Crítica: Bucktown (1975)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1975: Fred Williamson (Duke Johnson), Pam Grier (Aretha), Thalmus Rasulala (Roy), Tony King (T.J.), Bernie Hamilton (Harley)

Director: Arthur Marks, Guión: Bob Ellison

Trama: El hermano de Duke Johnson ha fallecido en un pequeño pueblo sureño llamado Bucktown. Al llegar, Duke organiza el entierro y asiste al reparto de bienes del difunto. Es así como se hace cargo de un pequeño y sucio club en uno de los barrios bajos de la ciudad; pero es recién entonces cuando descubre las verdaderas causas de la muerte de su hermano – a manos de la brutalidad de la corrupta fuerza policíaca de la ciudad, la cual extorsiona a todos los negocios sórdidos de la zona -. Siendo víctima de amenazas y ataques, el duro Duke decide pedir ayuda a sus compañeros de pandilla en la metrópolis, los cuales viajan al lugar y literalmente limpian la corrupción de Bucktown con la sangre de los policías infames. Mientras que al principio todo parece ir viento en popa, la situación cambia de color cuando Roy – amigo de Duke y líder de la banda – decide tomar para sí los puestos de la policía, y comienza a apoderarse de la ciudad de una manera mas brutal y opresiva que los antiguos vigilantes corruptos. Y no pasa mucho tiempo hasta que Duke y Roy choquen, en lo que parece ser el encuentro decisivo sobre el futuro de la ciudad, un destino que se definirá con sangre, fuego y balas.

los morenos de la gran ciudad se van a los bifes con los policias corruptos de un pueblo sureño en Bucktown (1975) los morenos de la gran ciudad se van a los bifes con los policias corruptos de un pueblo sureño en Bucktown (1975)

Bucktown Bucktown no es Shakespeare. Ni siquiera es una buena película. Es puro blaxploitation con todo lo que ello significa, sea Pam Grier en bolas, blancos insultando a negros, negros sacándole a patadas el almuerzo del viernes pasado a los blancos, mas Pam Grier en bolas, y algún protagonista bonito por el cual las chichis de la película – sin importar del color que sean – se babean por él. La credibilidad sale disparada por la ventana, y lo único que interesa es la cadencia de la violencia y los desnudos. En ese sentido Bucktown es sólida y entretiene, pero no le pidan coherencia.

Una cosa curiosa es que la historia del filme parece sacada de un western – y posiblemente así lo sea, sólo que yo (al no ser un especialista en el cine de vaqueros) no logro dar con la referencia del original -. Chico bueno llega a pueblo, se hace cargo del negocio del hermano fallecido, el sheriff y sus alguaciles (mas corruptos que el diablo) lo molestan para asustarlo, el chico bueno llama a un puñado de antiguos (y ultraviolentos) amigos – lo que indica a las claras que no es el niñato que todos pensaban -, y todos juntos terminan dándole una paliza descomunal a los policias corruptos del barrio. Mas tarde los recién llegados se auto nombran alguaciles y hacen los mismo que los que estaban antes – o sea, explotar a la gente -, sólo que en peores condiciones y de la peor manera posible. El asunto culmina con el héroe enfrentándose en solitario a todos ellos, liquidándolos uno a uno, llegando al jefe que era su antiguo amigo y restaurando el balance que debieron haber obtenido en su momento. Y ciertamente esta trama anda de maravillas para una de vaqueros – en donde todos van armados hasta los dientes al saloon, y en donde la ley brilla por su ausencia – pero resulta difícilmente digerible en un policial ambientado en una pequeña ciudad sureña de los años 70: las preguntas se acumulan a borbotones en mi mente y pujan por salir. ¿Pandilleros liquidando policias blancos corruptos y siendo felicitados por el alcalde?. ¿Autonombramiento de los pandilleros como policías de la ciudad?. ¿Un alcalde tan inútil que es incapaz de llamar a alguna fuerza estatal – o el FBI – para que desaloje a los hampones amparados en el escudo policial?. ¿Morenos matando a medio mundo sin que medie algún arresto u orden judicial?.

Si la credibilidad de la trama está estirada hasta el borde de lo tolerable, los diálogos le van en saga. Acá hay piezas de texto escritas de manera horrenda, comenzando por el gordo borrachin que interpreta Bernie Hamilton (siglos antes de ser el jefe de Starsky & Hutch), el cual se la pasa hablando boberas y viven cortándolo en fetas a cada rato. Es humillante ver como se la pasan arrastrando a Hamilton por el piso con la panza al aire. Después, como siempre, hay un machismo desenfrenado en todo el asunto pero eso es una marca registrada del blaxploitation. Pam Grier tendrá un busto tremendo pero es mala actriz y tampoco es muy bonita que digamos, y aquí le toca hacer de damisela en apuros (en vez de tomar armas como le toca casi siempre). Fred Williamson es un actor horrendo, aunque compensa con pinta y simpatía; cuando pelea, manda los puñetazos a mil kilómetros de la cara del contrincante, y esto se parece más a una refriega de Titanes en el Ring que a una brutal bravata de bar. Al menos Thalmus Rasulala expide confidencia y carisma, algo que en el resto del cast (que incluye a un ignoto Carl Wheaters en uno de sus primeros papeles) brilla por su ausencia.

Lo que salva a Bucktown de la quema es el ritmo, porque siempre se la pasan discutiendo, peleando o teniendo sexo, con lo cual el tiempo de duración se hace llevadero. No es el mejor filme del género, aunque es uno que tiene un par de cosas originales – los blancos son liquidados, y son los morenos que han salvado el pueblo quienes se vuelven malos, con lo cual el héroe queda solo a su suerte para reestablecer el orden incluso con los de su raza -, lo que lo diferencia del resto de la manada. Por todo lo demás es pasable y hasta recomendable, aportando una cuota de entretenimiento mínimo como sólo podían dar las películas de los años 70… un prospecto que parece olvido por los cineastas pochocleros contemporáneos.