Crítica: Autopista (Freeway) (1996)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1996: Kiefer Sutherland (Bob Wolverton), Reese Witherspoon (Vanessa Lutz), Wolfgang Bodison (Detective Mike Breer), Dan Hedaya (Detective Garnet Wallace), Amanda Plummer (Ramona Lutz), Brooke Shields (Mimi Wolverton)

Director: Matthew Bright, Guión: Matthew Bright, Musica – Danny Elfman

Trama: Con su madre prostituta y su padrastro drogadicto siendo llevados a prisión, lo único que le espera a la quinceañera Vanessa Lutz es permanecer bajo la custodia de los servicios sociales hasta que se le encuentre un nuevo hogar sustituto. Pero Vanessa logra encerrar a la asistente y escapa, con la ilusión de encontrar al único pariente vivo que le queda y que es su abuela. Cuando el auto que ha robado se descompone, es asistida por Bob Wolverton, quien termina por darle un aventón. Wolverton trabaja como asistente para chicos con problemas y se transforma rápidamente en consejero de Vanessa. Pero en medio del viaje, Bob revela sus verdaderas intenciones: él es el peligroso asesino serial de la autopista I-5, y Vanessa parece ser su próxima víctima. Pero la chica se transforma en una fiera, y con el arma que le había regalado su novio hiere gravemente a Bob. Enviada a prisión, ella solo piensa en escapar mientras que Wolverton – visiblemente desfigurado – comienza a planear su venganza. Y el único punto de reunión parece ser el hogar de su abuela, donde ambos chocarán en la confrontación final.

Freeway – ¡No puedes encerrarme en la cajuela del auto! ¡Me produce claustrofobia! (dice el hombre mientras la chica le apunta con un arma)

– ¡¡A mí me pone claustrofóbica cada vez que le chupo la p#@# a un extraño!!

Esta es una pequeña joya que es escasamente conocida y que uno descubre a veces perdida en la maraña de la programación del cable. El creativo detrás de ella es Matthew Bright, un hombre que hizo escasa carrera – aunque interesante -, primero como escritor de varios proyectos disparatados de Richard Elfman (el hermano de Danny, el compositor de Batman, Spiderman y toda las bandas sonoras de filmes de superhéroes de los últimos 20 años), y después con un puñado de filmes más que interesantes como la secuela Freeway II o la biopic del asesino serial Ted Bundy.

Lo que diferencia a Freeway de un montón de thrillers similares, es que es una adaptación absolutamente cínica y amoral del cuento infantil Caperucita Roja (la secuela, con diferentes personajes, traza un rumbo similar sobre Hansel y Gretel). Uno empieza a tener señales de ello cuando ve a Reese Whiterspoon con chaqueta de cuero y minifalda roja, llevando una canastita del mismo color. Pero en vez de trasladar la historia en un sentido lineal, Bright lo transforma en una comedia negra absolutamente sangrienta y adulta, donde Caperucita es una chica de la calle con pasado turbulento, y el Lobo es un pedófilo y asesino serial que trabaja como asistente infantil. Una idea similar es la utilizada en otro film que vale la pena, como es Hard Candy.

Es un film brillantemente escrito. Uno cree percibir hacia donde va, hasta que el director cambia bruscamente de dirección y sorprende al espectador. En especial por el magnífico protagonismo de Reese Whiterspoon – de quien uno descree de su calidad actoral, por más que tenga un Oscar en su haber -, que se roba la película de palmo a palmo. Esta actuación es superior a Walk the Line; aquí es un tornado que arrasa la pantalla, convirtiendo a la anárquica Vanessa en un personaje absolutamente creíble y querible. Es violenta, malhablada, deshinibida, segura de sí misma y, fundamentalmente, tiene una conducta moral mucho más equilibrada y recta de lo que podría parecer. Posiblemente lo que hace tan carismático al papel sea que, dentro del caos y la tragedia que rodea a su vida, dentro de los desmanes y la violencia que ella genera, ella se maneja con sus propios códigos de conducta. Tiene un criterio para todo, es sagaz, de rápida deducción y veloz decisión, y es indoblegable. En particular en la escena donde ella está en la carcel siendo interrogada por los detectives, Vanessa proclama las enseñanzas de la Biblia, manteniendo su fe en la justicia divina. Y del mismo modo, ante las presiones extremas del detective Breer, termina por partirle una silla en la cabeza, pero no sin después darle un profundo discurso sobre dónde se excedió el policía.

Y mientras Vanessa cae en una espiral descendente, sólo escudada por la fortaleza de su caracter, nos topamos con Bob Wolverton. Aquí está Kiefer Sutherland en otro de esos villanos que puede interpretar hasta dormido. Las escenas iniciales entre Bob y Vanessa son formidables, porque el dúo realmente establece una situación de camaradería. Pero las circunstancias cambian rápidamente, y Vanessa – que estaba quitando su escudo y mostrando su lado humano y débil – cae en la cuenta muy rápidamente de qué personaje es realmente Bob. No sólo tiene unos parlamentos realmente inteligentes, sino que las acciones siguen una sucesión lógica absolutamente admirable: Vanessa logra dar vuelta la situación y Bob pasa a ser la víctima. Esta es una Caperucita que resulta ser mucho más brava que el mismo Lobo. El espectador realmente se sobresalta cuando la chica le descarga el arma encima al pedófilo. Eso es totalmente inesperado.

El film en todo momento cambia de situaciones, y los personajes hablan todo el tiempo, siempre con muchísima inteligencia y humor. Existen momentos en que la película pareciera que fuera a perder ese brillo – en especial en el pico de tensión entre Bob y Vanessa en la autopista -, pero el guión corta por lo sano cuando pretende volverse moralista o caer en un clisé. Lo que sigue es una larga y enmarañada trayectoria hacia el climax, simplemente porque el director va metiendo giros de tuerca como para que el relato no resulte lineal, si bien uno está absolutamente seguro que estos dos se van a encontrar tarde o temprano y va a haber sangre. Todos los secundarios están perfectos, en especial los detectives que interpretan Dan Hedaya y Wolfgang Bodinson, proque suenan humanos y sinceros. Bodinson, en especial, que podría haber caído en la caricatura o en el clisé del policía malo, es quien termina por redimir a la chica. Y si hay algun defecto menor que se puede achacar, sería el papel de Brooke Shields que termina siendo algo decorativo como la esposa ingenua del asesino pedofilo. (nota para la trivia: el papel de la abuela está interpretado por Kitty Fox, una conocida actriz madura del cine porno)

Es una película sorprendente y extremadamente cómica. En más de un sentido es como si Tarantino hiciera su propia adaptación de Caperucita Roja. Quizás al final las cosas se comienzan a estirar un poco de más – especialmente en cuanto a la credibilidad de las situaciones que encadenan para dar lugar al climax -, pero no le quitan brillo en absoluto. Es cínica, graciosa, sorprendente y brillante. Totalmente recomendable.