Crítica: Crónicas Mutantes (Mutant Chronicles) (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2008: Thomas Jane (mayor Mitch Hunter), Ron Perlman (Samuel), Devon Aoki (oficial Valerie Duval), Sean Pertwee (capitán Nathan Rooker), Benno Fürmann (teniente Maximillian von Steiner), John Malkovich (Constantine), Anna Walton (Severian)

Director: Simon Hunter, Guión: Philip Eisner & Stuart Hazeldine, basados en el juego de rol homónimo de Target Games

Trama: En el futuro, las naciones se han unido en corporaciones rivales que dominan el planeta y que se han sumergido en una larga y amarga guerra mundial. En el frente polaco entre las corporaciones Capitol y Bauhaus, se desata una de las más cruentas batallas. Pero las explosiones de la refriega han destruido el sello protector de una antiquísima caverna, en donde se encontraban encerrados demonios ancestrales. Ahora estas criaturas comienzan a arrasar todo a su paso, y en sólo seis semanas ya ocupan la totalidad de la superficie de la Tierra. Un sacerdote perteneciente a la ancestral orden de los guerreros que sepultaron originalmente a los demonios parece poseer el secreto para destruir la amenaza. Y ahora, contando con un puñado de voluntarios pertenecientes a todas las naciones y corporaciones, se embarcará en la misión de destruir a la Máquina – la entidad que vino del cielo hace miles de años y que genera constantemente legiones de mutantes -.

Cronicas Mutantes (2008) Crónicas Mutantes está basado en el juego de rol creado por Target Games en 1993. La novedad de esta adaptación cinematográfica estriba en que la película fué concebida para ser distribuida por Internet vía on line – mediante los servicios de video on demand -, y eventualmente fue proyectada en cines en Europa. La avalancha de críticas terribles que sufrió el filme abortaron cualquier intento de estreno en tierras americanas, a excepción de su lanzamiento en DVD. Ciertamente las malas reviews son merecidas, pero Crónicas Mutantes no deja de tener ciertas cualidades destacables. El problema principal es que la ejecución dista mucho de ser potable.

Aquí hay un puñado de ideas fascinantes que hubieran resultado deliciosas si alguien las hubiera montado con un mínimo de dos dedos de frente. En el 2707 el planeta está dividido en corporaciones, cuya tecnología parece estancada en la Primera Guerra Mundial, con trincheras, artillería al estilo del famoso Cañón Bertael gigantesco obús alemán que podía disparar a cientos de kilómetros de distancia – y gas mostaza, mientras que la escasez de recursos hace que toda la maquinaria sea a vapor (!). Sencillamente es un paraíso steampunk que genera enormes expectativas. Y al mismo tiempo, en medio de la refriega, liberan a una horda de demonios ancestrales que resultan ser humanos mutados genéticamente por una gigantesca máquina alienígena que cayó del cielo hace miles de años – llegado ese punto, pareciera que los autores se hubieran inspirado en la saga de libros de ciencia ficción Worldwar de Harry Turtledove, donde una invasión alienígena a la Tierra tenía lugar durante la Segunda Guerra Mundial, y los nazis debían aliarse con el resto de las facciones para combatir a los extraterrestres -. La legión de criaturas es imparable y la humanidad debe emigrar en masa a otros planetas – uno se pregunta cómo sería posible hacerlo en una nave espacial impulsada a vapor (wtf??) -. Una orden de sacerdotes, descendientes de los primeros guerreros que derrotaron la amenaza y enterraron el aparato alienígena, parece tener el secreto para destruir el dispositivo – que dicho sea de paso, uno no entiende cómo es que no lo destruyeron desde un principio -. Así que la historia termina en los mismos carriles de Los Doce del Patíbulo, sólo que ahora este puñado de condenados debe enfrentarse a miles de mutantes en su camino a plantar una bomba en medio de la Máquina.

Crónicas Mutantes hubiera sido una decente aventura steampunk con ribetes de fantasía si no fuera porque ni el director Simon Hunter ni el guionista Philip Eisner (el mismo de Event Horizon) no tienen la más mínima idea de cómo desarrollarla en términos coherentes. Hubiera sido necesario podar parte de la explicación inicial, y dejar que el personaje de Ron Perlman – el sacerdote que conoce la verdad – revelara en flashbacks el origen de la Máquina. Toda la subhistoria de Thomas Jane con su compañero de trinchera Sean Pertwee (uno de los tantos ex Doctor Who) podría haberse amputado sin vacilaciones – la captura de Pertwee por los mutantes, la visita a la esposa del oficial para notificarle que ha desaparecido, e incluso su posterior encuentro en las catacumbas no aportan nada de interés, sólo minutos perdidos que eran necesarios para darle oxígeno a una historia recargada de vericuetos -. Incluso la explicación sobre la existencia de la bomba (¿la Santa Granada de Mano de Antioquía?) que destruirá al dispositivo carece de lógica.

Con una pequeña pulida, un cambio de orden en la historia, y algunos recortes allí y allá, Crónicas Mutantes podría haber resultado decente. Pero el libreto parece haber sido escrito en una tarde de sábado con muchas cervezas encima, y con atención cero a la credibilidad de la historia. Si la trama hubiera resultado más fluída, uno no prestaría atención a ciertos detalles como el escaso presupuesto para los efectos especiales – hay muchísima pantalla verde al estilo de Capitán Sky y el Mundo del Mañana, pero los FX parecen salidos de un videogame para Playstation -; y eso que ésta es una historia que pide FX a cada segundo: gran cantidad de tecnología alternativa, vehículos y naves; mundos virtuales hechos desde cero; escenarios gigantescos imposibles de montar de otra forma que no sea digitalmente. Pero cuando uno se empieza a sentir incómodo con un relato, todos los defectos saltan a la vista. El director Simon Hunter es incapaz de mantener la narración de manera fluída, y en algunos casos, termina generando escenas bochornosas – como cuando el grupo comando termina por descender por el larguísimo foso y se topa con una horda de mutantes; es una de las secuencias de acción mas patéticamente filmadas que he visto en mi vida, y ni siquiera se entiende qué es lo que ocurre en pantalla -. Y el libretista Phillip Eisner se encarga de hundir su propia película con una buena cantidad de parlamentos atroces, de esos que a uno le hacen rechinar los dientes.

Sinceramente Crónicas Mutantes merecía haber tenido mejor suerte. Lo que ocurre es que hay un desdén generalizado por el filme, que parte desde el director y los guionistas – que habrán creído que la historia era muy estúpida y decidieron torpedearla desde el vamos -, lo cual no me parece muy inteligente si uno pretende trabajar en la industria del cine. Vale decir, si a uno le dan los recursos – aunque sean muy limitados – para armar algún tipo de historia épica, ¿por qué no montar algo medianamente potable?. Todos los componentes de Crónicas Mutantes son aptos para crear una película entretenida y puede que hasta una memorable; pero lamentablemente en Hollywood hay chimpancés produciendo, orangutanes escribiendo y gorilas dirigiendo. Y ni uno de ellos tiene algo de sentido común como para ver que el corte final de Mutant Chronicles es terrible.