Crítica: La Llamada de Cthulhu (2005)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2005: Matt Foyer (Francis Thruston), John Bolen (doctor), Ralph Lucas (profesor Angell), Chad Fifer (Henry Wilcox)

Director: Andrew Leman, Guión: Sean Branney, basado en el cuento homónimo de H.P. Lovecraft

Trama: Año 1928, Norteamérica. Francis Wayland Thurston ha heredado los bienes de su tío abuelo, George Gammel Angell, entre los cuales encuentra una serie de manuscritos guardados con particular recelo. En ellos Angell detalla como ha llegado a su conocimiento una serie de sucesos vinculados con la existencia de una figura abominable llamada Cthulhu, un ser de maldad pura que yace en los confines de la Tierra y que es adorado por una secta capaz de cometer sacrificios humanos en su nombre. A medida que avanza la lectura, Thurston comienza a obsesionarse con el relato hasta el punto de comenzar su propia investigación siguiendo las pistas dadas por los papeles de su tío abuelo. Y ahora Thurston se encuentra abocado a la tarea de hallar al único testigo que ha visto a Cthulhu en persona, un marinero cuyo barco – por azares del destino – encalló en una isla remota del Pacífico. Pero el relato del marinero será tan espeluznante que terminará por desequilibrar mentalmente al mismo Thurston, quien terminará en un asilo intentando inútilmente que alguien crea su increíble historia.

La Llamada de Cthulhu En 1928 H.P. Lovecraft publicó el cuento La Llamada de Cthulhu en la revista Weird Tales y, aunque al principio pasó desapercibido, terminaría por ser redescubierto después de la muerte del autor en 1937. En sí, la novedad de Lovecraft era la de apartarse del horror tradicional – basado conceptualmente en la mitología cristiana (con la bipolaridad del bien y mal, la existencia de demonios y otros seres oscuros que se podían combatir con cruces y agua bendita, etc, etc) -, y crear su propia mitología, absolutamente amoral y desprovista de la existencia del bien en cualquiera de sus representaciones. En vista de esa mitología el ser humano era el equivalente de una bacteria, un ser menor que simplemente existía porque no representaba ninguna amenaza a las gigantescas entidades que moraban en la oscuridad del espacio y que esperaban abalanzarse sobre este mundo desde otras dimensiones. Mientras que el concepto entusiasmó tanto a Lovecraft que prácticamente basó el resto de su obra en la mitología de Cthulhu (y dioses relacionados), el autor no encontraría la respuesta del gran público sino hasta después de que su legado fuera reconocido y continuado por otros autores de prestigio.

El filme que ahora nos ocupa proviene de la H.P. Lovecraft Historical Society, una asociación de fans del autor creada en 1984 cuyo único propósito es promover la difusión de sus obras. De ese modo han reeditado sus novelas y cuentos, han publicado ensayos, han armado versiones radiales… y La Llamada de Cthulhu se erige en su primer paso en el terreno cinematográfico. El mediometraje obtendría un enorme repercusión en medios especializados, animándolos a confeccionar su primer largo – El que Susurra en la Oscuridad – en el 2011, y el cual hemos comentado en una entrega reciente de este portal.

Dado que no se trata de un estudio de Hollywood, lo que ha hecho la HPLHS es un filme de guerrilla, manufacturado con dos pesos, desbordante de imaginación y con una absoluta fidelidad al original de Lovecraft. Aquí tomaron la historia y la escenificaron como un filme mudo de la década del 20 (precisamente la época en que fue publicado el relato), lo que incluye cartelitos con leyendas, maquillajes exagerados, y efectos especiales toscos (los cuales están hechos con computadora, pero mantienen el espíritu artesanal de filmes fantásticos de aquellos años, por ejemplo, un King Kong u un Paraíso Perdido). Además pasaron el filme por la Commodore 64 para hacerle efectos de envejecimiento (rayones en el celuloide, difuminados, manejo de sombras, etc; como quien dice, todo lo mamado por la escuela de Grindhouse), con lo cual el efecto vintage está más que acabado. De todos modos el resultado final no termina de ser demasiado convincente, ya que hay cortes de pelos y vestimentas que no siempre encajan con lo que se pretende vender.

Todo eso no quita que La Llamada de Cthulhu sea un muy buen filme. Siguiendo el relato original, lo que hay aquí son tres sub-historias vinculadas con la existencia del ser de marras: en la primera parte obtenemos pistas sobre el bicho y su culto a través de la descripción de los sueños de un atormentado alumno del tio abuelo del protagonista; en la segunda historia, el tio abuelo se apasiona tanto por las historias que comienza a relacionar datos aislados en los diarios – terremotos, asesinatos en masa, etc, lo cual puede descifrarse como señales anticipatorias de un inminente apocalipsis – con la operatoria del ser y su legión de fanáticos, hasta dar con el testimonio de un detective, quien en 1905 lanzó una redada a un supuesto culto de satanistas que realizaba sacrificios humanos en honor a un demonio absolutamente desconocido hasta ese entonces. Y, por último, tenemos al narrador calzándose los botines y decidiéndose a recorrer incansablemente los caminos hasta dar con el único testigo que dice haber visto a la criatura en persona. Ese es el gran momento en que Cthulhu aparece en escena y colma las expectativas de la audiencia.

Si bien el relato es muy bueno, lo mas interesante es la variedad de lecturas que se pueden hacer de la mitología creada por Lovecraft. Uno puede asumir que la visión que poseía Lovecraft era eminentemente pesimista – relaciona la aparición de estos seres malignos con una serie de desgracias y catástrofes ocurridas en los años 20 – con lo cual estaba convencido que el fin del mundo era un acontecimiento que ocurriría en el corto plazo. El incremento de los actos de maldad no es mas que el comienzo del fin de la humanidad (y eso que Lovecraft apenas alcanzó a ver los inicios del nazismo en Europa) y, por lo tanto, no debe existir un ser supremo bondadoso que permita (o que al menos vea con indiferencia) semejantes desbordes. Por otro lado, es una concepción del universo totalmente antagónica a la visión egocéntrica habitual del hombre. Mientras pensamos que el mundo existe por culpa nuestra (creado para nuestro sustento, o modificado por nuestro accionar), Lovecraft nos reduce al tamaño de una pulga, diciéndonos que hay seres gigantescos flotando en los abismos del espacio y a los cuales les importamos un pito. El mundo existe de manera accidental simplemente porque no representamos ningún tipo de amenaza para esos dioses, los cuales pueden destruirnos en cualquier momento y cuando se les de la gana.

Pero también es cierto que lo que dice Lovecraft en un párrafo se contrapone con lo que escribe en otro. Si el mundo es un basurero que les resulta indiferente, ¿por qué tienen tanta ansiedad en venir hasta acá?. Si son dioses todopoderosos, ¿por qué están durmientes y no desatan su ira?. En el caso del cuento que nos ocupa, ¿por qué Cthulhu se queda lo mas pancho en una isla del Pacífico en vez de salir a arrasar el resto del planeta?. Ciertamente Lovecraft ve a Cthulhu como una especie de inconsciente colectivo – una entidad que se alimenta de la maldad humana y que actúa a través de los sueños -, con lo cual uno podría deducir que el gigante que duerme el sueño eterno en R’lyeh no es mas que una proyección freudiana del autor – un ser de formas gelatinosas y repugnantes, plagado de obscenos tentáculos, y hecho de perversión pura -. Considerando la vida torturada de Lovecraft, no sería de extrañar que todo esto resulte ser una elaborada revancha contra los sicoanalistas de turno, a los cuales debió haber visitado en su época.

La Llamada de Cthulhu es un lindo filme. Es fiel al original, es interesante y es inteligente. Hay desprolijidades menores en la puesta en escena y hay algún que otro detalle que debería haberse mejorado – como el mismo Cthulhu, que no es todo lo amenazante que debiera -, pero de todos modos le pasa el trapo a cualquier otra adaptación de Lovecraft made in Hollywood. Y desde ya seguiremos atentos a las próximas obras que pueda parir la HP Lovecraft Historical Society, los cuales se han especializado en generar calidad cinematográfica a un costo realmente irrisorio.

LAS ADAPTACIONES LOVECRAFTIANAS DE LA H.P. LOVECRAFT HISTORIAL SOCIETY

La Llamada de Cthulhu (2005) – El que Susurra en la Oscuridad (2011)