Crítica: La Furia (1978)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1978: Kirk Douglas (Peter Sandza), Amy Irving (Gillian Bellaver), John Cassavetes (Childress), Andrew Stevens (Robin Sandza), Carrie Snodgress (Hester), Charles Durning (Dr Jim McKeever), Fiona Lewis (Susan Charles)

Director: Brian De Palma, Guión: John Farris, basado en su propia novela

Trama: Peter Sandza es un agente del gobierno norteamericano cuyo hijo, Robin, posee poderes mentales. Childress, jefe de la agencia para la cual trabaja Peter, está al tanto de los poderes de Robin y planea una emboscada para separar al adolescente de su padre. Dado por muerto, pasan varios años antes de que Peter pueda llegar al rastro del paradero de Robin en Chicago. Allí se encuentra con el instituto Paragon – una escuela de adiestramiento mental que posee Childress, y que la utiliza para reclutar a adolescentes con poderes -, y con Gillian Bellaver, una de las alumnas del lugar que parece tener una conexión síquica con Robin. Ahora Peter y Gillian deberán huir de los hombres de Childress mientras intentan rescatar a Robin, cuya inestabilidad mental es creciente y se está transformando en una bomba de tiempo.

La Furia Después del gran éxito de Carrie, el siguiente proyecto que tomó en sus manos Brian De Palma fué La Furia. Todo parecía indicar que se trataba de una elección más que adecuada – otra historia de adolescentes con poderes síquicos; un buen cast; el libreto basado en un best seller -. Pero lo cierto es que el guión de John Farris es tan abominable que no hay nada que De Palma pueda hacer para salvarlo. El dictamen final de La Furia se puede resumir en tres palabras: incoherente, ridículo y aburrido.

El libreto está plagado de problemas. El filme arranca con una no muy inspirada escena de acción, en donde Kirk Douglas se salva raspando del ataque de unos asesinos árabes (verdaderos, falsos… qué importa) contratados por Childress (John Cassavetes, en otra de sus clásicas interpretaciones estoicas) para quedarse con su hijo. Fast forward y nos encontramos ahora en Norteamérica, en donde Douglas ha contratado a un investigador idiota (cameo de William “Fantasma en el Paraíso” Finley) para rastrear a una de las alumnas de la Escuela Para Jovenes Dotados del Profesor X… no, perdón, el Instituto Paragon que regentea Childress. La chica es la ex Sra Spielberg Amy Irving, la que parece tener un vínculo síquico con el hijo de Douglas. Digo yo, ¿para qué contratar a un investigador privado si Douglas ya se encamaba con la secretaria del instituto?. Para colmo, a Douglas lo rastrean los hombres de Cassavetes, y el otrora astro debe salir corriendo de su hotel en calzoncillos, tomando de rehenes a una familia de viejos que viven en la zona. En el medio de todo esto, hay diálogos malísimos.

En realidad el problema principal de La Furia es el autor y libretista que está demasiado enamorado de su propia prosa y piensa que es brillante. Es una historia a la que había podarle un montón de pedazos, rearmarla con otro tono, y dársela a otro guionista más inteligente para que hiciera los diálogos desde cero. Durante el primer tercio, el filme no parece tomarse muy en serio a sí mismo y se despacha con algunas secuencias seudo cómicas que son bochornosas. En la mitad de la película, la historia cae en un sopor casi comatoso – se terminaron las ridiculeces, pero hay un montón de idas, venidas y charlas redundantes extremadamente aburridas -. Lo peor de todo es que estamos hablando de una película acerca de gente con poderes síquicos, y éstos recién aparecen sobre los 20 minutos finales (para una película interminable que dura una hora 50). En vez de centrarse en las intimidades del instituto, el libreto podría haber puesto el ojo sobre el entrenamiento / encierro de Robin… pero no lo hace. Y cuando por fin se acerca el final, es bastante lamentable. No sólo está mal orquestado, sino que tiene tensión cero. Recién en los últimos dos minutos hay un momento de shock… pero a esa altura la platea ya tiene el cerebro licuado.

La Furia es un filme terrible desde el momento que no cumple lo que promete. Se centra en sandeces, con malos diálogos y pésimas perfomances, y menosprecia totalmente la premisa de la historia – termina siendo un thriller mediocre con algunos toques fantásticos -. Hay un par de momentos en que De Palma logra escaparse del temible guión de John Farris, como cuando Amy Irving se conecta síquicamente a Andrew Stevens mientras le “succiona” la vida a la doctora del instituto, y por supuesto el final con un explosivo John Cassavetes al estilo de Scanners, Amos de la Muerte. Pero el resto resulta ser un bodrio letal e imposible de recomendar.