Crítica: Glaciar Sangriento (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Austria, 2013: Gerhard Liebmann (Janek), Edita Malovcic (Tanja), Brigitte Kren (ministra Bodicek), Santos (Tinnie), Hille Beseler (Birte)

Director: Marvin Kren, Guión: Benjamin Hessler

Trama: Un grupo de científicos trabaja en los Alpes investigando los efectos de los cambios climáticos en los glaciares. Pero un día encuentran un glaciar rojo, el cual ha quedado al descubierto después de un deshielo. Analizando muestras del mismo, descubren que se encuentra infectado por una bacteria mutante, la cual ha permanecido durmiente desde hace miles de años y ahora ha vuelto a la vida. El problema es que los animales de la fauna local – que han bebido las aguas descongeladas del glaciar infectado – han comenzado a mutar, e incluso a fusionarse con otros animales – aquellos que les han atacado o que han devorado -. Esto ha terminado por procrear una horda de bestias salvajes, las cuales han comenzado a atacar sin piedad a los científicos. Completamente aislados del mundo, su única esperanza reside en la llegada del helicóptero de provisiones, el cual visita el campamento todas las semanas… pero los ataques son cada vez mas frecuentes, y las criaturas han degenerado en monstruos cada vez mas enormes, haciendo que la supervivencia sea una tarea prácticamente imposible.

Glaciar Sangriento El término “serie B” se refiere a filmes de bajo presupuesto, carentes de originalidad y de grandes estrellas, y manufacturados de forma masiva para ser el relleno en programas conformados por dos o tres películas. La serie B surgió en los años 40 y 50 conjuntamente con el auge de los autocines – que exhibían un filme destacado y varios de relleno – y, con el tiempo, terminó de transformarse en el semillero de un puñado de artesanos, los cuales hicieron sus primeros pininos en dichas lides.

Pero si había algo que caracterizaba a la serie B, era que al menos eran películas entretenidas. El panorama del cine actual ha cambiado radicalmente, en especial porque el cine fantástico ha salido del ghetto y se ha transformado en uno de los rubros principales de Hollywood, pero a su vez se ha perdido el standard de calidad de la época de oro hollywoodense, esa que se caracterizaba por buenos actores, guiones basados en libros serios y populares, y cineastas de reconocido talento. Lo que hoy tenemos es una serie B glorificada y sobreinflada – uno no puede poner, por ejemplo, a filmes como Star Wars u Hombres de Negro al lado de Los Diez Mandamientos o Ben Hur, representantes de una época ya extinguida y que descansaban seriamente en el desarrollo dramático del libreto -, la cual se pone en una punta y deja – en el otro extremo – una serie Z caracterizada por el amateurismo y la pobreza de ideas. Mientras que entre George Lucas y Lloyd Kaufman hay una brecha gigante y llena de vacío, por otra parte el cine europeo se está dando maña para ocupar dicho espacio, generando filmes fantásticos interesantes y sólidos, aunque carentes de originalidad. Como no les sobran los recursos (ni los productores dispuestos a financiarlos) deben darse maña para generar proyectos interesantes y rentables, con lo cual se encargan de pulir hasta el hartazgo el desarrollo de sus argumentos, los cuales generalmente son reciclados de éxitos comerciales del cine norteamericano. Esto ha terminado por engendrar un movimiento creciente de producciones independientes – pobladas por escandinavos, germanos o centro europeos -, las cuales desbordan de solidez pero carecen de originalidad. En el caso que nos ocupa, la cinta proviene de Austria – país ignoto en cuanto a producciones fantásticas se refiere -, pero viene manufacturada con tal grado de expertise que resulta loable. Ok, nada de lo que cuenta va a cambiar la historia del cine, pero al menos es cine fantástico inteligente y efectivo.

En si, Glaciar Sangriento tiene bastante de El Enigma de Otro Mundo. Científicos aislados en un paraje helado, una amenaza mutante que los acosa, la imposibilidad de combatirlo con los medios tradicionales, una resolución enigmática. La diferencia estriba en que la amenaza de turno no es un alienígena que se metamorfosea, sino un virus / bacteria antiquisimo, el cual ha quedado al descubierto durante el deshielo y que, cuando un animal bebe dichas aguas infectadas, comienza a fusionarse con todo aquello que haya almorzado. Así es como tenemos hibridos de zorro e insecto, mosquitos gigantes, carneros mutantes – que dan pie a una de las escenas mas efectivas de la pelicula -, y engendros de diverso tipo y color.

Durante su desarrollo Glaciar Sangriento me hace acordar, por momentos, al antiguo cine fantástico australiano, ése en donde la naturaleza se rebelaba contra el hombre y a veces adquiría forma de pesadilla. Los efectos especiales se ven similares – son títeres gigantes vistos en planos cortos y rápidos como para no evidenciar su inmovilidad – pero son efectivos, y la gracia de la película reside en su banda sonora, la cual continuamente sugiere un clima de amenaza, con bichos raros reptando en la oscuridad. En el caso del ataque del carnero mutante al galpón donde están los protagonistas, toda la escena parece surgida de Razorback, y se nota el gusto del director Marvin Kren por homenajear a los clásicos.

A mí me ha gustado mucho el desarrollo de Glaciar Sangriento, en especial porque le presta mucha atención a los personajes. El principal es Janek, un alpinista veterano – borracho, sucio y desprolijo, un completo antihéroe – que hace de guía para los tres científicos radicados en una aislada estación experimental, la cual investiga la velocidad y los efectos del deshielo debido al calentamiento global. El tipo es un tiro al aire, pendenciero y rebelde, el cual pronto comienza a asomarse como el auténtico héroe de la historia a medida que las cosas se ponen peliagudas; los científicos, por el contrario, quieren silenciar los aberrantes descubrimientos que van haciendo, en parte por miedo a que los quiten del camino y, cuando no, por una cuestión de disputas de egos acerca de la paternidad del hallazgo. En ese contexto las cosas se dan vuelta – el pendenciero empieza a hablar con la lógica propia de un tipo con experiencia en situaciones peligrosas, un individuo con los pies bien plantados en tierra, mientras que los intelectuales se engolosinan con los datos y se pelean por una cuestión de méritos personales -. A ellos se suma una expedición integrada por la ministra del gobierno que patrocina la expedición científica, un ex amor de Janek que viene a patearle el tablero, y un montón de periodistas que van a terminar siendo carne de cañón de los bichos mutantes que pululan en la zona. Curiosamente será la ministra la que se transforme en la compañera de proezas del protagonista, actuando de manera pragmática y expeditiva, y aportando algunos de los mejores momentos de la película.

Glaciar Sangriento me resulta formidable por muchas razones. El libreto es inteligente. Los personajes son interesantes y están escritos de manera realista. Las actuaciones son excepcionales – es gente con auténtica formación teatral, capaz de dar interpretaciones totalmente naturales -. Hay vueltas de tuerca intrigantes. A partir de los 50 minutos el filme entra en una espiral de tensión y shocks que es notable, e incluso se da maña para llegar a un final que resulta tan criptico como satisfactorio, ya que se trata de una visión retorcida de las carencias afectivas de los protagonistas y que da pie a todo tipo de interpretaciones. Y mientras que todo esto está manufacturado con una gran calidad, por otra parte el único defecto del filme es que su premisa suena demasiado parecida a The Thing. Incluso hay una escena en donde todos los científcos intentan examinar un bicho mutante en una mesa de operaciones… el cual no está todo lo muerto que debiera.

Glaciar Sangriento es una gran película serie B. Son 90 minutos de gran cine, con una historia inteligente y una factura más que envidiable. Recomendada desde ya a los fans del cine fantástico, y una gran carta de presentación de Marvin Kren, un director a tener en cuenta de ahora en más.