Crítica: Entrevista con el Vampiro (1994)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1994: Brad Pitt (Louis), Tom Cruise (Lestat), Kirsten Dunst (Claudia), Antonio Banderas (Armand), Christian Slater (Daniel Molloy), Stephen Rea (Santiago)

Director: Neil Jordan, Guión: Anne Rice, basada en su propia novela

Trama: El periodista Daniel Molloy acude a una entrevista nocturna con un extraño personaje que dice tener una historia interesante para contarle. El mismo se identifica como Louis de Pointe Du Lac, un hacendado que viviera en la Nueva Orleans del siglo XVIII, y que perdiera a su mujer y su hija durante el parto de la niña. En ese entonces la amargura de su vida impulsó sus deseos suicidas y ello llamó la atención de un vampiro inmortal llamado Lestat de Lioncourt, el que terminaría por ofrecerle la posibilidad de una nueva vida si aceptaba convertirse en una criatura de la noche. Y el relato continúa con las desventuras de Louis y Lestat a lo largo de los siglos, debatiéndose entre el rechazo y la aceptación de su condición vampírica, y la soledad de ser los últimos representantes de su raza.

Entrevista con el Vampiro Entrevista con el Vampiro está basada en la novela homónima escrita por Anne Rice en 1976. En su momento Rice adaptaría el libro al formato de miniserie televisiva, teniendo en mente a Rutger Hauer y John Travolta en los papeles de Lestat y Louis respectivamente, pero el proyecto no terminaría de cuajar, y la novela daría vueltas por los estudios durante décadas. Finalmente el magnate discográfico David Geffen terminaría por impulsar la adaptación, llamando al renombrado director Neil Jordan para comandar el rodaje.

En sí, lo que hace Rice no es más que tomar la imaginería vampírica aggiornada que había creado los estudios Hammer en los años 60 y llevarla un paso más allá. La Hammer había transformado a los vampiros en seres despiadados pero de enorme magnetismo sexual, y Rice castró sus intenciones malévolas, convirtiéndolos en antihéroes seductores, trágicos, solitarios y melancólicos. Es una visión romántica válida, pero aquí Jordan lo lleva al extremo, haciendo que los protagonistas de Entrevista con el Vampiro parezcan salidos del casting de una cinta porno gay, exudando sexualidad y belleza, y sufriendo como unas magdalenas por el hecho de ser los últimos de su raza. Es una visión tan exagerada que casi bordea la autoparodia, cuando dicho aspecto podría haberse realizado de una manera mucho más sutil.

Pero, en todo caso, eso termina siendo un aspecto estético que no termina por empañar una buena historia. En sí, hay mucho en común con Highlander, el Inmortal (de 1986, y que posiblemente se haya inspirado en más de un sentido en el original de Rice) sobre la soledad que implica la inmortalidad. El Louis de Brad Pitt es un vampiro con alma, triste por su condición de paria en el universo de los seres vivientes, lo que termina por convertirlo en una especie de filósofo de su condición sobrenatural. Las conclusiones a las que llega son fascinantes – es un vampiro existencialista -, y develan aspectos nunca antes considerados sobre el ancestral mito. En contraposición a Louis tenemos al sicópata de Lestat, el cual se hace un picnic con sus superpoderes y procura sacarle provecho siempre que puede. Pero aún en la voracidad asesina de Lestat hay espacio para melancolía, y la prueba está en la conversión de una niña que hayan durante una epidemia de peste en Nueva Orleans. Ahora forman una familia – ¿una familia gay? – y ya no se sienten tan solos.

Las performances son notables, pero quien se roba el filme sin lugar a dudas es Kirsten Dunst, quien es una sicópata aún mas peligrosa que el mismo Lestat de Tom Cruise. El concepto del vampiro eternamente niño (y adulto en su interior) es repelente y compulsivamente fascinante, y sería profundizado en otros filmes con la sueca Dejame Entrar (2008). Por su lado, toda la imaginería del vampiro como héroe romántico desembocaría en cosas tales como la saga de Crepúsculo (2008). Lo que uno debe entender es que Rice fue una de las impulsoras de la renovación del género, en una década en donde los vampiros estaban en proceso de cambio. En 1972 Kolchak: The Night Stalker sacó a los vampiros de sus castillos góticos y los llevó al mundo moderno. Aquí Rice hace el mismo proceso – Louis termina viviendo en la actualidad -, con la diferencia de que él es una figura romántica, un aventurero que ha sobrevivido siglos y que ha visto cómo cambiaba el mundo mientras se afligía en su propia soledad. Si uno tuviera que acotar algo al respecto, sería en cuestionarse cómo Louis ha llegado vivo hasta nuestros días con semejante carga emocional – como le dice Antonio Banderas en un momento: “el peor enemigo del vampiro es el vampiro mismo, que no termina de soportar su propia inmortalidad” -. El otro punto a cuestionar es la suerte corrida por Lestat, que es algo traída de los pelos y cuya reaparición parece un golpe de efecto creado por el autor y/o el estudio – que no querían desprenderse de un personaje con mucho potencial -.

Entrevista con el Vampiro es un gran filme. Hay que perdonarle un par de detalles conceptuales y toda la imaginería exageradamente gay, puntos que podrían haberse limado o abordado con mucho más tacto; pero, por el resto, es una fascinante reflexión de una criatura sobrenatural sobre su propia condición inmortal.