Crítica: Conspiración (2001)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB, 2001: Kenneth Branagh (Reinhard Heydrich), Stanley Tucci (Adolf Eichmann), Colin Firth (Dr. Wilhelm Stuckart), David Threlfall (Dr. Wilhelm Kritzinger), Ian McNeice (Dr. Gerhard Klopfer)

Director: Frank Pierson, Guión: Loring Mandel

Recomendación del Editor

Trama: Enero de 1942. Los nazis dominan toda Europa y se han lanzado de lleno a la conquista de la Unión Soviética… en donde el rápido avance alemán ha sido detenido debido al feroz invierno ruso. Mientras la guerra se encuentra a punto de dar un vuelco, un grupo de altos oficiales – políticos, militares, y autoridades de partido – han sido convocados por el general Reinhard Heydrich para reunirse en la localidad de Wannsee, cerca de Berlín y tratar la situación de los judíos dentro de la Alemania nazi. Pero al llegar descubren que no hay nada que discutir, y que han sido llamados por la SS para informarse y acatar el plan denominado “la Solución Final”, la cual involucra el exterminio sistemático de los judíos de la faz del imperio germano, y el cual ha comenzado a implementarse – desde hace varios meses – justo por debajo de sus narices.

Conspiracion (2001) – … lo que usted dice, lo que el partido proclama acerca de lo inferior que son, de que se tratan de algún tipo de sub especie… ¡Y lo que yo le digo de lo equivocados que están!. Ellos son tremendamente brillantes, y son realmente inteligentes. Mis conclusiones es que son fuertes y poderosos por que son reales, no porque se tratan de una ideología informal y anárquica. –

Es curioso cuando uno descubre, en boca de un asesino, palabras que son aplicables a ellos mismos. Desde ya, se trata de un discurso retorcido y deleznable – tratar como una amenaza a aquellos que no los han agredido, y a los cuales han estado exterminando de manera sistemática -, pero aún en las palabras del enemigo se pueden esconder verdades que revelan su verdadera naturaleza. Ya he comentado en decenas de ocasiones anteriores, el error común de tratar a los nazis como una horda de locos desquiciados, o el vicio frecuente – en el que caen analistas, criticos y bloggers – de confundir el tratamiento de un tema vinculado a la Alemania Nazi con la oportunidad de enfrentarse ellos mismos a los déspotas y fusilarlos con una andanada de balas verbales, disparando una horda de insultos contra estos personajes y rebajándolos al rol de imbéciles con poder. Ello es caer en el mismo error que proclama a los cuatro gritos el personaje de Colin Firth en la escena mas intensa del filme. Es desmerecer y degradar, reducir al estado de objeto o caricatura a una serie de individuos que deberían merecer nuestro mas profundo temor, y el mayor de los cuidados y análisis. Son como tumores cancerígenos de la raza humana; maldecirlos no hace nada para curarlos. Hay que analizar el por qué han surgido (y siguen surgiendo, ya que genocidas y sicópatas con poder aparecen todos los días en todas partes del mundo), qué es lo que los impulsa, y cómo combatirlos o, al menos, cómo fulminar de raiz su surgimiento.

Hay algo ciertamente fascinante en descubrir cómo piensa un monstruo. Yo creo que son como alienígenas con aspecto humano, individuos que parecen personas pero cuya cabeza funciona de un modo radicalmente diferente. Mientras que el sicópata es indiferente ante una persona – a la que trata como un objeto que puede quebrar en cualquier momento sin que le genere la más mínima crisis de conciencia -, el malvado es una variante de la misma especie, el cual se relame con el sufrimiento ajeno. Yo creo que los nazis se reparten entre sicópatas y malvados, siendo los mas retorcidos los que han hecho mayor carrera en el partido y se han erigido en sus figuras principales. Y si hay algo estremecedor en ellos, es la aparente normalidad con que manejan sus vidas. Yo creo que el detalle mas espeluznante de Conspiración no es el plan de exterminio de los judíos, sino la urbanidad con la que se manejan estos individuos al tratar semejante tema, como si fuera un punto rutinario a tratar en una agenda ejecutiva cualquiera. Aún así, dentro de este grupo de amorales y fanáticos hay individuos sacudidos con la decisión tomada; y no porque se trate de matar a judíos, sino por los desorbitantes – y bestiales – números que maneja Reinhard Heydrich. Hablamos de exterminar 60.000 personas por día. Saquen números y hagan proyecciones. Aún a pesar de su profundo odio racial, el olor a tanta sangre termina por revolverle el estómago incluso a los villanos de temple mas dura.

Conspiración es una obra basada en pirotecnia verbal. Bien podría funcionar como una obra de teatro. Son individuos bestiales comportándose como caballeros y decidiendo atrocidades con una sorprendente urbanidad. Es la burocracia del caos, aquella que desea tener un arbitrario sustento legal para aducir que el exterminio está amparado por la ley. La discusión sobre quién es judío o no – de acuerdo a si su abuelo o padre es judío, o si son alemanes con una porción de sangre judía siquiera en un pariente lejano – es abismal. El papel de Kenneth Branagh es inquietante, no sólo porque es el heraldo de una decisión bestial, sino por la manera en que negocia en la mesa las lealtades hacia dicha decisión – respetando los antecedentes partidarios pero presionando e imponiéndose a los débiles, convenciendo a los reticentes, doblegando a los opositores (como el secretario Kritzinger) -. Es un individuo que concilia voluntades acerca de una misión que consiste en el homicidio organizado – cometido en las condiciones mas viles – de miles de inocentes. Es una lástima que individuos como Reinhard Heydrich sólo puedan morir una vez; no existe suficiente castigo que pueda compensar el daño que le han causado a la humanidad.

Si bien su verborragia puede ser mareante – estos individuos hablan demasiado sobre leyes y reglamentos partidarios -, existe un punto en donde el bosque se despeja y llegamos al nudo de la cuestión, en donde el personaje de Branagh exhibe e impone el propósito secreto de la reunión. No se trata de reubicar gente o establecer controles mas finos para diferenciar al judío del ario; se trata de unir fuerzas para organizar el asesinato en masa y, quizás lo mas tremendo, acatar un decisión que ya estaba implementada desde antes de la conferencia. Pero tal como dice Kritzinger con su parábola, el nazismo es un ente mucho mas complejo que va mas allá del odio racial. Si sólo se reduce a eso, cuando logre su cometido quedará falto de objetivos y de razón de ser. Y, de la manera mas expeditiva, sangrienta y brutal, esta gente parece haber dado con el método para resolver “su problema” en el menor de los tiempos.

Conspiración es una gran película. Grandes actuaciones, un tema apasionante, un desarrollo impecable. Es la intimidad de una organización maligna implementando decisiones descomunales – amparados en la falaz veracidad de sus retorcidos ideales -, y orquestándolas en un rutinario – e inquietante – clima de normalidad y cortesía.