Crítica: Por unos Dólares Más (1965)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Italia / Alemania Occidental / España, 1965: Clint Eastwood (Monco), Lee Van Cleef (coronel Douglas Mortimer), Gian Maria Volonté (El Indio), Luigi Pistilli (Groggy), Klaus Kinski (Salvaje)

Director: Sergio Leone, Guión: Sergio Leone & Luciano Vincenzoni

Recomendación del Editor

Trama: Siglo XIX, el lejano oeste, cerca de la frontera entre Estados Unidos y México. El destino de dos cazarrecompensas – Monco y el coronel Douglas Mortimer – va camino de entrecruzarse cuando ambos deciden que su próxima presa será el peligroso forajido conocido como El Indio. Ahora el criminal y su banda se apresta a dar el mejor golpe de sus carreras, robando la caja fuerte del banco de El Paso, y haciéndose con un botín de medio millón de dólares. Y si bien Monco se ha infiltrado en la banda, el Indio es demasiado listo como para no sospechar sus segundas intenciones. Ahora el Indio ha decidido revelar sus cartas, emboscando a los cazarrecompensas en el pueblito de Aguas Calientes; pero Monco y Mortimer tienen un par de ases en la manga y las cosas no saldrán como lo planeado para el desquiciado forajido y su pandilla.

Por Unos Dolares Mas Este es el capítulo del medio de la llamada Trilogía del Dólar de Sergio Leone. Cuenta la historia que el estreno de Por un Puñado de Dólares (1964) resultó en un hit tan enorme e inesperado que los productores del filme comenzaron a presionar a Leone para que generara una secuela… y el único modo que tuvieron de convencerlo fue reteniéndole la paga hasta que firmara el contrato correspondiente. A su vez Clint Eastwood no estaba interesado en rodar una continuación, especialmente porque Por un Puñado de Dólares aún no se había estrenado en Norteamérica y no tenía ni idea del corte final de la película. Los productores empaquetaron una versión italiana de la película – aún no estaba listo el corte con el doblaje en inglés, ya que el filme no se había presentado aún en países sajones – y la despacharon a USA. Eastwood encerró a sus amigos en la sala de proyecciones de su casa y – anticipando que sería una película barata y mediocre, como eran los filmes italianos de género de aquella época -, se dispuso a torpedearla en una noche de ronda de cervezas y chistes. Lo que no pudo imaginar es que la platea se sumió en un silencio reverencial y – aún sin entender un ápice de italiano -, pudieron seguir la trama, excitándose con las secuencias de acción. Al día siguiente Eastwood estaba firmando el contrato para rodar la secuela.

Es imposible transmitir en palabras lo gloriosa que es la Trilogía del Dólar de Leone. Es un universo western completamente irreal, compuesto por super hombres imperturbables, sagaces, y de moral completamente turbia. Aquí hay un montón de gags que en cualquier otro filme resultarían atroces – gente volándole de un disparo la punta del habano a Eastwood; duelos en salones cerrados atestados de gente (como cuando el Indio liquida al traidor que lo mandó a prisión); muertes exageradas hasta el paroxismo; y un largo etcétera – pero que uno termina por reverenciarlos simplemente porque Leone hace la atmósfera adecuada con mayúsculas y letras subrayadas. Es un comic viviente, de fuerzas implacables y antagónicas, en donde uno se relame anticipando el inevitable choque frontal que ocurrirá en el clímax.

Aquí el villano de marras es Gian Maria Volonté, un actor de método cuya interpretación es, por momentos, demasiado moderna para mi gusto. Su Indio es un sicópata declarado, que cae en estados de depresión repentinos y que vive drogado – es el único del elenco que fuma “cigarrillos” armados y, luego de un par de pitadas, queda en trance -, y me jugaría la cabeza a que esos detalles los agregó Volonté de su propio pecunio. Por otra parte, es un villano cruel y sagaz, y su plan para asaltar el banco de El Paso es brillante. No es el típico malvado de cartón pintado sino un sádico ingenioso que le complica la vida de sobremanera a nuestros héroes.

Es curioso notar cómo a Leone le gusta jugar con la moralidad y el doble discurso. Los villanos viven en una iglesia abandonada. La concepción del robo es explicada por el Indio desde el púlpito de la iglesia como si fuera un sermón. Por otra parte, los planes de nuestros héroes van teniendo éxito… hasta que se tientan con el dinero del botín y deciden quedárselo (y es donde son descubiertos por los pandilleros). Es como si los héroes fueran castigados por haberse tentado con el pecado. Por último está el incidente en donde Indio ataca sexualmente a una chica, ésta le quita el arma… y en vez de matar a su agresor, siente tanta vergüenza que decide pegarse un tiro. Todos estos personajes se manejan con códigos morales poco ortodoxos, a los cuales respetan y por los cuales son castigados cuando los quiebran.

El otro punto curioso es ver cómo Leone decide reprimir el tema de la venganza de Mortimer, dejándolo como una sorpresa para el final en vez de explorarlo o reiterarlo. En los filmes de venganza, el héroe vive permanentemente torturado hasta que ajusticia al asesino y puede recuperar el balance; pero aquí Mortimer es un tipo con la cabeza fría, una máquina de matar implacable y extremadamente calculadora.

Por Unos Dólares Más es entretenimiento de gloriosa calidad. La música, los tiroteos, los diálogos, el ambiente… como diría Tarantino, cuando termina el filme y se prenden las luces la gente no ha visto una película sino que ha vivido una experiencia que les ha dejado algo y que permanecerá con ellos el resto de sus vidas.

SERGIO LEONE

Por un Puñado de Dólares (1964) – Por unos Dolares Mas (1965) – Lo Bueno, lo Malo y lo Feo (1966) – Erase una Vez en el Oeste (1968) – Erase una vez la Revolución (1971) – Erase una Vez en América (1984). En este portal también comentamos Mi Nombre es Nadie (1973), con la participación no acreditada de Leone en la dirección del filme.