Crítica: Crawl, Infierno en la Tormenta (2019)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

2 atómicos: regularUSA, 2019: Kaya Scodelario (Haley), Barry Pepper (Dave), Morfydd Clark (Beth), Ross Anderson (Wayne)

Director: Alexandre Aja – Guión: Michael Rasmussen & Shawn Rasmussen

Trama: Un huracán de categoría 5 está por azotar la zona de Coral Lake en la Florida; pero pasa el tiempo y Haley Keller no tiene noticias de que su padre Dave se haya ido de la zona. Tomando su camioneta – y salteándose los controles de caminos – Haley llega al lugar sólo para toparse con Dave inconsciente y seriamente lastimado, tirado en el piso del basamento de la casa. Así es como descubre que Dave está sitiado por dos cocodrilos que han ingresado en la casa a través de un masivo conducto de desagüe. Con el celular destrozado, sin armas y con su padre gravemente herido, Haley deberá encontrar la forma de salir a la superficie y pedir ayuda… pero el sótano se está inundando y, lo que es peor, se han sumado otros cocodrilos que se han escapado de una granja de crianza que se encontraba en las proximidades. En la próxima hora Haley y Dave deberán luchar por sus vidas contra un clima que no les da tregua y contra una horda de depredadores que no dudarán en lanzárseles encima para devorarlos ni bien perciban la menor señal de su existencia.

Crítica: Crawl, Infierno en la Tormenta (2019)

Al parecer a alguien le pareció genial la escena de Alerta en lo Profundo en donde LL Cool J quedaba atrapado con tiburones en una cocina inundada y decidió hacer toda una película en base a ello. Cambien la base submarina por una casa en los Cayos – inundada por un huracán categoría 5 – y reemplacen a los escualos por cocodrilos y tendrán Crawl, Infierno en la Tormenta. Pero por mas que Alexandre Aja esté al mando (y Sam Raimi produzca), la idea no deja de ser estúpida, ridícula e increíblemente rebuscada.

El libreto debe inventar una conjunción de al menos una docena de sucesos como para situar a los protagonistas en un sótano inundado y rodeado de las criaturas voraces de marras. Alguno por ahí dijo que la historia se basaba en un hecho real ocurrido hace unos años, pero ni yo te la creo. Al menos alguien se tomo la molestia de leer la Wikipedia y aprender los fundamentos básicos de como cazan y perciben el mundo los cocodrilos, pero termina siendo al santo gas. Barry Pepper puede disparar una tonelada de parrafadas que suenan interesantes pero después el libreto decide seguir sus propias reglas así que, ¿para qué se molestaron?.

La heroína en cuestión es Maya Scodelario, la de Maze Runner, la que tiene el superpoder de ser nadadora de competición. El drama con esto es que los bichejos, una vez que todo está inundado, son rápidos como un Fórmula 1 asi que, de nuevo, el guión le pone fichas a algo que no termina de servir nunca. Hay un drama familiar artificial y hueco que no le interesa a nadie, sólo sirve para hacer tiempo hasta la próxima vez que los bichos ataquen, y toda la secuencia en donde Pepper y Scodelario permanecen atrapados en el sótano termina por hacerse demasiado larga. Como sabemos que al menos uno va a sobrevivir y ésta es una película de terror, el script inventa excusas traídas de los pelos para que la gente se acerque a la casa – en medio de un huracán apocalíptico! – y sean lastrados por los lagartitos.

Pero si bien uno no puede ponerse pretencioso con lo que intenta ser un pasatiempo liviano, eso no quita que haya cosas que te hagan crujir los dientes. Los tipos reciben una cantidad de daño grosa – piernas quebradas con fractura expuesta; unas cuantas mordeduras profundas; al menos un miembro amputado – y aún así andan, andan y andan como si fueran el conejito Duracell. Quizás ésta no sea una película sino un videojuego de esos en donde la barra de energía del personaje sube sola después de un rato a pesar de que el personaje recibió diez balazos seguidos. Como mínimo estos tipos deberían estar desmayados por la enorme cantidad de sangre que perdieron o por el dolor de las inmensas heridas, o al menos morirse de una bruta septicemia debido a que revuelcan todas sus heridas en un maremagnum de agua sucia. Pero no.

Hay algo de tensión y un par de escenas potables, pero en donde uno no puede dejar de sacarse el sombrero es con la producción. Hay una gran cantidad de escenarios vastos e inundados, una casa sitiada por una tormenta feroz que arrastra vehículos enteros, y un torbellino furioso que hace volar cosas peligrosas por los aires con lo cual la sensación de realismo – de que estás en medio de un auténtico huracán – está mas que lograda. Pero hay mucha cosa copiada de Tiburón, hay muchas muertes que se ven desde lejos, y un par de inventos que al menos sorprenden por lo novedoso aunque no tenga los pies en la tierra – en especial la última media hora en donde los protagonistas ven la luz del día en lo mas feroz de la tormenta y cambian el escenario de las persecuciones -. No es la mejor hora de Alexandre Aja, pero tampoco una abominación indigerible; simplemente es un pasatiempo mediocre con algún que otro momento, y que sirve mas como relleno de videoclub o de cable que como filme de horror válido que te hacer hervir la sangre y temblar los calzones.