Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 2005: Johnny Depp (Victor Van Dort), Helena Bonham Carter (Emily, la novia cadáver), Emily Watson (Victoria Everglot), Joanna Lumley (Maudeline Everglot), Albert Finney (Finnis Everglot), Tracey Ullman (Nell Van Dort / Hildegarde)
Director: Tim Burton & Mike Johnson, Guión: John August, Pamela Pettler & Caroline Thompson
Trama: Victor Van Dort es el hijo de una familia adinerada. Sus padres han acordado un matrimonio de conveniencia con la hija de los prestigiosos Everglot – los cuales se encuentran en la ruina y precisan desesperadamente poner sus manos en la fortuna de su futuro yerno -, el cual se llevará a cabo en las próximas 48 horas y sin que los novios siquiera se hayan conocido. Pero al cruzar sus caminos, la química entre Victor y Victoria Everglot es instantánea y pronto comprenden que son el uno para el otro. El problema es que el ensayo de la boda es un desastre, simplemente porque Victor resulta incapaz de memorizar las líneas que debe pronunciar durante la ceremonia. Apabullado, decide irse a caminar por el bosque para ensayar sus discursos por su cuenta… y, en medio de las bromas, termina por ponerle el anillo de casamiento a lo que supone que es la vieja rama de un árbol. Pero la rama resulta ser el huesudo dedo del cadáver de una chica – el cual se encontraba enterrado en la nieve -, el cual vuelve a la vida y rapta a Victor, llevándoselo al mundo de los muertos. Allí es donde le explica que se llama Emily, y que fue asesinada en la noche previa a su boda por su inescrupuloso pretendiente. Ahora Victor ha roto accidentalmente el hechizo y se ve obligado a casarse con Emily, aunque su corazón pertenezca a Victoria; mientras tanto, el panorama ha cambiado radicalmente en el mundo de los vivos, y los Everglot – ante la desaparición de Victor – han armado otra boda de emergencia, esta vez entre Victoria y un siniestro cazafortunas llamado Barkis Bittern. Pero los rumores de la nueva boda han llegado a los oidos de Victor y un oscuro presentimiento se apodera de él. Y ahora intentará por todos los medios regresar para detener la ceremonia, aunque ello implique escapar del mundo de los muertos y desatar la furia de Emily y todos los espectros que la apoyan.
El Cadáver de la Novia es una incursión de Tim Burton en el mundo de la animación. Burton ha coqueteado con la técnica en más de una ocasión – con la celebrada El Extraño Mundo de Jack (1993), o con la versión largometraje de Frankenweenie (2012) -, pero aquí era la primera vez que tomaba las riendas como director en un emprendimiento de estas características (hasta ese entonces, oficiaba como productor, escritor y hombre orquesta detrás de cámaras). El resultado final es una obra dotada de una tremenda sensibilidad, excepcional timing cómico y notable presencia visual, la cual me atrevería a calificar como la mejor (y última gran) obra que generó el director en sus últimos 10 años de carrera.
Es muy difícil que un fracaso de crítica y taquilla no melle el orgullo de un gran artista, especialmente cuando ello ocurre en lo alto de la ola. Yo creo que el punto de inflexión de la carrera de Burton se encuentra en Marte Ataca! (1996), en donde la confianza en sí mismo quedó seriamente afectada. A partir de entonces Burton comenzó a rodar una serie de títulos que se caracterizaban por su disparidad, amén de aferrarse desesperadamente al carisma de Johnny Depp como si fuera su tabla salvadora. Dejando de lado un excelente filme como La Leyenda del Jinete Sin Cabeza (1999), el resto iba de lo opaco a lo excruciante – Big Fish, la bizarra remake de El Planeta de los Simios -, y aún un megahit del calibre de Alicia en el País de las Maravillas (2010) no dejaba de traslucir la sensación de un artista que había perdido su identidad y su filo creativo. Excesivamente bizarro y dispar serían los calificativos más apropiados y aplicables al grueso de su filmografía desde 2001 hasta la fecha.
Pero El Cadáver de la Novia era un regreso a las fuentes, y uno hecho con gran clase. Ok, la historia tiene problemas – Emily aparece de manera imprevista en la boda de los Everglot con el siniestro Lord Bittern; la trama fuerza las idas y vueltas entre el mundo de los vivos y de los muertos; la conveniente muerte del cochero de los Van Dort para que nuestro protagonista se entere del inminente casamiento de su ex amada; la falta de justificación por el asesinato de Emily, etc -, pero tiene una excepcional sensibilidad. Todas las escenas con Victor tocando el piano – jugueteando a escondidas de Victoria, o el dueto a cuatro manos con Emily – son notables, eso sin contar el plano final con la despedida de Emily que es un gol de media cancha y me hace acordar al alto vuelo poético que Burton había exhibido en el climax de El Joven Manos de Tijera. Y a esto hay que sumarle los exquisitos momentos de delirante humor negro, como la orquesta de esqueletos que juega con sus propios huesos como si fueran instrumentos musicales, o la mascota revivida de Victor… la cual no cuenta siquiera con un gramo de carne en todo su cuerpo.
Es Burton en su mejor forma, con los engranajes del humor negro aceitados como nunca, exhibiendo sensibilidad en los momentos delicados, y desbordando de simpatía por los personajes marginales y bizarros. Como los contrapuntos entre la putrefacta novia y el gusano que vive en su ojo (y que luce sospechosamente parecido a Peter Lorre), o la galería de derruidos espectros – algunos, con un ojo colgando – que moran en el mundo de los muertos y que poseen un corazón de oro.
Sin dudas la filmografía de Burton ha obtenido taquillazos posteriores, pero ninguno de los filmes restantes (hasta el dia de la fecha) tienen el corazón y la emoción de El Cadáver de la Novia. Quizás el punto pase porque la vena burtoniana ha comenzado a agotarse, con lo cual ha debido salir a explorar temas y obras que no le pertenecen; y, por más que las intente personalizar, terminar por carecer de esa sensibilidad íntima que estaba presente en sus obras iniciales – una limitación que ha quedado patente en Frankenweenie y que, supuestamente, era un regreso a las fuentes del director -; pero aquí las cosas aún eran frescas, y Burton tenía mucho material para ofrecer, regalándonos con un filme tan dulce como ultrajante, una rara mezcla como sólo él sabe hacer funcionar..