Crítica: Casshern (2004)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 2004: Yusuke Iseya (Tetsuya Azuma / Casshern), Akira Terao (Dr Kotaro Azuma), Toshiaki Karasawa (Burai), Kumiko Aso (Luna Kozuki), Mitsuhiro Oikawa (Kaoru Naito), Kanako Higuchi (Midori Azuma), Hidetoshi Nishijima (teniente coronel Kamijo), Hideji Otaki (general Kamijo),

Director: Kazuaki Kiriya, Guión: Kazuaki Kiriya, Dai Sato & Shotaro Suga, basados en el anime creado por Tatsuo Yoshida

Trama: En el futuro la alianza nipona ha derrotado a las fuerzas militares de Eurasia y se ha apoderado de todos sus territorios con la única excepción de la Zona Siete, donde se libra una feroz resistencia. El joven Tesuya Azuma ha decidido ir a la guerra en contra de los designios de su padre, el científico Kotaro Azuma. Mientras tanto, los largos años de la guerra han prácticamente aniquilado el medio ambiente – por la industria militar y por los residuos de las armas nucleares y biológicas que se han utilizado en el conflicto -. El Dr. Azuma presenta un proyecto ante el gobierno de la alianza nipona para desarrollar una mejora genética basada en neo células que permita resistir tanto a la polución como sanar automáticamente a los soldados heridos. Pero el joven Azuma es abatido en el conflicto y su padre experimenta con él su procedimiento científico aún no probado. En el proceso de revivir a Azuma, el laboratorio pierde el control y la batea donde residen los órganos producidos con neo células comienza a generar seres humanoides. Las fuerzas militares irrumpen y abaten a la mayoría de las criaturas. Pero estos neo sapiens juran vengarse por la masacre del laboratorio del Dr. Azuma, y obtienen el control de un inmenso ejército de robots. Ahora Tetsuya Azuma – rebautizado como Casshern – es la única esperanza para detener el avance de los robots de los neo sapiens, ya que el proceso de resucitación le ha dado poderes sobrehumanos.

Casshern Casshern es un anime creado por Tatsuo Yoshida – el mismo autor de Meteoro – que vio la luz en 1973. El dibujo animado tuvo su suceso, y en 1993 vino una remake. Años más tarde vendría esta versión en vivo, y en el 2008 se lanzaría Casshern Sins, un reboot sobre la misma idea.

Lo particular de la versión con actores del 2004, es que se trata de un mix de animé y filme tradicional. De hecho cae en el mismo año que otros experimentos digitales como Sky Captain and the World of Tomorrow e Immortel (ad vitam), por lo cual es difícil discernir cuál de ellos comenzó con la técnica de filmar a actores en estudio e insertarlos dentro de mundos virtuales creados por CGI (bah, en realidad es algo que ya había empezado George Lucas con Radioland Murders en 1994, pero de modo muy esporádico). Aquí la historia sigue con bastante fidelidad al original de Yoshida, alterando algunos nombres y personajes pero manteniendo la premisa básica.

Visualmente Casshern es un espectáculo multicolor deslumbrante. El estilo visual es particularmente fiel a las usanzas del animé, y lo único que se me ocurre compararlo es con la versión de los hermanos Watchovski de Meteoro. Además la riqueza de detalles es inconmensurable – uno debería ver varias veces el film para poder apreciar todas las minucias que los artistas visuales y el director Kiriya han incluído en cada escena -. Es un mundo futurista en onda retro, con edificios y maquinarias de art decó que por momentos pareciera sintonizar el mismo estilo de Metropolis de Rintaro. Además, en los momentos de acción, el delirio visual sube hasta la estratósfera – la visión de ejércitos interminables de robots, o el gigantesco androide que aparece en el final bien valen el precio de la entrada -, transformándose en un film estéticamente exquisito. Y la inclusión de los actores en los sets digitales es completamente impecable.

El tema es que Casshern posee una dicotomía altamente frustrante. Mientras que estéticamente es una obra maestra, tanto el director como los libretistas merecen la muerte por empalamiento. Kazuaki Kiriya es particularmente inepto para manejar la historia; el inicio del film es lento, muy lento, como si el director se extasiara con las imágenes y triplicara el tiempo de duración normal de las escenas. Las actuaciones dejan bastante que desear. Y cuando el héroe aparece en acción, carece completamente de carisma para llenar la pantalla – uno llega a la conclusión de que es un perfecto cretino y que ni siquiera le importa la suerte de su novia -. Para colmo, la historia comienza a volverse cada vez más absurda a medida que se acerca al final. Por ejemplo, en el laboratorio de Azuma cae un rayo – que resulta ser un monolito – y que es el que termina por dar vida a los órganos que flotan en ese caldo biológico. Pero nunca queda muy claro de dónde surge ese monolito. Para colmo uno de los neo sapiens se la pasa en el papel de víctima todo el film, hasta que reaparece como Burai, una versión futura y líder de los rebeldes – todo esto sin explicación alguna -, desencadena un gigantesco holocausto, y empiezan a aparecer y desaparecer personajes que uno pensaba que estaban muertos (o vivos). El clímax es tan disparatado e inexplicable que dan ganas de incendiar el video. Lo que a uno se le ocurre es que el director Kiriya pensó que era excelente generar finales crípticos al estilo de The End of Evangelion, cuando lo que en realidad sucede es que la platea desea lincharlo. Sin dudas es una historia con exceso de pretensiones – mensaje ecológico, revisión del pasado racista del Japón, planteos sobre el alma y la inmortalidad – que maneja muy mal los tiempos y los mensajes. El tema es que estos directores – que se creen grandes genios – son incapaces de discernir entre finales inteligentes con margen para diversos significados y el debate – The Fountain, Akira, y aún con todos mis grandes reparos citaría el clímax de 2001, Odisea del Espacio -, y lo que es disparar una galería de idioteces seudo intelectualoides completamente incomprensible. Para colmo, el exceso de Deus Ex Machina que posee el final de Casshern es aberrante.

Casshern vale la pena como un gigantesco y espectacular videoclip. Pero el libreto da asco. Ni siquiera una historia relativamente rutinaria (dentro de los standares del anime) está desarrollada de modo decente o digerible, especialmente a medida que avanza hacia el final… y hacia su propio precipicio.