Crítica: Fase IV (Sucesos en la Cuarta Fase) (1974)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1974: Michael Murphy (James R. Lesko), Nigel Davenport (Dr. Ernest D. Hubbs), Lynne Frederick (Kendra Eldridge), Alan Gifford (Mr. Eldridge)

Director: Saul Bass, Guión: Mayo Simon, sobre la novela de Barry N. Malzberg

Trama: El Dr. Ernest Hubbs ha descubierto que las hormigas del desierto han sufrido algún tipo de mutación, ya que las distintas clases de su especie han comenzado a trabajar en conjunto y están depredando enormes extensiones de tierra. Con el visto bueno del gobierno – quienes han desalojado la zona -, Hubbs y el criptólogo James Lesko se dirigen a la zona, dispuestos a montar un laboratorio móvil y estudiar a los insectos. Pero el panorama que encuentran es desolador: gigantescos hormigueros de extrañas formas geométricas se levantan en medio del desierto, y todos los animales – sin importar el tamaño – han sido depredados sin piedad. Hubbs cree que las hormigas han evolucionado hasta convertirse en una raza inteligente y voraz, capaz de apoderarse de la Tierra en cuestión de semanas. Y la prueba está en que Hubbs y Lesko han comenzado a sentir el asedio de los insectos, quienes han rodeado al laboratorio y han destrozado los autos y los equipos de comunicaciones, y se encuentran esperando el momento adecuado para abalanzarse sobre ellos.

Crítica: Fase IV (Sucesos en la Cuarta Fase) (1974)

No sé si ustedes lo tienen a Saul Bass. Un tipo que trabajó durante años con Alfred Hitchcock creando las secuencias de títulos de sus películas, y de quien se dice que colaboró con el maestro para desarrollar la famosa escena de la ducha de Psicosis (1960). Bass fue un fabuloso creativo e hizo que los títulos de crédito de los filmes – algo que nadie le daba demasiada bola – se transformaran en un arte (su influencia sigue hasta hoy en día). En 1974 Saul Bass decidió probar suerte con la dirección y se despachó con Phase IV (bautizada en español como Sucesos en la Cuarta Fase), un filme de ciencia ficción pensante. Pero como nadie fue a verla y, para colmo, el estudio metió mano alterándole el final, Bass se enojó para el demonio y decidió colgar los guantes como director de una vez y para siempre.

Lo cual es una verdadera lástima ya que Fase IV es una película excepcional. Es cierto que tiene un par de detalles tontos y un final castrado – el manipulado por los productores -, pero es un filme muy inteligente y atrapante… y he visto muy pocas películas que posean dichas cualidades.

Por supuesto, es un título que exige paciencia. No es una película particularmente densa, pero se toma sus largos tiempos para crear un clima formidable. Es un título que entra en la categoría de 2001, Odisea del Espacio, Pi o Coloso 1980: El Proyecto Forbinno esperen ver explosiones ni muertes espectaculares, sino que aquí se trata de ideas inquietantes expuestas con cuentagotas -. Precisamente el filme es una mezcla entre Marabunta, La Amenaza de Andrómeda y Las Crónicas de Hellstrom (un impresionante documental que teorizaba que el futuro de la Tierra le pertenecía a los insectos). Hay un evento cósmico desconocido que prácticamente no afecta a nadie en el Universo… excepto a las hormigas de nuestro planeta. Ahora todas las razas de hormigas parecen haberse unificado y operan de manera excepcionalmente inteligente y voraz. Un científico viaja al desierto a estudiarlas y descubre cosas inauditas – sembradíos devorados en forma rectangular (cuando en la matemática de la naturaleza sólo se da lo amorfo o lo circular), hormigueros gigantescos que parecen torres, un ataque sistemático de los insectos hacia las zonas pobladas -, y decide plantarse en medio de la zona con un domo geodésico lleno de chiches tecnológicos. Allí descubre que las hormigas han desarrollado un lenguaje acústico y se están comportando de manera inteligente y colectiva. Y ya que ellos son los primeros humanos que han intentado comunicarse con los insectos en su propio lenguaje, ahora las hormigas han decidido aislarlos del mundo sitiándolos en el domo. Ni las defensas del laboratorio – una batería de rociadores con diferentes insecticidas de alta letalidad – parecen servir, ya que los insectos absorben el veneno y se lo entregan a la reina para que engendre en menos de 24 horas una nueva generación de hormigas inmunes a los pesticidas. Inquietante, ¿no?.

Aquí no hay terror sino ideas y, sobre todo, formidables ideas. Los insectos se comportan como verdaderos alienígenas ocultos en nuestro mundo, una masa imparable e indestructible que nos observa, nos mide y nos ataca en los puntos más vulnerables. Son una nueva raza destinada a dominar el planeta, dejándonos obsoletos sin que nadie nos advirtiera. Es cierto que el filme tiene su cuota de tonterias – las hormigas destruyen el motor de un auto, o liquidan los circuitos electricos del aire acondicionado (como si los insectos tuvieran conocimientos tecnológicos o supieran para qué sirven dichos objetos); o aniquilan a una mantis, tomándola de una pata y haciéndola tocar un contacto eléctrico para electrocutarla (como si fueran dos personas peleando!) – y el final está castrado, dejando una vaga noción de que los humanos ahora son los esclavos de los insectos (en el trailer del filme que puede verse en YouTube hay indicios de los 9 minutos que le podaron a Saul Bass y que dan cuenta que los insectos han engendrado una nueva raza mutante, hibrida entre hormiga y humano).

Si tiene tiempo y paciencia Fase IV es una película inteligente y desafiante. Las tomas en miniatura de los insectos los convierten en verdaderos actores y resulta fascinante. Los elaborados planos visuales de Saul Bass son formidables. Y todo el tema está tratado con seriedad y altura. Repito: es una lástima, una verdadera lástima que Bass abandonara la dirección, porque acá daba muestras de talento puro e inimitable, un don que está reservado exclusivamente a los genios y que aquí pudimos ver por única vez.