Crítica: Congo (1995)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1995: Laura Linney (Karen Ross), Dylan Walsh (Peter Elliot), Ernie Hudson (Monroe Kelly), Tim Curry (Herkemer Homolka), Grant Heslov (Richard), Joe Don Baker (R.B. Travis), Bruce Campbell (Charlie Travis)

Director: Frank Marshall, Guión: John Patrick Shanley, basado en la novela homónima de Michael Crichton

Trama: Tres historias confluyen hasta unirse en una inestable república centroafricana. En la primera, el doctor Peter Elliot causa sensación con su gorila Amy, a la cual le ha enseñado a hablar utilizando un dispositivo de voz electrónica. Ahora Elliot se encuentra obsesionado con experimentar con Amy en su lugar natal, para lo cual ha decidido viajar con ella hasta Africa. Pero, al carecer de fondos, es contactado por un supuesto mecenas rumano llamado Herkemer Homolka, cuyo verdadero propósito es llegar hasta el lugar donde nació Amy para investigar sus alrededores, ya que está convencido que allí yacen los restos de las legendarias minas de diamantes del Rey Salomón. Y, por su parte, una corporación decide enviar a una experta a la misma zona a donde van Elliot y Homolka, ya que allí se extravió una expedición liderada por el hijo del dueño de la empresa, el cual se proponía hallar un yacimiento de diamantes perfectos, ideales para construir potentes rayos lasers. Los tres terminarán juntos en un territorio altamente peligroso, habitado por criaturas salvajes que han desarrollado una inteligencia superior a la normal y que se han convertido en letales guardianes de la zona desde tiempos inmemoriales.

Congo Yo no voy a ser diplomático. Si pudiera crearlo, le daría el premio a la Película Mas Estúpida del Mundo a Congo. En la IMDB todos son amables, y hay hasta críticos – como nuestro amado Richard Scheib – que la ven con cariño. O el filme les provocó un daño neuronal importante, o en el multiplex los metieron en otra sala y los engañaron diciéndoles que estaban viendo esta película. La cantidad de imbecilidades que acumula el filme es impresionante, y la prueba de que no soy el único que la considera un engendro figura en la misma IMDB: el guionista John Patrick Shanley (Están Vivos!, Hechizo de Luna) demoró 7 años hasta que volviera a aparecer alguien que se animara a darle trabajo en la industria del cine.

Michael Crichton a veces vende pescado podrido, y aquí está la prueba. Desconozco si se trata de una falla del original, o si todo es culpa de un guionista mediocre que pensó que poniendo chistes malos y situaciones ridículas daban como resultado un blockbuster (debe haber hecho escuela con Akiva Goldsman!). Los ejemplos son innumerables: una gorila que habla con un aparatito eléctrico y toma Martinis para no estresarse durante el viaje en avión (!); un pedante expedicionario negro que habla todo el tiempo como si fuera la versión africana de Sean Connery; un ridículo millonario que grita todo el tiempo y al que le importa un pito si se murió su hijo, total lo único que quiere son diamantes para usarlos en medios de comunicación (wtf?); un estafador idiota de acento rumano, que quiere engañar al protagonista para que lo lleve a Centroafrica… y no tiene dinero para la nafta del avión (¿pensaba que la fachada de millonario iba a durarle más de dos segundos?); una ex agente de la CIA convertida en secretaria, y que carga dos toneladas de armas por la selva (va más artillada que toda la pandilla junta de Schwarzenegger en Depredador); la misma agente, enojada, que utiliza una pistola laser experimental para apuntar, disparar y reventar a un satélite en plena órbita (wtf?! – 2); una gorila obviamente falsa, a la cual le hablan sin mensaje de señas y entiende (incluso cuandole hablan de espaldas!); el ridículo unico superviviente de la fallida expedición, que esperó a morirse justo cuando Laura Linney – después de cruzar toda Africa – llegó hasta él y lo despertó del coma; … y los casos siguen, condimentados con toneladas de malos diálogos y performances terribles. Lo peor de todo es que todos ellos actúan como si estuvieran en una comedia – tienen sus momentos para lucir algun pésimo gag que les reservó el desgraciado guionista -, y nadie, absolutamente nadie, se da cuenta que toda la historia es un aborto, un acolchado hecho de ideas a medio cocinar o decididamente disparatadas. Imaginen cuántos delirios implica la historia: monos que hablan, las perdidas minas del Rey Salomón, primates asesinos super inteligentes, volcanes que explotan justo cuando faltan cinco minutos para terminar el filme, profesores bobalicones, ex agentes de la CIA, expedicionarios negros, guerrilleros corruptos, estafadores de poca monta y horrible acento… El gran momento es cuando Laura Linney logra ensamblar el rayo laser (partiendo un diamante a mano!) y empieza a partir al medio árboles y criaturas asesinas: “qué diablos es eso?” “lo último en medios de comunicación!”.

Congo es un bodrio feo, un engendro sin pies ni cabeza. Miren que podían haber creado algo medianamente decente con toda la plata que gastaron en el viaje a Africa, aprovechando los fascinantes escenarios naturales que a uno lo predisponen a la aventura… pero se empeñaron en parir una catarata inagotable de estupideces, un despropósito absolutamente insatisfactorio hecho por una camada de gente que se cree muy banana.