Crítica: El Quinto Infierno (The Boondock Saints) (1999)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 1999: Willem Dafoe (Paul Smecker), Sean Patrick Flanery (Connor McManus), Norman Reedus (Murphy McManus), David Della Rocco (Rocco), Billy Connolly (el Duque)

Director: Troy Duffy, Guión: Troy Duffy, Musica – Jeff Danna

Trama: Los hermanos McManus se ven involucrados en una pelea cuando dos miembros de la mafia rusa intentan extorsionar al dueño del bar irlandés al que asisten. Los rusos, al día siguiente, intentan darles un escarmiento pero terminan muertos. Tras presentarse a la policía y declarar los hechos, los hermanos quedan absueltos bajo los cargos de asesinato en defensa propia. Pero los McManus han quedado trastornados después de los incidentes, y ahora creen que son justicieros iluminados por Dios. Consiguiendo armas, se dedicarán a limpiar la ciudad de criminales. Mientras tanto el estrafalario detective Paul Smecker se encuentra investigando las muertes de numerosos mafiosos en los últimos días. Y no pasará mucho tiempo hasta que Smecker relacione a los McManus con los asesinatos.

The Boondock Saints The Boondock Saints es un pequeño film policial que se suma a una nueva corriente que mezcla policial negro con comedia, y que se iniciara con Pulp Fiction en 1994. Tras la película basal de Tarantino, numerosos imitadores seguirían el mismo camino, desde Dos Dias en el Valle hasta Juegos, Trampas y Dos Armas Humeantes. The Boondock Saints forma parte del grupo de retaguardia, y en su momento pasó desapercibida pero con el tiempo comenzó a generar un pequeño status de culto tras su salida en video.

Es una película bastante original, aunque algo inconsistente en su desarrollo dramático. Aquí hay dos irlandeses de clase trabajadora que se ven mezclados en un pleito con un par de mafiosos rusos, y a los cuales terminan por darles su merecido en una escena típicamente tarantinesca – los McManus terminan por liquidar a los hampones con un inodoro, no sin que antes uno de ellos se caiga desde un edificio y aterrice sobre la espalda de uno de los criminales -. Por si los McManus no fueran suficientemente pintorescos en la onda de Tarantino, el libreto les agrega a un brillante detective gay, un sicópata italiano, un asesino implacable, y a las mafias rusa e italiana enfrentadas entre sí. Y después del shock de la muerte de los dos rusos, los chicos irlandeses comienzan a creer que tienen una misión celestial: la de limpiar la ciudad de los criminales.

Los problemas pasan por el libreto, que después de un inicio muy inspirado, entra en un acto intermedio de tránsito mucho más lento. Todo lo que al comienzo prometía The Boondock Saints – una comedia de acción con bastante ritmo – se empantana sobre la mitad, especialmente después de la inclusión del personaje de Rocco – el mandadero de la mafia italiana -, que resulta algo irritante. Hay secuencias graciosas – como el asalto de los McManus a la suite donde está la cumbre de la mafia rusa -, pero la sumatoria de Rocco al dúo se hace molesta – en parte por la molesta performance de David Della Rocco -, además de que el guión pareciera haber perdido la vena graciosa y entrar a jugar en el terreno de un policial más serio. Es como si el director Troy Duffy (lamentablemente aquí en debut y despedida) tuviera claro el inicio y el final, y se pusiera a improvisar para hacer tiempo en el medio. Cuando las cosas perfilan hacia el clímax, repuntan bastante pero es obvio que a Duffy le faltaba más experiencia como narrador y guionista.

La inspiración obvia de toda la historia parece ser el personaje de Jules Winnfield (Samuel L. Jackson) de Pulp Fiction. Aquí los muchachos empiezan a recitar parlamentos de la Biblia en cada masacre que cometen, amén de armar todos los escenarios cmo una gran ceremonia – la manera de matarlos; acomodando monedas sobre los ojos de los cadáveres -, y andar por allí cargados de armas, tatuajes con palabras de Justicia y Equidad, y enormes cruces al cuello. Tras ellos tenemos a un asesino loco conocido como el Duque, pero al cual el filme no le da demasiado espacio como para generar la amenaza que debería – pensar que en Snatch Guy Ritchie había armado algo similar con Vinnie Jones pero de manera muchísimo más inspirada -. En el medio están los mafiosos de todas las nacionalidades, que tampoco tienen tiempo para resultar queribles o detestables – aquí está Ron Jeremy, actor legendario del cine porno, haciendo un bolo como un segundo de la mafia italiana -. El film quedaría en lo apenas aceptable sino fuera por la presencia de Willem Dafoe, que es un ladrón de escenas constante. Su Sherlock Holmes gay, arrogante y amanerado, contradictorio y desfachatado, es por lejos lo mejor de la película. Desde la secuencia en que está con su amante asiático hasta cuando se disfraza de mujer, Dafoe roba pantalla como loco. Lamentablemente el resto de los personajes no está desarrollados con el mismo carisma y cuidado que el detective Smecker.

Si a usted le gustó Pulp Fiction, seguramente le gustará The Boondock Saints. No es tan inspirada ni tan graciosa, pero tiene lo suyo. Si la ve en alguna estantería del videoclub (o en la grilla del cable), vale la pena obtenerla. Sobre todo por la performance de Dafoe.

LA SAGA DE EL QUINTO INFIERNO (THE BOONDOCK SAINTS)

La saga de El Quinto Infierno de Troy Duffy se compone de: The Boondock Saints (1999) y The Boondock Saints II: All Saints Day (2009)