Crítica: El Abismo (1977)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1977: Jacqueline Bisset (Gail Berke), Nick Nolte (David Sanders), Robert Shaw (Romer Treece), Louis Gossett Jr (Henri Cloche), Eli Wallach (Adam Coffin)

Director: Peter Yates, Guión: Peter Benchley & Tracy Keenan Wynn sobre la novela de Benchley

Trama: Gail Berke y David Sanders son dos aventureros que pasan su tiempo en la isla de Bermudas sondeando el fondo marino en busca de tesoros. Ahora se han topado con una serie de medallones antiguos, pertenecientes a un galeón hundido en el siglo XVIII; pero además, han encontrado ampolletas de un liquido marrón, las cuales son de diseño mucho mas moderno. Acudiendo al especialista local Romer Treece, descubren que hay dos navios hundidos en la misma zona – el galeón europeo y una fragata hospital hundida por una tormenta en 1947 -, el último de las cuales portaba un cargamento de 90.000 ampolletas de morfina y las cuales valen una fortuna si caen en manos de un inescrupuloso traficante de drogas. Y el mismo resulta ser Henri Cloche, un mafioso local que se ha enterado del descubrimiento y que está dispuesto a presionar al máximo al trío para que le entregue el cargamento de droga. Pero Cloche también se ha enterado del galeón español, y por eso se ha puesto codicioso, dispuesto a eliminar a todos los testigos con tal de apoderarse del tesoro en joyas. Es por ello que el trío deberá improvisar algún tipo de movida contra el ataque de los violentos, una iniciativa en donde todos terminarán jugándose tanto la fortuna como la vida.

Jacqueline Bisset y Nick Nolte se la pasan de aventura en aventura en El Abismo (1977) Jacqueline Bisset y Nick Nolte se la pasan de aventura en aventura en El Abismo (1977)

El Abismo (1977) Con Tiburón (1975) Peter Benchley se convirtió en un activo caliente para los estudios y pronto todo el mundo quiso adquirir los derechos de sus obras, sin importar la calidad de las mismas, con el deseo de repetir el inmenso hit taquillero de Jaws. El primer retoño surgido de semejante movida fue The Deep, la cual dió jugosos dividendos en la taquilla norteamericana en 1977. La idea de reclutar a Robert Shaw (el agrio antihéroe de Jaws), y ponerlo en otro barco en medio del mar enfrentándose a otra criatura marina de flagrante letalidad debió darle la (errada) idea al público de que se trataba de otra aventura al estilo de Tiburón. En realidad se trata de una de piratas y buscadores de tesoro, una aventura mas tradicional en donde la Morena de turno es simplemente la frutilla que adorna el postre.

La primera cosa que te impacta de El Abismo es la remera blanca transparente de Jacqueline Bisset. Es imposible sacarle la vista a su busto terriblemente marcado bajo la remera mojada – es una movida de marketing creada por un puñado de creativos babosos (¿para qué ponerle un discreto traje de buceo si nadie vería nada?) -, y se trata de un detalle distrayente al mango. Ok, también está Nick Nolte – el cual parece salido de una revista gay vintage – y Robert Shaw, ensayando aquí un horrendo acento local. También figura Louis Gossett Jr haciendo de villano, el cual está ok. La trama no termina de ser del todo clara – Nolte y Bisset encuentran un barco hundido sobre otro barco; hay momentos en que quieren solo reclamar el descubrimiento y otros en que planean piratear directamente el tesoro, fundirlo y venderlo como metal en el mercado negro; Robert Shaw va y viene entre los aventureros y el mafioso, y no queda claro cual es su juego -, y el filme le dedica demasiado tiempo a la investigación histórica para dar con el origen de las joyas que la dupla central encontró, un dato que no le interesa a nadie ya que uno espera mas desnudos de la Bissett o mas piñas y balazos entre aventureros y criminales. Al final la cosa es medianamente entretenida y bastante vistosa (sobre todo por la excelente fotografía), pero uno siente que la anécdota está demasiado estirada.

El Abismo no es ni por asomo la aventura caribeña mas excitante que uno haya visto. Sin lugar a dudas está bien filmada y hay un par de secuencias entretenidas, pero el problema es que la dupla central es bastante insulsa y quien maneja los hilos es Shaw, en otra de sus típicas sobreactuaciones. También anda por ahí Eli Wallach como el buchón de turno, papel triste y anónimo si los hay, y que sólo debe haber servido como excusa para que el actor se gane una semana de vacaciones en el Caribe. Entre la excelente fotografía submarina y la bonita partitura de John Barry la cosa se hace amena, aunque definitivamente no es una aventura que seduzca al espectador para darle una segunda recorrida.