Crítica: Desperate Living (Viviendo Desesperadamente) de John Waters (1977)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1977: Mink Stole (Peggy Gravel), Jean Hill (Grizelda Brown), Edith Massey (reina Carlotta), Mary Vivian Pearce (princesa CuCú), Susan Lowe (Mole McHenry), Liz Renay (Muffy St. Jacques)

Director: John Waters, Guión: John Waters

Trama: La neurótica millonaria Peggy Gravel – quien recientemente ha salido del hospital siquiátrico – está convencida que todo el mundo desea asesinarla. Cuando su marido intenta darle un calmante, ella cree que va a envenenarla y termina matándolo con la ayuda accidental de su enorme enfermera Grizelda Brown. Convencidas de que la policía ya está tras sus pasos, Peggy y Grizelda se fugan hacia la infame villa de Mortville – donde viven los criminales más viciosos del condado y la policía no se anima a entrar -. Así es como llegan a la casa de la ex luchadora de catch Mole McHenry – una despótica asesina lesbiana que vive con su novia stripper -, y éstas les alquilan un cuarto. Pero Mortville está regida con puño de hierro por la demente reina Carlotta y su implacable ejército de taxi boys, y muy pronto Peggy descubrirá que tiene mucho en común con Carlotta, hasta el punto de convertirse en su mano derecha. Mientras tanto Mole está cansada de los abusos reales y ha cobrado un dinero de la lotería, el cual utilizará para dos propósitos: hacerse una operación de cambio de sexo, y equipar a una pequeña célula terrorista para que dé un golpe de estado en Mortville. Pero nada de esto saldrá como lo planeado debido a la excentricidad de todos los involucrados.

Desperate Living de John Waters Antes de que se aburguesara y se convirtiera en un disciplinado director hollywoodense (a partir de Hairspray en 1988), John Waters era una potencia creativa enorme y ferozmente audaz. Podríamos decir que lo suyo eran comedias pornográficas naif, en donde tomaba los clichés del cine hardcore y los expandía a niveles gloriosamente ridículos. Eran historias tremendamente pervertidas … y sorprendentemente ingenuas. Los héroes de Waters son inocentes dotados con corazones de oro pero incapaces de controlar sus deseos sexuales, lo que los lleva a meterse en más de un problema. Desperate Living es considerada una de las mejores obras de la filmografía de Waters, precisamente porque tiene de todo. Hay sexo explícito, comedia absurda, lesbianas, gore, gays, y diálogos que sólo pueden aparecer en un filme de Waters.

Esta es una historia que arranca de una manera y termina… en cualquier lado. Hay una millonaria insufrible, neurótica y maniática (Mink Stole, una regular de la troupe Waters) que habla sin parar todo el tiempo y está convencida que todo el mundo la desea asesinar. Su gordísima enfermera negra la odia y la compadece de a ratos, a tal punto que en un momento termina por comprar la teoría de la millonaria y mata a su esposo justo cuando va a darle la medicina… sentándose en su cara y asfixiándolo hasta morir. Las dos emprenden una huida desesperada, encontrándose con policías fetichistas y otras yerbas, hasta que llegan a un villorrio que parece una escenografía de cuento de hadas hecha con dos pesos. Allí dan con una lesbiana ex luchadora de catch que tiene una muerte en su prontuario (Susan Lowe), la ex amante de un mafioso que hace de su pareja (la pulposa Liz Renay cuya historia de la vida real no difiere mucho de la película); una vieja ninfómana que es la reina (en el sentido estricto de la palabra) del lugar y se hace atender por su ejército de taxi boys; y la hija de ésta, que odia a su madre y pretende escaparse con su novio del patético mundo de Mortville. Por supuesto la llegada de las forasteras hace de catalizador para que se produzca un cambio definitivo en la villa; Peggy posee dinero, la luchadora se lo arrebata, y pronto termina comprando armas para sacarse a la molesta reina de encima mientras que la demente millonaria simpatiza con la regente y se convierte en la bruja malévola del reino.

Una de las mejores cosas de Waters es que no pretende transcribir mensajes morales de ningún tipo, a excepción de que el sexo debe vivirse con total libertad. La historia de Desperate Living no tiene mayor propósito, salvo de servir de excusa para mostrar una transgresión tras otra y de la manera más absurda posible. Ver a la enorme enfermera negra desnuda y haciendo el amor con la diminuta Mink Stole solo puede culminar en una catarata de risas. El sexo es divertido, nos dice Waters, y las pruebas abundan. Las perversiones más terribles sólo prueban el patetismo de su naturaleza y, lo que es mejor de todo, podemos reirnos de ellas. Toda la historia – que comienza como un policial – se transforma en una especie de cuento de hadas lésbico. Las heroínas de turno son políticamente incorrectas y no difieren demasiado del poder que quieren derrocar, a excepción de que ellas no quieren tener un gobernante abusivo encima. En todo caso lo de Waters no es más que una visión excéntrica del flower power de finales de los 60, en donde la gente cree en el amor (y descree en la autoridad), aún cuando el amor se presente de la manera más retorcida posible.

Desperate Living es una obra maestra del absurdo. La escalada de delirios que dispara Waters es impresionante, y uno reconoce que en su época ésto debió parecer atroz; aún hoy – en donde el sexo ha dejado de ser tabú, la gente ha modernizado su pensamiento y la pornografía nos ha invadidoDesperate Living tiene su cuota de gags risqué que no son para cualquiera. Pero si usted es moderno y de mentalidad abierta, encontrará que el filme de Waters es deliciosamente anarquista. Quizás su limitación pase porque no pretende ser más que un ejercicio de estilo, una pulseada para ir mas allá de los limites tolerados; pero aquí no hay nada malo ni ofensivo; simplemente hay un artista que tiene gracia y que quiere ser trasgresor a toda costa.

JOHN WATERS

Algunos de los filmes de John Waters comentados en este portal: Pink Flamingos (1972) – Desperate Living (1977) – Hairspray (1988) – Cecil B. DeMente (2000) – A Dirty Shame (2004). Hairspray Live! es la versión en vivo de la comedia musical basada en el filme de 1988.