Crítica: Cypher (2002)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Canadá, 2002: Jeremy Northam (Morgan Sullivan / Jack Thursby), Lucy Liu (Rita Foster), Nigel Bennett (Finster), Timothy Webber (Frank Calloway), David Hewlett (Virgil Dunn), Kari Matchett (Diane Thursby), Anne-Marie Scheffler (Amy Sullivan)

Director: Vincenzo Natali, Guión: Brent King

Trama: Morgan Sullivan es un especialista en informática que ha decidido enrolarse como espía industrial para la corporación Digicorp. Su misión es asistir a las conferencias dadas por la empresa rival Sunway Systems y grabarlas, utilizando la identidad falsa de Jack Thursby. Pero en una de las conferencias Sullivan es interceptado por una misteriosa mujer, quien le advierte que en realidad Digicorp lo está manipulando. Ingiriendo una solución anti narcótica, Sullivan descubre que las conferencias son en realidad sesiones masivas de lavado de cerebro que utiliza Digicorp para crear espías perfectos e infiltrarlos en Sunway. Ahora Sullivan ha terminado en los cuarteles de Sunway, quienes le ofrecen realizar un trabajo como doble agente. Pero Sullivan se ha enamorado de la misteriosa mujer y acude a ella en busca de ayuda, ya que cree que cuando termine su trabajo Sunway Systems lo eliminará, si no lo hace antes la gente de Digicorp cuando descubra su doble traición.

Cypher Cypher viene de la mano de Vincenzo Natali, el mismo director que llamara la atención en 1997 con El Cubo. Ahora Natali decide meterse en una trama de espionaje industrial de ultratecnología que involucra falsas identidades y lavado de cerebro. El resultado final, si bien es algo traído de los pelos, resulta eminentemente disfrutable.

En realidad Cypher parece una historia de espionaje escrita por Phillip K. Dick, el autor de culto de los originales en los que se basaran filmes como El Vengador del Futuro, Blade Runner y Next. A Dick le encantaba eso de las realidades alteradas, en donde el protagonista nunca terminaba de saber si se trataba de él mismo o de otra persona a la cual le había suplantado su identidad. En sí, hay muchísimos puntos en común con otra adaptación muy liberal de una obra de Dick, Paycheck de John Woo y que aparecería un año más tarde. Aquí hay otro tipo al que le ofrecen un premio abundante con tal de iniciar una misión de infiltración, la que involucra un borrado de su memoria. Mientras que el filme de Woo se decantaba por la acción, Cypher tiene un estilo más tranquilo y se orienta al suspenso.

Lo interesante de Cypher es ver cómo lentamente se va deshojando la trama. Natali tiene una muy buena mano para ir disparando detalles progresivamente – el nerd que vemos en el principio termina por convertirse en un héroe implacable – y, lo que es lo mejor de todo, la historia se puede seguir y entender. En el fondo es una guerra entre corporaciones, en donde cada una intenta desarrollar el espía industrial perfecto. Cada candidato es sometido a intensivos scaneos neurológicos para descifrar su autenticidad, y a su vez son enviados a un proceso de reprogramación mental sin que ellos mismos lo sepan. En sí es un clima completamente paranoico – cuando Jeremy Northam acepta trabajar como doble agente, la gente de Digicorp lo testea constantemente, con la amenaza pendiente de matar al protagonista si éste da una respuesta inadecuada; es insertado en una nueva casa en una nueva ciudad y con una nueva esposa; toda la casa está llena de micrófonos y dispositivos de vigilancia -, que empieza a dispararse cada vez peor cuando ambas corporaciones comienzan a descubrir que Morgan Sullivan / Jack Thursby empieza a hacer su propio juego. Ciertamente hay un par de detalles tontos cerca del final – como por qué las corporaciones transportan información vital en CD Roms que llevan mensajeros de un lado a otro del país, en vez de utilizar otros medios más seguros -, pero resulta perdonable.

Cypher es un thriller tecnológico muy bien hecho. Empieza lento y después se densifica hasta que en un momento no sabemos para qué bando está trabajando el protagonista o si va a salir con vida del lío en que se metió. La performance de Jeremy Northam es realmente notable, ya que con cada lavado de cerebro debe mostrar registros actorales distintos – hombre común desesperado, nerd, seductor, hombre de acción -, y lo hace con naturalidad. Lamentablemente el filme recibió un estreno limitado en cines y fue despachado a video sin pena ni gloria 3 años después. Pero desde ya, resulta una película altamente recomendable, esperando para ser descubierta en los anaqueles de su videoclub.