Crítica: La Pirata (Cutthroat Island) (1995)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / Italia / Alemania / Francia, 1995: Geena Davis (Morgan Adams), Matthew Modine (William Shaw), Frank Langella (Dawg Brown), Maury Chaykin (John Reed), Patrick Malahide (Ainslee), Stan Shaw (Mr. Glasspoole)

Director: Renny Harlin – Guión: Michael Frost Beckner, James Gorman, Bruce A. Evans & Raynold Gideon

Trama:  El Caribe, 1668. El pirata Dawg Brown está desesperado por encontrar el botín que ha escondido su cuñado – también pirata – “Black Harry” Adams; para ello lo ha secuestrado y se apresta a torturarlo. Su hija Morgan va al rescate, pero llega demasiado tarde. Malherido, Black Harry le pide a Morgan que le saque el cuero cabelludo, topándose con un mapa tatuado en el mismo. Pero el mapa está incompleto y se precisan otras dos partes para descifrar el paradero. Como partes del mapa están en latín, Morgan y sus aventureros deciden secuestrar a un estafador culto con estudios universitarios – William Shaw, al cual le gusta birlar las joyas de las veteranas damas de alta sociedad que seduce – para que lo traduzca. Con las pistas sobre la ubicación del resto del mapa, Morgan y Dawg Brown emprenden una carrera desesperada para apoderarse de los trozos restantes pero, mientras tanto, la armada británica, piratas enemigos y una tripulación a punto de amotinarse amenazan el éxito de la jornada de la pirata… todo mientras que la compañía de Shaw se vuelve cada vez mas y mas atractiva y seductora.

Crítica: La Pirata (Cutthroat Island) (1995)

“A veces me dan ganas de romperte tus dientes perfectos”. (Tony Stark al Capitán América en Civil War)

Y si; a veces las estrellas dicen burradas, como cuando Jennifer Lawrence se autoproclamó la primera heroína de acción a causa de Los Juegos del Hambre. Si, por supuesto, siglos antes estuvo Sigourney Weaver como Ripley en la saga de Alien pero ¿saben qué?; la Weaver no logró hacer escuela. Fue como una gota en el desierto y la gente iba a ver al xenomorfo mas que verla a ella, aunque fuera una heroína brutal. Posiblemente las primeras heroínas de acción que crearon su propia franquicia (y con éxito) hayan sido Los Angeles de Charlie con Cameron Diaz, Drew Barrymore y Lucy Liu. Pero, antes de eso – entre el trío infernal y la Weaver – hubo otra actriz de renombre que quiso sacar chapa y tenía todas las condiciones para hacerlo: era carismática, gigante y creíble a la hora de patear traseros. Lastima que se casó con un palurdo enorme, un tipo que le quemó la carrera y hasta se dió el lujo de fundir todo un estudio cinematográfico: Renny Harlin, cuyo (único) mérito es haber filmado Duro de Matar 2. Luego de eso se dedicó a arruinar todo lo que tocaba y ahora filma bodrios por dos pesos.

Entre ésta película y El Largo Beso del Adiós (la cual tenía un enorme potencial torpedeado por la mala dirección y un libreto mediocre) Geena Davis debería haberse convertido en la primera (y auténtica) heroína de acción con chapa propia a mediados de los 90s, sólo que sólo filmaba asquetes y el público todavía no se acostumbraba a la idea de una mujer volteando tipos como si fueran muñecos. En La Pirata se repite lo mismo que En el Largo Beso del Adiós, que es que la película promete y termina siendo masacrada en el cuarto de edición por un director sin lustre. A Harlin le gusta la cámara lenta mas que a Zack Snyder (aunque debo admitir que la mayoría de las veces lo de Zack es glorioso y justificado), y acá la mete en medio de vertiginosas persecuciones, arruinando el ritmo y sin resaltar nada importante – quizás crea que ésa es la marca de su estilo -. La Pirata es puro cliché del género, de todo lo cual termina impresionando los escenarios naturales, los barcos reales, los castillos auténticos y el vasto y lujoso vestuario. Otro tesoro perdido, otro pirata malvado, otro héroe (heroína en este caso) en la fuga y algún romance traído de los pelos. Mientras que todo es fastuoso y las persecuciones están ok, lo que choca es que todos están tan perfectos (incluidas fundas dentales de la mas cara porcelana que se pueda comprar en Hollywood) que se ve increíblemente ridículo para la época. Uno debe considerar que este megafracaso de taquilla (costó 100 millones + gastos de publicidad y recaudó menos de 20 palos) debe haber sido exhumado y y analizado hasta la saciedad antes de haberle dado luz verde a Piratas del Caribe 8 años después, en la gran apuesta de Disney en un género agotado hasta ese entonces. Antes de esto Walther Matthau, Robert Shaw y un par de ex Monty Python quisieron revivir el género con magros fracasos… y La Pirata es otra cruz mas en ese cementerio de fenecidos proyectos rebosantes de ambición.

Mientras que la Davis es bastante creíble peleando, el drama es que no se ven tan curtida y mala como para que la tripulación no le salte encima y se haga una fiesta grupal con ella (!). Es demasiado atractiva y, si al menos se viera como Beto el Mecánico (o una ursa tipo Gina Carano), quizás estuviera mas acorde a lo que uno esperaría de una pirata… o quizás Harlin es tan mal narrador que no arma un escenario creíble como para que la presencia de la Davis al mando de un barco rebosante de desalmados bucaneros no resulte ridiculo (después de todo Keira Knightley terminó comandando su propio barco en Piratas del Caribe en algún momento…). Al menos Frank Langella la pasa en grande pero también está el insufrible Matthew Modine (actor de madera terciada si los hay) que acá, en un claro ejemplo de inversión de roles, hace de doncello en apuros y la Davis le salva el trasero cada vez que puede.

Todo es chato, largo y previsible, y aún con una gran predisposición para perdonar los gaffes del filme la cosa se termina haciendo eterna. Para una mirada curiosa sirve pero a esto le falta ritmo y le sobra media hora; y todo el asombro que provoca el lujo de la reconstrucción de época no compensa la morosidad del espectáculo, que no termina por entretener como corresponde y termina convirtiéndose en una (costosa) rareza histórica.