Crítica: Cactus Jack, El Villano (The Villain) (1979)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1979: Kirk Douglas (Cactus Jack), Ann-Margret (Encantadora Jones), Arnold Schwarzenegger (Guapo Extranjero), Paul Lynde (Alce Nervioso), Foster Brooks (empleado del banco), Ruth Buzzi (dama en peligro), Jack Elam (Avery Simpson), Strother Martin (Parodia Jones), Mel Tillis (agente del telégrafo)

Director: Hal Needham, Guión: Robert G. Kane, Musica – Bill Justis

Trama: La sexy Encantadora Jones debe ir a buscar un cuantioso prestamo que servirá para que su padre pueda invertir en explotar una mina de plata. En el pueblo la espera Guapo Extranjero, un joven al cual el viejo Jones le salvara la vida en una ocasión y que desea saldar su deuda custodiando el viaje de Encantadora con el dinero. Pero al pueblo ha llegado Cactus Jack – un temible bandolero – el cual termina de ser contratado por el banquero Avery Simpson para que embosque y robe a Encantadora y Guapo, y de ese modo quedarse con el dinero y la propiedad de la mina. El problema es que Cactus Jack es un descomunal torpe, y todas las elaboradas trampas que pone a Encantadora y Guapo fracasan miserablemente.

Cactus Jack, el Villano Hal Needham es uno de los dobles de riesgo (o stunts) mas famosos en su oficio. Desde fines de los años 50 ha trabajado en infinidad de películas, y ha construido su prestigio en base a elaboradas acrobacias. El salto de Needham al sillón de director fue en 1977 con Smokey and the Bandit (un guión propio que acercó personalmente a Burt Reynolds, y al cual la estrella le ofreció dirigirlo). El film obtuvo una excelente respuesta en la taquilla y disparó la carrera de Needham, que filmaría entre otros opus (comillas resaltadas) varias secuelas de Smokey and the Bandit, Los Locos del Cannonball (y secuelas), y otras correrías con Burt Reynolds.

A decir verdad, Hal Needham es un director espantoso. Es el responsable de la moda de “la masacre masiva de autos”, algo tan descerebrado y falto de gracia pero que sin duda debe enloquecer a los americanos. Para darse una idea de la masiva (y devastadora) influencia de los filmes de Needham basta ver en todos los hijos bastardos que han nacido del concepto, empezando por las series BJ and the Monkey, Sheriff Lobo, y por supuesto Los Dukes de Hazzard. Lo de Needham no es una idea nueva – filmes como Este Loco, Loco Mundo o Los Diamantes son Eternos ya tenían correrías y destrozo masivo de autos, algo que había empezado a partir de Bullit -; lo que hizo como director es empaquetarla y masificarla. Pero más allá de las secuencias acrobáticas, Needham es totalmente incapaz de pulir medianamente un guión, dirigir aceptablemente los diálogos y las actuaciones, e incluso su sentido del ritmo cinematográfico es muy malo.

Y entre todas las cosas mediocres que ha filmado Needham, una de las más potables es sin dudas Cactus Jack, El Villano. Pero he aquí una idea formidable totalmente desperdiciada por un director sin talento. El concepto de filmar en vivo correrías similares a El Coyote y El Correcaminos (uno de los más celebrados Looney Tunes de la Warner Brothers) suena estupendo pero precisaba otro director. Uno imagina lo que Blake Edwards – que había probado algo parecido en La Carrera del Siglo con muchísima más gracia – podría haber hecho con el mismo material. A mí no me importa si las trampas son recicladas del cartoon, pero acá fallan miserablemente, y sólo acierta en algunas ocasiones simplemente por una cuestión de bombardeo.

El film tiene un aspecto barato, y parece más pensado como una película para la TV que para la pantalla grande. No es la primera parodia sobre el Western – hasta ahora nadie se ha acercado al status que Blazzing Saddles de Mel Brooks ha alcanzado -, pero al menos podría quedar como un intento decente. Needham tiene un montón de armas para haber ejecutado una comedia memorable: empezando por el casting de Kirk Douglas, un ícono del Western que decide parodiarse a sí mismo (en un momento, Cactus Jack reniega de su Manual para Malos Tipos, diciendo que no piensa imitar a Doc Holliday – el personaje que interpretaba en la clásica Gunfight at the O.K. Corral -). Yo siempre pensé que Douglas tiene pasta de sobra para la comedia y aquí lo demuestra. También tiene a Ann Margret como la damisela ninfómana en peligro, un rol obviamente muy diluído ya que el film está pensado para el público infantil. Y por último tiene a un ignoto Arnold Schwarzenegger haciendo de héroe bobo y virginal. Schwarzenegger siempre ha sido un terrible actor que sólo después de muchos films ha desarrollado algunas herramientas actorales básicas y construído su perfil carismático. Sin disparar una bala Schwarzenegger es disfrutable en comedias como Junior o Gemelos; pero aquí está a años luz de su carrera posterior y parece tener la mente en blanco todo el tiempo – algo que obviamente beneficia a su papel de héroe idiota -.

Mientras que los actores principales están bien en sus roles, los secundarios son definitivamente una pérdida de tiempo. Paul Lynde tiene unas líneas terribles, y toda la secuencia en el condado indio debería haber dado para mucho más. Lo de Strother Martin y Jack Elam – dos habitués del Western – no es más que un par de cameos extendidos. Y del resto del elenco lo único destacable es el telegrafista tartamudo de Mel Tillis.

El problema, reitero, es la pésima dirección de Needham. El film padece del síndrome del “villano charlatán de caricatura”, que a mi juicio es la peor manera de arruinar un chiste. Si el director – que insiste en parodiar a los Looney Tunes – lo hubiera estudiado detenidamente, sabría que el preludio de las trampas del Coyote es breve y mudo – no estirado ni dialogado para llenar tiempo de pantalla -, un par de secuencias cortas, y después viene el desenlace que suele ser surrealista. Cuando aquí funciona es porque Needham calca directamente a los Looney Tunes – como cuando el villano y su caballo Whisky (otro ladrón de escenas, copiado de Cat Ballou) están ocultos precisamente tras un cactus; o cuando Cactus Jack pinta en la roca un falso tunel por el cual pasan directamente Encantadora y Guapo pero él se estrella directamente -. Da la impresión por momentos que Needham se da cuenta tarde de los tiempos que precisa para rematar las secuencias graciosas – el relato de Guapo sobre la vez en que detuvo los caballos desbocados carece de estilo y está filmado horriblemente; en cambio cuando Whisky se enoja con su amo y le empieza a hacer maldades riéndose a mandíbula partida es desopilante, pero esto ya sucede cerca del final del film -. E incluso cuando encuentra el punto de gracia, no sabe muy bien como seguir. No creo que sea tanto un defecto del guión – las escenas en el pueblo, con mayor diálogo, están mejor armadas como el eterno vaso de leche que toma Schwarzenegger, o el infeliz intento de atraco al banco -, sino que cuando la acción pasa al desierto (y depende exclusivamente del talento visual del director) los resultados son muy pobres.

A pesar de todos sus problemas, es una película bastante aceptable de ver. Uno se ríe bastante aunque no todas las veces que debería. Y es un film al que le vendría bien una remake hecha con un mayor talento tras las cámaras.