Crítica: Dog Soldiers (2002)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB / Luxemburgo, 2002: Kevin McKidd (Cooper), Sean Pertwee (sargento Wells), Emma Cleasby (Megan), Liam Cunningham (capitán Ryan), Darren Morfitt (Spoon), Leslie Simpson (Terry), Chris Robson (Joe), Thomas Lockyer (Bruce)

Director: Neil Marshall, Guión: Neil Marshall

Trama: Una tropa de soldados realiza ejercicios militares en los bosques de las colinas de Escocia. Pero en el trayecto comienzan a ser acosados por enormes criaturas. Refugiándose en una cabaña del lugar, se topan con una zoóloga que se encontraba investigando en la zona. Y la chica termina por advertirles que se están enfrentando a una manada de hombres lobo.

Dog Soldiers Dog Soldiers es el film que llamó la atención sobre Neil Marshall, el director que se despacharía más tarde con El Descenso y Doomsday. Es una película chica que tiene todos los ingredientes para ser un entretenimiento movido. Lamentablemente el guión tiene una porción bastante generosa de malos diálogos, lo que termina por empañar el esfuerzo.

La mejor definición de Dog Soldiers es que es un filme divertido y malo. Aquí hay una tropa haciendo ejercicios militares en los tupidos bosques escoceses, y terminan por toparse con una manada de hombres lobo que comienzan a perseguirlos. Cuando se refugian en una cabaña que encuentran, el filme entra en onda full a lo Evil Dead, reemplazando zombies por licántropos, y desatando un sitio sangriento con correrías por toda la casa.

Pero es una película plagada de problemas, algunos menores y otros realmente molestos. Esto queda patente al principio del filme, en donde los soldados empiezan a abrir la boca y a decir estupideces todo el tiempo. Para colmo, en ningún momento dan la impresión de ser militares profesionales sino una troupe de incompetentes en trajes de fajina. Lo que sigue es un mix de buenos momentos y picos de ridiculez, como cuando les cae del cielo una vaca destrozada en medio del campamento, y nadie se hace demasiadas preguntas sobre qué cosa pudo haberla lanzado o siquiera si “eso” estaba cerca de ellos. Al menos las cosas mejoran un poco al momento de ingresar a la cabaña, pero no hay ni uno que se comporte de manera natural como correspondería a semejante situación. Y el peor ofensor de los sentidos es el ex Dr. Who Sean Pertwee, que dice o hace cosas abominables a cada rato. Desde tratar a un hombre lobo como un perrito (y lanzarle un palo para que vaya a buscarlo!) hasta forcejear con un perro para que le suelte su intestino (que se lo estaba masticando como si fuera una tira de chinculines). Ese sí que es un momento Kodak.

Quizás el mayor problema del filme sea que Marshall intenta emular a Sam Raimi sin éxito, y los momentos supuestamente cómicos terminan siendo bochornosos. Pertwee no es Bruce Campbell y eso es palpable a la legua. Lo que compensa ese humor fuera de lugar es la gran energía que Marshall le pone al combate final dentro de la casa, que es una batalla campal. Desde la pelea a trompadas con uno de los hombres lobo hasta el escape a través del baño – utilizando cualquier cosa que encuentran a su paso como arma -. La acción equilibra la catarata de terribles diálogos y personajes, con lo cual termina siendo perdonable.

Dog Soldiers está ok para ver en un momento aburrido donde no hay otras opciones para entretenerse. Se deja ver, tiene su cuota de virtudes y de momentos terribles, y resulta digerible. Con un poco más de sentido común en el libreto podría haber obtenido una mejor nota. Pero así como está, sirve para matar el tiempo sin aniquilar ninguna función vital del cerebro.