Crítica: Gamera, la Valiente (Gamera The Brave) (2006)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 2006: Ryo Tomioka (Toru Aizawa), Kanji Tsuda (Kousuke Aizawa), Kaho (Mai Nishio), Susumu Terashima (Osamu Nishio), Shingo Ishikawa (Ishimaru), Shogo Narita (Katsuya)

Director: Ryuta Tasaki, Guión: Yukari Tatsui

Trama: En 1973 tuvo lugar el último combate entre Gamera y legiones de monstruos Gyaos, el cual culminó con la autodestrucción de la tortuga para salvar al mundo del azote de las aves mutantes gigantes. Uno de los sobrevivientes del incidente, Kousuke Aizawa, ahora ha crecido y vive con su hijo Toru en el pueblo pesquero de Iseshima. Toru es un niño retraído y solitario desde la muerte de su madre en un accidente de auto; pero al encontrar una pequeña tortuga – a la que llama Totó – en la isla cercana al pueblo, decide adoptarla como mascota y comienza a disfrutar de su compañía. Pero Totó comienza a crecer a pasos agigantados en cuestión de escasos días, y Toru llega a la conclusión de que su mascota es en realidad un descendiente de Gamera, la que se encuentra desarrollándose de apuro ante la inminencia del ataque de un monstruo gigante a la zona.

Gamera The Brave Gamera nació en 1965, como un intento de la Daiei de disputar el jugoso mercado del kaiju eiga, que en ese momento era patrimonio exclusivo de la Toho con los filmes de Godzilla. El comienzo de la tortuga gigante fue realmente bueno, pero lentamente la serie se decantaría hacia un tono infantil, amén de contar con presupuestos cada vez más pobres, bajando seriamente la calidad de la saga (lo más notable de esto es que la misma Toho comenzó a copiar las temáticas de Gamera, algo que se daría incluso con la trilogía de Shusuke Kaneko de 1995). La Daiei entró en quiebra, fue recomprada por otros estudios y en 1995, el mencionado Kaneko dirigió un reboot de la saga, en los que posiblemente sean los mejores filmes del género (comenzando con Gamera, Guardián del Universo y siguiendo con Gamera: El Ataque de Legión y Gamera: La Venganza de Iris). Fue tan alto el listón de calidad de las películas de Kaneko, que la saga de Godzilla se las ha visto en figurillas para intentar equipararlo, sin éxito.

Después de siete años llega esta nueva entrega de Gamera, en una época en que el kaiju eiga había pasado a cuarteles de invierno – Godzilla: Final Wars fué el último intento de la Toho en el 2004, y después el estudio anunció que dejaría durmiendo la saga al menos unos diez años para darle un respiro a la audiencia y revivir el interés en el personaje -. Aquí está al mando Ryuta Tasaki, quien venía de la televisión, dirigiendo capítulos de los Power Rangers y Kamen Rider. El resultado final es bueno, pero podría haber sido mucho mejor si no fuera que el filme se desploma en el apartado dramático en su segunda mitad.

Los primeros diez minutos de Gamera The Brave podrían entroncarse perfectamente con la saga de Kaneko. Hay otro combate espectacular entre Gamera y legiones de Gyaos, los que terminan con la autodestrucción de la tortuga. Pero lo que sigue es definitivamente un reboot, que omite a la trilogía de Kaneko y liga la película a los orígenes de la saga en los 60. Después de 1973 no aparecieron más monstruos gigantes. La organización para la defensa terrestre de seres gigantes ha sido disuelta por falta de actividad. Ahora el mundo es un lugar pacífico y no existen más amenazas que vengan a pisar maquetas de Tokio.

A partir de allí, lo que hace el director Tasaki es aggiornar las temáticas habituales de la serie, en especial el slogan “Gamera, el amigo de los niños”. Debo admitir que la idea de retomar ese concepto y transformarlo en un Gamera Begins es realmente interesante. El niño que ha perdido a su madre, y que ahora se hace amigo de su mascota. La idea de que esa criatura es un defensor de la Tierra en potencia. Ciertamente la película se enlentece bastante, pero no carece de interés. Quizás el detalle es que uno no termina por engancharse completamente con el vínculo sentimental entre Toru y Totó, simplemente porque no está muy bien escrito – es bastante burdo, y aquí se precisaban algunos toques a lo Spielberg, para que la gente se fascinara con esa amistad -. Tampoco ayuda el hecho de que Totó no deja de ser un animatronic bastante inmovil e inexpresivo. Y el momento en que la tortuguita hace sus primeras pruebas de vuelo es bastante patético.

Lo que va compensando la trama de Toru y Totó – que no está mal, pero nos resulta indiferente – es la aparición del villano de turno. Zedus es un malnacido realmente formidable y sangriento – imaginen a un Godzilla con rastas -, y cuando choca con la tortuga gigante es lo más parecido al ansiadísimo duelo (nunca concretado) entre Gamera y Godzilla que se ha rumoreado por años y que la Daiei y la Toho han negociado sin éxito. La irrupción de Totó gigante a último momento, para salvarle las papas del fuego a los pobladores, es digna de aplauso… hasta que uno ve el diseño de la tortuga. Ok, es una Gamera adolescente pero no tenía por qué que verse como si fuera un juguete de peluche gigante.

Los combates son realmente muy buenos y están filmados de manera impecable. Por contra, son demasiado breves. Cada vez que aparece Zedus en pantalla resulta formidable, pero el monstruo no tendrá más de quince minutos de tiempo en escena en todo el filme. Y allí es cuando Gamera The Brave entra en su segunda mitad, y empieza a desbarrancarse. Mientras que el director Ryuta Tasaki había construído de manera bastante inteligente la historia (con algunos defectos menores), en la segunda mitad termina por caer en todas las trampas que había venido sorteando con éxito. Se transforma en otra película de Gamera de los años 60, con los niños haciendo de héroes y con momentos que rozan la ridiculez. El guión había planteado algunos temas interesantes – el niño sin madre, la amistad con la mascota, la vecina que van a operar del corazón, el talismán de la vida que le da fuerza a Gamera – … y después empieza a manipularlos como un melodrama barato. La carrera con el talismán de Gamera es tan inexplicable, prepotente y artificial que le quita una enorme cantidad de puntos a la película. La misma idea se podría haber armado de otra manera sin dañar la credibilidad de la historia.

Gamera The Brave tiene excelentes combates (aunque algo escasos) y unas cuantas ideas interesantes pero desparejamente desarrolladas. Si el guión quería centrarse en la figura del niño, debería haber construído un desarrollo dramático más sólido y conmovedor. Pero decide decantarse por el golpe de efecto barato y repetitivo. Termina por ser un entretenimiento ok, pero no le llega ni a la cintura de los filmes de Shusuke Kaneko.

LA SAGA DE GAMERA

Los filmes de la saga de Gamera, la tortuga mutante gigante, son: Gamera, el Invencible (1965), War of the Monsters / Gamera vs Barugon (1966), Return of the Giant Monsters / Gamera vs Gyaos (1967), Destroy All Planets / Gamera vs Viras(1968), Attack of the Monsters / Gamera vs Guiron (1969), Gamera vs Monster X / Gamera vs Jiger (1970) y Gamera vs Zigra (1971). En los ochenta el monstruo tuvo un breve revival en Gamera Super Monster (1980). Recien en los 90 regresaría con toda la gloria en Gamera, The Guardian of the Universe (1995), Gamera 2: Assault of the Legion (1996), Gamera 3: The Revenge of Iris (1999) y Gamera the Brave (2006) – ¿Qué es el Kaiju Eiga? es un artículo que reseña los inicios y la historia del género japonés de monstruos gigantes.