de un camión de reclusos penitenciarios provoca una impensada explosión en la refinería de Osaka, y pronto la ciudad quedará marcada como escenario de fondo para la batalla a muerte entre Godzilla y Anguirus.

Godzilla Raids Again (1955) Toda estrella tiene contra, diría Juan Carlos Calabró. Y la contra de Motoyoshi Oda fue el quedar a cargo de la primer secuela de Godzilla. La Toho se había topado con una enorme mina de oro bajo sus pies, y terminaría fundando el género del Kaiju Eiga (cine japonés de monstruos) en 1954 con el film de Inoshiro Honda. Con su poderosa carga alegórica y dramática, Godzilla se convertiría en un gigantesco hit, superando incluso al modelo de base que era la americana The Beast of 20.000 Fathoms. Inmediatamente el estudio puso a funcionar a toda marcha su maquinaria creativa y seis meses después estrenó esta secuela, conocida con infinidad de nombres que van desde Godzilla Raids Again hasta Gigantis the Fire Monster (en la versión americana distribuida por la Warner y seriamente re-editada, renombrada porque el estudio no poseía los derechos legales sobre el nombre). Recaudó muy bien, pero la opinión del público y la crítica no fue muy amable, e inmediatamente pasó a ocupar el lugar de la oveja negra de la familia. La saga terminaría durmiendo siete años hasta King Kong vs Godzilla (1962), la que establecería la formula definitiva de la serie. El resto es historia.

Pero si bien las reviews de aquel entonces y de ahora suelen ensañarse con Godzilla Raids Again, cuando uno ve el film termina por valorarlo de manera muy superior a toda su mala fama; ni por asomo es el desastre que uno estaba esperando. En todo caso la mala suerte de Motoyoshi Oda terminó por ponerlo en el mismo lugar histórico de incomodidad que a Peter Hunt y su film de James Bond Al Servicio Secreto de Su Majestad; cuando la película previa fue tan enorme e icónica, la siguiente entrega (a manos de un director novel) termina por ser ferozmente vapuleada en su momento, simplemente porque no posee la altura de clásico del film anterior. Pero no cabe dudas de que Godzilla Raids Again merece ser revisada y revalorada, ya que se trata de una película superior a muchas secuelas posteriores de la saga, y tiene su puñado de grandes momentos. Admitamos también que posee su propio caudal de errores, pero recordemos que aún la fórmula estaba fresca.

Desde ya la película carece del trasfondo alegórico de Godzilla 1954. En todo caso es un relato más standard y usual dentro de los parámetros de todo lo que ha generado la saga a partir de los años 60. Por ejemplo, tenemos el primer choque de monstruos de la historia. Ciertamente los efectos no se ven tan felices en algunos momentos, en especial en los primeros planos de las criaturas (cuyo aspecto es muy bizarro), pero con el film de Inoshiro Honda sucedía lo mismo. En particular el diseño de Anguirus (un habitué de la serie, que aparecería con regularidad en entregas que van desde Destroy All Monsters hasta Godzilla: Final Wars) es bastante horrible, pero el traje de Godzilla se ve un poco mejor. Las tomas generales con los monstruos batallando con la ciudad de fondo son realmente buenas, y Oda se las arregla para seguir la escuela de Honda creando gigantescos escenarios apocalípticos. Lo que se le puede cuestionar como director a Oda es el error de filmar los combates en cámara muy rápida, lo que hace que las criaturas se comporten como enloquecidas y pierdan bastante la perspectiva de su tamaño gigante (el origen de este estilo estriba en un error de cálculo de regulación de las cámaras por parte de un empleado del departamento de FX de Eiji Tsuburaya, pero que el director Oda terminaría por aprobar y seguiría usando en todo el film). Pero salvo eso, los FX son muy buenos para su época, y el brillante blanco y negro del film termina por disfrazar muchas de sus carencias, amén de darle una excelente atmósfera a la película.

En el aspecto dramático, Godzilla Raids Again entra dentró de los clisés más propios del cine americano de monstruos. El protagonista se cruza con la criatura de turno por accidente, y permanece en el relato hasta el final – aquí Tsukioka es milagrosamente atachado a la fuerza aerea militar que ataca a Godzilla en el clímax, cuando en realidad no pasa de ser un simple piloto civil de avionetas -. No hay molestos comic relief ni exageraciones de ningún tipo. Incluso la película se las ingenia para crear un par de buenos momentos. Por ejemplo, reaparece el profesor Yamane de Godzilla 1954 para instruir a los militares de Osaka en técnicas de defensa. Si bien lo de Yamane no deja de ser un cameo, aporta la pista para la futura estrategia: Godzilla se fascina con las luces. Esto sirve como excusa para generar una de las mejores escenas de la película, en la cual Godzilla es divisado e inmediatamente la ciudad es puesta a oscuras – la interrupción del baile y la estampida general a los refugios parece un revival de los bombardeos aliados de la Segunda Guerra Mundial -. Los aviones tiran bengalas que sirven para alejar al monstruo de la ciudad; pero como cinematográficamente todo esto sería demasiado fácil, el guión intercala la fuga de unos presos que deciden huir en un camión cisterna cargado de combustible (!) y que terminan por perder el control, estrellándose contra una refinería (!!), prendiendo un gigantesco cartel de “Eh, Godzilla! Osaka está aquí! Aquí hay comida!!”. Si bien la anécdota es bastante obvia, está filmada con talento.

Los problemas de la película comienzan por la reaparición de Anguirus en medio del ataque de Godzilla a Osaka (nota aparte: salvo que la memoria me falle, Osaka es el otro paseo de fin de semana para Godzilla aparte de Tokio; siempre veo al mismo palacio feudal ser arrasado en las películas, como King Kong vs Godzilla, Godzilla vs Mothra y ésta). Además del mencionado problema de que el match está filmado a mil por hora, resulta bastante expeditivo y culmina con Anguirus pasando a mejor vida en mitad del film. Esto ya deja en off side al resto de la historia (si es un film sobre dos monstruos peleando y uno muere en la primera hora, ¿cómo rellenamos el resto?), y es un grueso error que las siguientes secuelas corregirían, reservando el combate para los postres. El otro problema es el climax, que si bien no está tan mal en sí, es algo artificial (Godzilla vuelve a la islita del inicio, y la fuerza aérea intentar sepultarlo bajo los escombros a puro cañonazo). Indudablemente el libreto intenta seguir el lineamiento de la Godzilla original – el combate final es un duelo entre los hombres y la criatura; hay un sacrificio heroico, etc – pero la resolución suena altamente improbable.

Godzilla Raids Again es un film que merece ser revalorado. No es ningún bodrio y posee unas cuantas virtudes. Es posible que la versión americana (seriamente re-editada) sea terrible. Al respecto hay unas cuantas anécdotas que incluyen proyectos bizarros de los distribuidores americanos en generar un film enteramente distinto (tomando las escenas de FX, restringiendo la historia a un solo monstruo, y pidiendo prestados los trajes de Godzilla a la Toho para generar nuevas escenas con actores norteamericanos) y que han quedado en la leyenda. Pero la versión original japonesa es más que aceptable y es digna de verse por cualquier fan del kaiju eiga. En mi opinión su mayor desventaja es haber quedado, en el tiempo y espacio, bajo la sombra del colosal film de 1954. Pero salvo eso, es una competente pelicula japonesa de monstruos.

LA SAGA DE GODZILLA

Los filmes de la saga de Godzilla son: Godzilla (1954), Godzilla Raids Again / Gigantis the Fire Monster (1955), Godzilla, Rey de los Monstruos! (1956), King Kong vs Godzilla (1962), Mothra vs Godzilla (1964), Ghidorah the Three-Headed Monster (1965), Monster Zero (1965), Godzilla contra los Monstruos del Mar (1966), Son of Godzilla (1968), Destroy All Monsters (1968), Godzilla’s Revenge (1969), Godzilla vs Hedorah (1971), Godzilla vs Gigan (1972), Godzilla vs Megalon (1973), Godzilla vs Mechagodzilla (1974), Terror de Mechagodzilla (1975), Godzilla 1985 (1984), Godzilla vs Biollante (1990), Godzilla vs King Ghidorah (1991), Godzilla vs Mothra: La Batalla por la Tierra (1992), Godzilla vs Mechagodzilla (1993), Godzilla vs Space Godzilla (1994), Godzilla vs Destoroyah (1995), Godzilla 2000 (1999), Godzilla vs Megaguirus (2000), Godzilla, Mothra and King Ghidorah: Giant Monsters All-Out Attack (2001), Godzilla Against Mechagodzilla (2002), Godzilla: Tokyo SOS (2003), Godzilla: Final Wars (2004), Shin Godzilla (2016), Godzilla: Minus One (2023). Godzilla (1998) es la versión americana dirigida por Roland Emmerich; Godzilla (2014) es el reboot norteamericano dirigido por Gareth Edwards. Godzilla II: El Rey de los Monstruos (2019) es su secuela. Godzilla vs Kong (2021) completa la saga. – ¿Qué es el Kaiju Eiga? es un artículo que reseña los inicios y la historia del género japonés de monstruos gigantes.