Crítica: La Conquista del Espacio (Conquest of Space) (1955)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1955: Walter Brooke (General Samuel Merritt), Eric Fleming (Capitán Barney Merritt), Phil Foster (Sargento Jackie Siegle), Mickey Shaughnessy (Sargento Mahoney), Benson Fong (Sargento Imoto), Ross Martin (Sargento Andrei Fodor)

Director: Byron Haskin, Guión: Barre Lyndon, George Worthing Yates & Philip Yordan, sobre el libro de Chesley Bonestell & Willy Ley, Musica – Van Cleave

Trama: En la estación espacial conocida como la Rueda, un grupo de hombres se prepara para realizar una expedición a la Luna. Pero el ambiente está cargado de tensiones debido a la presión de la misión. Llegan nuevas órdenes de la Tierra, que cambian el objetivo del viaje al planeta Marte. La tripulación de la Rueda aborda una nave y se lanzan a explorar el planeta rojo, pero el general Merritt comienza a tener delirios de corte religioso, considerando que la misión es una abominación que viola los límites impuestos por Dios a los hombres. Saboteando su propia misión, Merritt es reprimido por la tripulación pero accidentalmente muere a manos de su hijo. Mientras el resto de los tripulantes se encuentra a punto de amotinarse, el capitán Barney Merritt ahora deberá enfrentarse al accidente provocado por su padre, que los ha dejado varados en Marte y con escasas posibilidades de regresar a la Tierra.

La Conquista del Espacio La Conquista del Espacio es otro producto de la factoría de George Pal, que en los cincuenta supo ser bastante prolífica con un género no muy popular en aquellos años. Aquí, contando con el respaldo de grandes estudios, Pal puede despacharse con una excelente batería de efectos especiales de calidad, los que siempre fueron su marca de fábrica. Lamentablemente no son los únicos rastros de Pal en el film.

El problema con las producciones de Pal pasa por dos aspectos: personajes terriblemente escritos, y un tufillo empalagosamente cristiano. Ambas cosas terminan por poner el toque ridículo en sus filmes, ya que los caracteres se comportan como robots, cuando no se suben a un banquito y comienzan una arenga propia de un film de propaganda. Uno no puede decir que los filmes producidos por Pal sean forzosamente malos, pero muchas veces lo que lo diferencia de los peor de la clase B (y Z) es simplemente el presupuesto. A uno le da la impresión de que Pal, al abordar el terreno de la ciencia ficción, intentó provocar un debate y una sensación de asombro. Sus películas son eventos cinematográficos y, como tales, pueden ser aprovechados para plantear ciertas reflexiones. Pero en vez de plantear cuestiones filosóficas de profundidad, Pal termina por decantarse hacia cierta moralina que a veces resulta soportable y otras veces no. En todo caso, no pasa de ser filosofía barata que podría plantearse después de una reunión de domingo en la iglesia.

El problema en sí no es el enfoque cristiano, sino que las líneas argumentales plantean afirmaciones y no preguntas. En ese sentido, lo que hace Pal es asaltar al espectador con sermones más que aprovechar la ocasión para plantear interrogantes. Aquí por ejemplo, el personaje del General Merritt comienza a disparar algunos razonamientos interesantes – la microscópica presencia del hombre en el vasto universo, la magnificencia de la obra de Dios, la posibilidad de que el hombre este violando leyes naturales al abandonar su propio mundo y explorar lo desconocido -. El problema es que el General Merritt termina transformándose en un psycho killer católico (algo realmente absurdo) por culpa del stress, en donde todos sus postulados cristianos se van al tacho cuando sabotea la nave e intenta provocar el estrellamiento (y la muerte de toda la tripulación) sobre suelo marciano, algo que obviamente contradice los postulados por los que se guía el personaje.

A esto se suma el pésimo perfil de los caracteres, que no dejan de ser caricaturas. Los comic relief son realmente malos, y algunos personajes como el sargento Imoto se despachan con razonamientos ridiculos, como que Japón es un país subdesarrollado y por ello construye sus casas con papel (!), cuando no escenas vergonzosas y eternas como la despedida de la Tierra de los familiares cercanos con los tripulantes. Es una lástima que nadie haya puesto empeño en desarrollar decentemente los personajes – el guión, en tal sentido, parece escrito por un adolescente -, ya que sobre el resto de los temas pareciera haber una gran rigor científico. A ojos de un individuo viviendo en los 50, el viaje espacial que plantea el film es coherente – obviamente el espectador moderno puede encontrar fallas en su rigurosidad científica, pero son menores -. Hay un buen sentido didáctico en explicar los pasos de la misión, así como en los métodos que implementan las soluciones del caso.

En cuanto a los efectos especiales, son realmente buenos. Aquí se plantea la forma de rueda para una estación orbital, la posibilidad de que una nave espacial tenga alas para poder aterrizar, y uno no se sorprendería si varias de estas ideas no hayan sido tomadas y refinadas por Stanley Kubrick en 2001. Dentro de las limitaciones de la época, el apartado de FX es realmente notable.

Pero más allá del cristiano loco y de los personajes bizarros, el otro problema del film pasa por la escalada dramática que plantea el guión. Pareciera que emprender la titánica tarea de explorar Marte no fuera suficiente como para generar tensión, por lo que precisa arrojar al ruedo al general desquiciado, su muerte a manos del hijo (griten todos juntos: pecado!) y la tripulación a punto de lincharlo… aunque son todos autistas y no pueden percatarse que si el general no era detenido, todos morirían. Mientras la mayor tensión está puesta en este incidente, la exploración de Marte pasa sin demasiada pena ni gloria, a lo sumo sirve como pretexto para generar algunos cliffhangers (el cohete averiado que debe ser alineado de un modo ridículo e ilógico, el terremoto en suelo marciano). En ese sentido, La Conquista del Espacio tiene idénticos problemas de desarrollo y enfoque que la más reciente Red Planet. La aventura por sí sola no basta, sino que hay que salpicarla de numerosas tribulaciones para poder cumplir con el tiempo de duración mínimo.

GEORGE PAL

Algunas de las producciones de George Pal comentadas en este portal: Destino: La Luna (1950) – Cuando los Mundos Chocan (1951) – La Guerra de los Mundos (1953) – Marabunta (1954) – La Conquista del Espacio (1955) – La Máquina del Tiempo (1960) – Atlantida, el Continente Perdido (1961) – El Poder (1968) – Doc Savage, el Hombre de Bronce (1975)