Crítica: Crepúsculo (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2008: Kristen Stewart (Bella Swan), Robert Pattinson (Edward Cullen), Billy Burke (comisario Charlie Swan), Ashley Greene (Alice Cullen), Peter Facinelli (Dr Carlisle Cullen), Nikki Reed (Rosalie Hale), Cam Gigandet (James), Taylor Lautner (Jacob Black), Sarah Clarke (Renee Dwyer)

Director: Catherine Hardwicke, Guión: Melissa Rosenberg, basada en la novela homónima de Stephenie Meyer

Trama: Tiempo después del divorcio de sus padres, la adolescente Bella Swan decide pasar una temporada en un pequeño pueblito de Washington donde su padre trabaja como jefe de policía. Pero en el primer día de secundario conoce al enigmático Edward Cullen, de quien queda prendada. Edward la rehuye aunque ocasionalmente conversa con ella y comienza a formarse un lazo entre ambos jóvenes. Pero cuando Bella se ve sorpresivamente envuelta en un accidente automovilístico, Edward aparace y la salva. Las extrañas circunstancias inducen a que Bella comience a investigar los rumores que circulan acerca de la extraña familia Cullen, hasta descubrir que se tratan de vampiros. Y mientras Bella no puede evitar enamorarse de Edward, la aparición de una banda de vampiros rivales en el condado hacen temer lo peor. Edward deberá pelear para salvar a Bella de las criaturas mientras mantiene una intensa lucha interna con su propia naturaleza.

Crepusculo (Twilight) Twilight está basada en el best seller del mismo nombre, escrito por Stephenie Meyer en el 2005. El libro se convirtió en un suceso entre el público adolescente y rápidamente Meyer comenzó a despachar secuelas – New Moon (2006), Eclipse (2007) y Breaking Dawn (2008) – que obtuvieron notable éxito. En sí Meyer se terminaría por convertir en un fenómeno editorial tal como J.K. Rowling y su saga de Harry Potter, sólo que apuntando a un público definitivamente femenino y teenager.

Esta versión para la pantalla grande se convirtió en un hit ni bien pisó las taquillas, desplazando a la esperada Quantum of Solace del primer lugar. Entre todo el ruido adolescente que generó, los críticos inmediatamente la rebajaron al nivel de producto descartable para jóvenes, recibiendo críticas mixtas. Pero el suceso impulsaría que el estudio diera luz verde para la secuela (New Moon), agendada para el 2009.

La realidad es que, sin conocer la obra de Meyer y a miles de kilómetros del fenómeno cultural que pudiera ocurrir en Norteamérica, Crepúsculo termina por erigirse como un producto superior a la media. La primera mitad es excelente y justifica sobradamente el motivo del éxito; hay una troupe de personajes emocionalmente dañados que están escritos de modo muy inteligente. La chica traumatizada por el divorcio de los padres y en exceso tímida; la reunión con su padre, quien no sabe como reestablecer la relación con su hija; la camaradería de los parias del colegio – intelectuales y tímidos – que lamen sus heridas en los rincones. El relato tiene el buen tino de omitir los clichés propios de los filmes americanos de secundaria, como matones y cheerleaders. Pero a su vez pinta un mundo realmente extraño, en donde todos los individuos parecen estar en una situación de contención emocional limitada por sus propios pudores. Nadie es demasiado afectuoso en lo físico, los gestos de cariño se reducen a miradas, gestos honorables y palabras dulces y sinceras – todo el mundo se encuentra a punto de hacer implosión o explosión en lo emotivo -. Dramáticamente está muy bien desarrollada y muy bien actuada. Robert Pattinson es el extraño con momentos carismáticos pero siempre distante; y quien roba la escena es Kristen Stewart, que es brillante. Sencillamente son personajes raros que generan un sensación de simpatía y piedad en el público.

El problema del film no es su excelente crescendo emocional, ni el hecho de crear una historia de amor entre un vampiro y una humana. Las reglas del vampirismo han sido convenientemente remodeladas para que esta pareja viva sus aventuras a plena luz del día y el protagonista mantenga su sed de sangre resuelta por otros medios. El personaje de Edward Cullen es romántico, carismático y a la vez trágico. Es un romance prohibido, en donde el amante puede convertirse en monstruo en cualquier momento. Quizás aquí una cuestión pueda pasar porque el galán podría haber sido un mafioso o un traficante de droga, y el 90% de la historia hubiera funcionado de igual modo – un poco como Romero y Julieta, con adolescentes pertenecientes a dos mundos totalmente opuestos que se han enamorado -. Pero al momento de ser vampiro y tener capacidades sobrehumanas, hay algo en esta pareja que hace pensar en la química de Lois y Superman – él siempre la vigila y mantiene un oscuro secreto -. No, el punto en donde la película comienza a patinar es en su segunda mitad, donde el relato decide introducir villanos que no eran necesarios y que caen como completos paracaidistas en medio de la historia. Uno piensa que hay muchos factores latentes que podrían inducir al drama o a la tragedia – el padre que es policía; los indios amigos de Bella que conocen el secreto de Edward – y en vez de decantarse por el más obvio e interesante (la presentación de Bella al resto de la familia de chupasangres), la historia deja pasar la oportunidad y se despacha con una ridícula versión de los Brady de Transilvania, en donde todos son exageradamente atentos y educados. A esto se suma la llegada de la banda de vampiros rivales como un descolgado Deus Ex Machina para movilizar un climax a pura acción que la historia no precisaba. Todo lo que sigue no llega ni por asomo a la excelencia de la primera mitad; al momento de incluir los elementos fantásticos en todo su esplendor, el relato comienza a improvisar y no siempre queda bien parado. En los momentos de intimidad de Bella y Edward se revive la magia; el resto es standard, bien llevado, pero deja bastantes cabos sueltos.

Como film fantástico, Crepúsculo es mediocre. Pero como drama romántico, brilla la mayor parte del tiempo. A pesar de la diferencia de sus naturalezas, son dos jóvenes solitarios que se consuelan entre sí por lo doloroso de su existencia. Allí es donde Twilight consigue sus mejores bazas y se hace merecedora de nuestra recomendación.

LA SAGA DE CREPUSCULO

La saga de Crepúsculo se compone de: Crepúsculo (2008), Luna Nueva (2009), Eclipse (2010), Amanecer (parte I) (2011) y Amanecer (parte II) (2012).