Crítica: Dogora, el Monstruo del Espacio (1964)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 1964: Yosuke Natsuki (inspector Kommei), Yôko Fujiyama (Masayo Kirino), Hiroshi Koizumi (Kirino), Nobuo Nakamura (Dr. Munakata), Robert Dunham (Mark Jackson)

Director: Ishiro Honda, Guión: Shinichi Sekizawa

Trama: En todas partes del mundo se suceden robos de diamantes de manera casi simultánea. En Japón el inexperiente inspector Kommei es asignado a rastrear una banda de ladrones de piedras preciosas, quienes se cree que son los principales responsables a nivel local. Pero en el camino se le cruza el misterioso Mark Jackson, un americano que trabaja para una agencia de seguros internacional y que parece tener sus propios planes. Pero a medida que avanza la investigación, Jackson y Kommei empiezan a relacionar la desaparición de los diamantes con la presencia de un gigantesco monstruo espacial que se encuentra en la órbita de la Tierra. Y es que la ameba gigante parece alimentarse de todos los derivados de carbono. La inquietud que acosa a la humanidad es qué pasara cuando las reservas de carbón y diamantes se agoten en el planeta. Y la sospecha puntual es que Dogora comience a asimilar seres humanos, cuyos cuerpos están también compuestos de carbono.

Dogora, el Monstruo del Espacio En los sesentas la Toho parecía haber entrado en una etapa de experimentación en el género fantástico. En algunos casos le había salido bien – El Hombre H, Matango, que mezclaban ciencia ficción con el cine de aventuras o el policial; la combinación de space opera con kaiju eiga, que terminaría por convertirse en algo standard en la serie de Godzilla -, y en otros casos el resultado final no era muy feliz como en El Vapor Humano o Dogora, el Monstruo del Espacio. Aquí el cóctel bizarro de turno es revolver partes iguales de kaiju eiga y cine policial con algunas gotas de intriga internacional. Y el resultado final deja muchísimo que desear.

Algunos consideran que Dogora es en realidad una comedia. Ciertamente hay algunos momentos muy disparatados – como en una escena en que Kommei está atado y libera a Mark Jackson, disparándole a sus esposas … con el detalle que Kommei está de espaldas (wtf!) y no tiene manera de ver a dónde apunta -, pero son muy aislados. Pero los mayores problemas de Space Monster Dogora son que es incoherente y aburrida. Aún para los delirios fumados del género fantástico japonés, éste es un argumento que no pega ni con moco – cada vez que los ladrones van a robar diamantes, aparece la ameba gigante dispuesta a devorarse las piedras -; y como la mayor parte del tiempo la historia se centra en los anodinos humanos, el monstruo se ve poco y nada.

Y es que en realidad a uno le da la impresión de que la historia era en realidad un policial a la que le metieron con calzador un monstruo. El bicho de turno está más que ok, una medusa espacial que aparece entre las nubes y absorbe como una aspiradora gigante yacimientos de carbón y diamantes para su desayuno. La visión del monstruo flotando en el cielo y lanzando sus tentáculos hacia puentes y edificios es casi lovecraftiana – me hace acordar al clímax de la primera entrega de Hellboy -. Eiji Tsuburaya estaba inspirado con los efectos especiales. El tema es que Dogora aparece 5 minutos en toda la película, así que tenemos que tragarnos una trama larga y disparatada. La gente hace proezas físicas imposibles. El americano de turno en el casting juega a varias puntas. Hay dobles y triples traiciones sin demasiado sentido. Criminales y policías parecen omniscientes y saben lo que va hacer uno u otro, y a dónde se van a ir – la fuga final de la muchacha es el colmo de la incoherencia -. Y todos deambulan por ahí sin darle mucha bola al monstruo gigante. La deducción final – que el monstruo es alérgico al veneno de avispa (!!) – es la cereza del postre. Da la impresión que el libretista de turno no tuvo mucha voluntad de revisar si el guión tenía sentido o no.

Obviamente Ishiro Honda se destaca con las escenas de FX, pero como el resto se basa en diálogos – lo cual no es el punto fuerte del director -, termina siendo anodino. Es más aburrida que El Vapor Humano, que era otro punto bajo de la carrera de Honda. Los ejecutivos de la Toho también debían haber consumido droga de la mala, ya que pensaron que Space Monster Dogora sería un éxito y planeaban lanzar una saga basada en el personaje de Mark Jackson – interpretado por Robert Dunham, uno de los pocos americanos residentes en Japón que sabía actuar y hablar fluídamente japonés -. Pero Dunham – que parece una versión monótona de Simon Pegg – no es muy interesante que digamos.

Como curiosidad para los fans de la obra de Ishiro Honda, Dogora el Monstruo del Espacio es una entrada diferente en su filmografía. Pero aburre y a veces es demasiado ridícula. Y si un kaiju eiga no entretiene, significa que su factura es lamentable. Los problemas pasan por el libreto, que pretende mezclar peras con batatas y disfrazarlo como si fuera algo coherente.

EL CINE FANTASTICO JAPONES DE INOSHIRO HONDA

Godzilla, King of the Monsters! (1954) – Half Human (1955) – Rodan (1956) – The Mysterians (1957) – The H-Man (1958) – Varan the Unbelievable (1958) – Battle in Outer Space (1959) – The Human Vapor (1960) – Mothra (1961) – Gorath (1962) – King Kong vs. Godzilla (1962) – Matango (1963) – Atragon (1963) – Mothra vs. Godzilla (1964) – Dogora (1964) – Ghidorah, the Three-Headed Monster (1964) – Frankenstein Conquers the World (1965) – Invasion of Astro-Monster (1965) – War of the Gargantuas (1966) – King Kong Escapes (1967) – Destroy All Monsters (1968) – Latitude Zero (1969) – Godzilla´s Revenge (1969) – Yog, The Space Amoeba (1970) – Terror of Mechagodzilla (1975)