Crítica: El Exorcista III (The Exorcist III) (1990)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1990: George C. Scott (teniente William Kinderman), Brad Dourif (James Venamun), Ed Flanders (padre Joseph Dyer), Jason Miller (padre Karras), Nicol Williamson (padre Paul Morning), Nancy Fish (Julie Allerson), Scott Wilson (Dr Temple)

Director: William Peter Blatty, Guión: William Peter Blatty basado en su novela Legion, Musica – Barry Devorzon

Trama: El teniente Kinderman y el padre Dyer se reunen frecuentemente para asistir al cine, especialmente desde el caso del exorcismo de la niña Regan MacNeil ocurrido 15 años atrás. A Kinderman lo atormenta la aparición de numerosas victimas mutiladas tal como lo hiciera el asesino serial Géminis en el mismo lapso de tiempo. Pero la violenta muerte de Dyer en una sala de hospital – y con los mismos signos que dejaba Geminis – atrae la atención de Kinderman hacia el pabellón siquiátrico del nosocomio, donde reside un misterioso paciente amnésico que parece controlar al cuerpo médico. Lo que sorprende al teniente es que el paciente X resulta ser físicamente idéntico al fallecido padre Damien Karras; y pronto el individuo comienza a revelarse como poseído por el espíritu de Karras y del asesino Geminis.

El Exorcista III Esta es la segunda secuela del megahit del género de terror El Exorcista (1973). La primera continuación, a manos de John Boorman, fue universalmente repudiada en 1977 y dejó a la saga en el limbo durante 13 años, hasta que el autor de la novela original – William Peter Blatty – obtuviera luz verde para hacerse cargo del proyecto. A pesar de tener su reticencia sobre la eficiencia de las secuelas, El Exorcista III termina siendo una película ultra sólida, si bien carece de la capacidad de impacto cultural del primer film.

Aquí Blatty termina por adaptar su propia novela Legion, que tenía algunos puntos de contacto con El Exorcista – básicamente la historia del cuerpo reposeído de Damien Karras y la participación del teniente Kinderman y del padre Dyer en la trama -, y la maquilla con mayor cantidad de detalles para entroncarla con el film de William Friedkin. Pero también eso sucedió porque el estudio empezó a meter mano, forzando a incluír un personaje realmente descolgado – el padre Morning – como para justificar que el film tenía escenas de exorcismos. El resultado final es un film impecable, ligeramente opacado por 5 minutos de puro efectismo en el climax, que vuelve a probar que los estudios meten los dedos donde no deben.

El Exorcista III funciona como un sólido thriller. Aquí regresa el teniente Kinderman en la piel de George C. Scott (Lee J. Cobb había fallecido en 1976), el padre Karras (con la performance del actor original, Jason Miller), y el personaje del padre Dyer, ahora con la interpretación de Ed Flanders en vez de William O’Malley. Es notable ver la diferencia de calidad de un film cuando se basa en una novela; y aquí los caracteres están desarrollados de manera impecable, carismáticos, tridimensionales y humanos. En especial el duelo de genios entre los papeles de Kinderman y Dyer, que resulta creíble. Todo termina siendo una sucesión de pistas para llegar al paciente X, que resulta ser el padre Karras poseído por el demonio y por el asesino serial Geminis. Y, sinceramente, lo que realiza Blatty como director y guionista es realmente artesanal para poder generar una explicación digerible de cómo el destrozado cuerpo de Karras sigue aún con vida. Originalmente todo el papel del paciente X estaba a cargo completamente de Brad Dourif, hasta que el estudio obligó a nuevas tomas con Jason Miller las que resultan mezcladas en el montaje (y que representan mejor la idea de un individuo poseído por multiples espíritus).

Las performances son realmente buenas; habitualmente George C. Scott carece de simpatía (salvo Dr. Strangelove o alguna comedia perdida con Tony Curtis) pero aquí resulta amable y carismático. Incluso la sobreactuación habitual de Brad Dourif está controlada y resulta efectiva. Pero lo que funciona verdaderamente es el clima de suspenso que logra armar Blatty, con un par de sobresaltos espectaculares como la excelente secuencia nocturna en el hospital. Si uno puede reprochar algo es la inclusión artificial del personaje del padre Morning en la trama, algo que está pegado con saliva y se nota a la legua. Nicol Williamson apenas tiene un par de líneas en todo el libreto, carece de relación con los personajes principales y aparece de la nada realizando un exorcismo. Así mismo dicha secuencia es excesiva – demasiado efectismo -, y uno nota los saltos narrativos – entre el corte del estudio y el corte original del director -. De todos modos el final es muy bueno.

El Exorcista III es una película notable. Ciertamente no aborda un terreno nuevo y carece del shock cultural de lo que fuera el primer film, pero es una secuela brillante. Tiene sus buenos sustos, es apasionante y es sólida. Y desde ya merece nuestra sincera recomendación.

LA SAGA DE EL EXORCISTA

El Exorcista (1973) – El Exorcista II: El Hereje (1977) – El Exorcista III (1990) – El Exorcista: El Comienzo (2004) – Dominion: Precuela de El Exorcista (2005)