Crítica: Elvira, la Dama de la Oscuridad (1988)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1988: Cassandra Peterson (Elvira), Daniel Greene (Bob Redding), W. Morgan Sheppard (Vincent Talbot), Edie McClurg (Chastity Pariah), Susan Kellerman (Patty), William Duell (Leslie Meeker), Pat Crawford Brown (Sra. Meeker)

Director: James Signorelli, Guión: Sam Egan, John Paragon & Cassandra Peterson

Trama: Elvira es la exótica anfitriona de un ciclo televisivo nocturno dedicado a exhibir películas malas de terror y ciencia ficción. Pero la emisora ha cambiado de manos, y el nuevo dueño tiene la intención de explotar sexualmente a sus empleadas más pulposas a cambio de que mantengan sus puestos de trabajo. Negándose a ser tratada como un objeto sexual, Elvira renuncia y planea montar un show en Las Vegas, proyecto para el cual precisa 50.000 dólares que no posee. Pero el destino ha jugado sus cartas, y justa la chica recibe un telegrama que le informa que ha recibido una herencia por parte de una tía abuela, la cual le ha dejado una casa y un libro de recetas. Ahora Elvira ha viajado hasta el pueblo de Fallwell para reclamar sus bienes – en especial la casa, de cuya venta saldría el dinero para financiar su show -, pero pronto encuentra la resistencia de los conservadores lugareños, quienes se alteran ante su excéntrica apariencia. Para colmo Elvira ha comenzado a ser acosada por su siniestro tío, el cual posee un exagerado interés en el libro de recetas… pero el mismo resulta ser un compendio de hechizos que su tia abuela ha recompilado durante años y que le permitirían convertirse en un malvado brujo todo poderoso. Y ahora la bizarra presentadora deberá lidiar con los conservadores y con los satanistas, cada uno de los cuales reclama (a su manera) su hermosa cabeza.

Elvira, la Dama de la Oscuridad Hay gente talentosa que puede crear infinidad de obras y personajes memorables; y hay otro tipo de gente talentosa que simplemente dan en una única tecla, crean algo singular y se dedican a explotarlo toda su vida. Ese es el caso de Cassandra Peterson, una deliciosa actriz que desde 1981 vive de su personaje Elvira, la Dama de la Oscuridad. Para aquel entonces Peterson era una chica probando suerte en el show business, recorriendo night clubs a lo largo de todo los Estados Unidos con su acto cómico / musical. Pero justo el destino tocó a su puerta cuando se presentó a un casting del canal de televisión de Los Angeles KHJ-TV, el cual estaba buscando una presentadora para un ciclo nocturno de filmes de terror. La idea de los productores no era nueva: venía de 1969 cuando el actor Larry Vincent hacía lo mismo, ataviado como un bizarro cazador de vampiros, en el programa Fright Night (si todo esto les suena conocido, es porque el filme La Hora del Espanto era un sentido homenaje al show, con la única diferencia que el protagonista se llamaba Peter Vincent). Pero Vincent falleció en 1975 y, seis años después, los mismos productores se abocaron a revivir el programa. La primera opción fue llamar a “Vampira” Murni (sí, la misma de Plan 9 del Espacio Exterior que, dicho sea de paso, obtuvo su fama precisamente como anfitriona de un ciclo de cine de terror). Las cosas con la Murni se complicaron y decidieron crear un personaje nuevo, tras lo cual aparece la Peterson en escena. Dándole via libre para que moldee a su gusto a su criatura, la Peterson apareció con este hibrido, mezcla de Vampira, Morticia Adams y dark punk neo gótica, una monumental mujer ceñida con un traje elastizado que no dejaba nada a la imaginación y que se despachaba todo el tiempo con entradas de doble sentido. Elvira debutó en el programa Elvira’s Movie Macabre en setiembre de 1981 y se convirtió en un éxito de culto de tanta resonancia que el personaje ha continuado hasta el día de hoy, ya sea con filmes propios, participando como invitada en peliculas y series, generando una tonelada de merchandising y manteniendo (con variantes) el modelo del show original.

Este filme data de 1988, cuando Elvira / Peterson estaban en el pico de su popularidad. En sí no hay nada de original en el filme, y ni siquiera es uno demasiado bueno que digamos; pero es tan potente la presencia en escena de la Peterson que toda la cosa termina resultando una gozada. La gracia reside en que se trata de una mujer de un físico impresionante que no duda en reirse de su propia sexualidad, y se la pasa disparando chistes malos mientras comete torpezas todo el tiempo. Es como una especie de versión dark de Betty Boop, adorable por donde se la mire, y una come hombre de aquellas pero con corazón de oro. La Peterson no duda un instante en burlarse de sí misma, ensuciarse, dejar que la toqueteen por todos lados o que la traten como un objeto sexual y, a su vez, demostrar que tiene la mejor de las intenciones. Acá es una citadina impertinente que llega a un pueblo ultraconservador de los Estados Unidos y se dedica a armar bardo, simplemente porque su presencia es demasiado sexual. Por otra parte, el componente fantástico viene porque tiene genes de hechicera y hay un tío siniestro que desea aprovecharse de ella. Ello sirve para proveerle un grand finale lleno de efectos especiales baratos.

Es posible que la calificación sea muy exagerada, pero pocas veces me he reido tanto como con Elvira, la Dama de la Oscuridad. Es muy fácil enamorarse de la protagonista y de las burradas que comete, con lo cual uno se pone en el tono exacto para festejar cualquier pavada que haga. El resto del cast está medio pintado, pero sólo existe para que la Peterson tenga alguien a quien dispararle un chiste a la cara. Está Daniel Green, horrendo actor si los hay y que tendría su propio protagónico en la tanísima Cyborg, Brazo de Acero (1986); está el finado Jeff Conaway (Grease), laburando en un papel de tercera para pagar el alquiler; Frank Collinson, el mismo sobre-actor de Dra. Quinn y The Happening; y William Morgan Sheppard, un actor de carácter que se toma demasiado en serio su papel de villano. Las situaciones son bizarras y poco creíbles, la historia hace agua por los cuatro costados… pero todo ese delirio resulta divertido como pocos.

Oh sí, esta columna te recomienda Elvira, la Dama de la Oscuridad. Tiene humor nerd como para nosotros, y tiene humor sexista… también como para nosotros. Como sea, ver a la Peterson en acción es para hacerse el plato y lo que menos importa es el argumento, al cual jamás le pediremos que gane un Oscar sino que simplemente nos entretenga un rato.