Crítica: Festín Diabólico (Feast) (2005)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 2005: Balthazar Getty (Bozo), Navi Rawat (heroina), Duane Whitaker (jefe), Henry Rollins (director), Krista Allen (Tuffy), Judah Friedlander (chico de la cerveza), Clu Gulager (barman), Jenny Wade (caramelito), Josh Zuckerman (rueditas), Eileen Ryan (abuela), Jason Mewes (como él mismo), Eric Dane (héroe)

Director: John Gulager, Guión: Marcus Dunstan & Patrick Melton

Trama: Es casi medianoche en una cantina ubicada en el medio de un desierto en California, cuando irrumpe en la misma un hombre bañado en sangre y le pide a gritos a la clientela que se atrinchere ya que una horda de monstruos viene hacia el lugar. La gente no toma en serio las advertencias hasta que el hombre es despedazado por enormes garras que entran por la ventana. En estado de pánico los clientes comienzan a fortificar como pueden el establecimiento. Pero las defensas y las armas son precarias y escasas, y ahora deberán librar una batalla salvaje para salvar sus vidas.

Festin Diabolico (Feast) Feast es un producto generado por el llamado Proyecto Greenlight, una iniciativa creada por Matt Damon y Ben Affleck para fomentar a nuevos cineastas. Es una idea parecida al más conocido Proyecto 24 de TNT, sólo que disponen de más tiempo y entra en el formato propio de los reality, con jurados de notables definiendo rondas de participantes supervivientes. En sí el proyecto de Feast viene de la mano del hijo de Clu Gulager – conocido actor de reparto que muchos recordarán de la cómica El Regreso de los Muertos Vivos, y que aquí tiene el papel del cantinero -, y el libreto queda en manos de Marcus Dunstan y Patrick Melton, quienes a partir del éxito obtenido terminarían por hacerse cargo de la saga El Juego del Miedo con la muy buena Saw IV y la mediocre Saw V.

He aquí una idea de terror completamente minimalista y concretada con gran eficiencia. Pongan a un grupo de individuos en un bar en medio de la nada (compuesto por actores televisivos que vienen de tiras como What About Brian?, Grey´s Anatomy, etc), a una horda de monstruos acosándolos, mezclen bien y sirva en copas con abundante hielo. Al relato no le interesan las historias de origen – lo cual terminaría por hacerlo caer en leyendas posiblemente ridículas -, o si la situación en sí en creíble. Lo único que le importa al director John Gulager es despacharse con 90 minutos de pura adrenalina. Y, como habitualmente los personajes de las películas de terror son escritos de manera lamentable, al guión se le ocurre la idea brillante de poner todo tipo de estereotipo posible – el héroe, el niño, el paralítico, el cobarde heroico, el charlatán, el borracho – y tomárselo literalmente para la chacota. El comienzo de la película es brillante, donde la pantalla se congela unos segundos presentando a cada personaje arquetípico y diciendo sus expectativas de vida… cosa que minutos después se va completamente a los caños, liquidando a todos los candidatos posibles (y habituales) a sobrevivir en menos de lo que canta un gallo.

Si uno quiere, Feast hace por el género de monstruos a la Alien lo mismo que Scream hace por el slasher. El guión se empeña en ridiculizar y voltear todo cliché conocido, liquidando aún a los más impensados y de la manera más políticamente incorrecta que se le ocurra. El héroe dura dos minutos y, así como eso, se despacha con un montón de muertes sorpresivas.

Y si por el lado humano las cosas no van en serio, a la hora de ver a los monstruos se dispara con mayor sarcasmo. Estéticamente son espantosos y en acción son sanguinarios, pero por otro lado tienen sus momentos sideralmente camp, como cuando tienen “sexo de monstruos” (creo que nunca ví algo parecido en ningún film). Hay una obsesión por mostrar la vida sexual de los bicharracos que da lugar a escenas completamente bizarras como el sexo oral involuntario de la milf rockera. Entre cosas así y algún que otro infectado dentro del bar, la película se reserva unas cuantas escenas que bordean el límite de lo vomitivo. Eso sí, con mucho humor negro.

Feast es una película fenomenal, un clásico de culto desde el primer fotograma. No le hace asco a nada, destroza los clichés, y tiene momentos monumentalmente graciosos. Quizás en el segundo acto pierda algo de su humor, pero nunca deja de entretener y recupera la gracia para el capítulo final. Si le gusta el terror bien sangriento y dosificado con humor del bueno, resérvela ya.

FEAST

La saga de Festin Diabolico (Feast) se compone de: Feast (2005), Feast 2; Sloppy Seconds (2008) y Feast 3: The Happy Finish (2009)