Crítica: Espejito, Espejito (2012)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2012: Lily Collins (Blanca Nieves), Julia Roberts (la Reina), Armie Hammer (Principe Alcott), Nathan Lane (Brighton), Martin Klebba (Carnicero), Jordan Prentice (Napoleon)

Director: Tarsem Singh, Guión: Jason Keller & Melissa Wallack

Trama: El Rey ha quedado viudo y ha decidido buscarse una reina para cuidar a su pequeña hija Blanca Nieves y paliar su soledad. Pero la nueva Reina es malvada y pérfida, y ha decidido hacer desaparecer a su marido – tendiéndole una trampa en el bosque – a la vez de encerrar a la pequeña heredera en su cuarto por el resto de su vida. Sin embargo Blanca Nieves ha crecido y ha comenzado a escabullirse entre las bambalinas de palacio, siempre con el aval silencioso de sus fieles sirvientes. Aún con todo ello este delicado balance empieza a cambiar con la llegada de un visitante, el príncipe Alcott, hombre en el cual ambas mujeres han posado su mirada. Decidida a sacar a Blanca Nieves de la competencia, la Reina ordena a su ayudante Brighton a que lleve a la muchacha al bosque y la asesine… pero el mayordomo – que ha cuidado a la niña desde su nacimiento – es incapaz de cumplir la orden y la deja escapar. Siendo recogida por un grupo de enanos – devenidos en asaltantes de caminos -, la joven encuentra reparo y pronto aprende las artes del oficio de robar de las manos de sus diminutos compañeros. Y, al enterarse que el príncipe le ha dado el sí a la propuesta de la Reina – gracias a un hechizo y por lo cual se está montando de apuro una boda real para la mañana siguiente -, la joven deberá hacerse de valor y rescatar a su amado… aún cuando todas las chances están en su contra.

Julia Roberts se da una panzada de sobreactuación en Espejito, Espejito (2012) Julia Roberts se da una panzada de sobreactuación en Espejito, Espejito (2012)

Espejito, Espejito (2012) Hablando de bodrios sobreproducidos (o películas malas protagonizadas por Arnie Hammer) Espejito, Espejito es una versión modernizada del cuento de Blanca Nieves, historia clásica si las hay y cuya máxima versión le corresponde a la animada por Disney en 1937. Pero la de Disney no ha sido la única y, cada tanto, Hollywood se da maña para regurgitar alguna que otra. La versión Disney hizo el trabajo de marketing por el cual el nombre es ultra conocido en todo el mundo y, como el cuento de los hermanos Grimm está en dominio público, es facil subirse al carro y armar su propia versión – algo similar a lo que ocurre con Drácula, Frankenstein y otros tantos personajes cuyas reversiones saturan y hastían, pero que se siguen produciendo simplemente porque se tratan de marcas reconocidas a nivel mundial por las cuales no se paga un centavo de derechos de autor -. No hace mucho tuvimos la excelente Blancanieves y el Cazador (2012), pero han existido otras de diversa calidad como todo lo que crece en la viña del señor. Y, definitivamente, la de Tarsem Singh no pasará a la historia como una de las mejores.

El problema es el tono y el casting. Julia Roberts no es la mujer mas bella del mundo ni la primera opción que se me hubiera ocurrido para el papel – algo que no tenía discusión con el casting de Charlize Theron en Blancanieves y el Cazador -. Tampoco Lily Collins – con esas cejas en forma de ferrocarril -, aunque debo admitir que es simpática y tiene su carisma. Y por último el rey de los palurdos Arnie Hammer, el cual no ha calzado bien en ninguno de los papeles que le conozco. Por lo menos Hammer se redime en una escena de 5 minutos en donde cae bajo el hechizo de la Roberts y se cree un perro – y, por lejos, debe ser lo mejor del filme -.

Pero si el casting es discutible, peor es el tema del enfoque. Es tan camp que parece un episodio extendido de Batman 1966. Todos sobreactúan, hablan con coloquialismos modernos – “el principe parece un chango sudado”; “esto es lo que está a la moda” – y el clima de credibilidad se diluye porque nadie parece tomarse en serio la trama. ¿Alguien cree por algún momento que la reina destila amenaza o que la Collins corre serio riesgo de muerte?. Ni siquiera la bestia que habita en los bosques – y que supone el enfrentamiento final de Blancanieves – asusta, ya que parece un monigote hecho con pedazos de muñequitos Kinder.

Desde ya la puesta en escena de Tarsem Singh – La Celda – es exquisita; el lujo abunda y la paleta de colores es sublime; también hay un par de ideas interesantes como la de transformar a los enanos en forajidos que viven en los bosques. Lástima que el contenido es mediocre y que no esté a la altura de las circunstancias. Modernizar un clásico no significa convertirlo en una comedia tipo las de Adam Sandler. Acá el vestuario, los decorados y el cast flotan en un libreto mal escrito, bobo y caprichoso, el cual arruina todo el potencial de la obra. Blancanieves y el Cazador tampoco es un clásico pero, al menos, le daba un enfoque distinto e intentaba hacer algo interesante … algo que aquí no ocurre y lo cual no sería tan grave si al menos los chascarrillos tuvieran gracia.