Crítica: Bolt (2008)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2008: John Travolta (Bolt), Susie Essman (Mittens), Mark Walton (Rhino), Miley Cyrus (Penny), Greg Germann (agente), Malcolm McDowell (Dr Calico)

Director: Byron Howard & Chris Williams, Guión: Dan Fogelman & Chris Williams

Trama: Bolt es un perro estrella de la TV, protagonista de una serie en donde todas las semanas encarna a un super héroe canino. Para que Bolt se mantenga “en el rol” – y no le tenga miedo a las acrobacias -, el director de la tira lo ha mantenido aislado del resto del mundo desde que nació, convencido de que el perro cree que posee realmente super poderes. Pero después de un accidente en el set Bolt se escapa y no logra dar con el camino de regreso. Así es como conoce a la gata Mittens y el cobayo Rhino, quienes se transforman en sus compañeros de viaje y comienzan a enseñarle las minucias de la vida canina en el mundo real. Y aunque Bolt sigue convencido de que es un super héroe, la dura realidad termina por golpearlo y mostrarle su auténtica naturaleza. Ahora Bolt desea regresar a los brazos de su ama, la protagonista del show, la cual se encuentra buscándolo desde su desaparición. Y con la ayuda de Mitthens y Rhino emprenderá el largo viaje de regreso a casa.

Bolt Este es el primer filme de la división digital de la Disney bajo la égida del ex-Pixar John Lasseter. Uno podría decir que la Disney ha perdido el rumbo desde finales de los años 90, cuando se despachó con Atlantis (2001) – la cual pareció marcar el final de la segunda época de oro del estudio -, y sólo los productos de su subsidiaria Pixar le han sacado las papas del fuego. Desde ese entonces la corporación del ratón ha cerrado su estudio de animación tradicional (a mano), lo ha vuelto a abrir, ha abierto su propia división digital y ha intentado competir con la Pixar (cuando la relación con éstos parecía que iba a concluir en un inevitable divorcio), demostrando que no tiene una linea directriz demasiado clara sobre cómo encarar el futuro o qué proyectos priorizar. En ese sentido – y aceptando la falta de originalidad – le han dado el proyecto a Lasseter con la intención de camuflar Bolt como un filme Pixar de segunda mano. Pero si bien la película es excepcional en el aspecto técnico, se queda flaca a la hora del entretenimiento y de las emociones. Bolt es un melodrama estirado que no satisface ni a chicos ni a grandes y se empantana de una manera terrible hasta que las explosiones del climax terminan por sacar al público del coma en que se encontraban sumidos.

Si uno analiza la trama, en el fondo verá que no hay demasiadas diferencias entre Bolt y El Show de Truman. Otra vez tenemos a un protagonista iluso que vive en un show televisivo y cree que todo es verdad. En esta ocasión, lo que tenemos es un perro que tiene su propia serie de TV y está convencido de que realmente tiene super poderes – algo parecido a lo que le pasaba a Buzz Lightyear enToy Story, otro producto de la factoría Disney -. Por una decisión artística lo tienen encerrado y aislado del mundo pero, en la primera de cambio, el pichicho se escapa y se topa con el mundo real. Todo lo que sigue es el proceso de acostumbramiento a su nueva (y verdadera) naturaleza, ya sea perseguir autos, llorar cuando tiene hambre o jugar con otros cachorros.

El problema con Bolt es que es plomiza. El filme arranca en gran forma – con una genial persecución en donde Bolt se enfrenta a un ejército de villanos en el medio de una autopista, destruyendo helicópteros y tanques con rayos que salen de sus ojos o con su ladrido ultrasónico (imaginen esto como la versión seudo Pixar de Krypto, el perro de Superman) -, y después de eso se clava de nariz al mejor estilo Titanic. El punto es que el inicio tiene tanta adrenalina que uno queda masticando insultos en chino cuando vemos que lo del super perro no es real y vamos a tener un drama existencial común y silvestre. No hay nada – absolutamente nada – que logre repuntar las formidables expectativas iniciales y, lo que es peor, el melodrama no emociona. Ni siquiera los personajes secundarios logran aportar gracia o carisma, aunque el cobayo que los acompaña tiene su cuota de momentos inspirados. Quizás Bolt padezca el problema de El Ultimo Gran Héroe, en donde se comienza con un fascinante mundo de fantasía y cuando llegamos al nudo de la premisa – pasar al mundo real en donde las proezas no son posibles – todo se vuelve tan anodino que termina por sepultar las virtudes de la propuesta.

En general la crítica ha sido amable con el filme; a mi me aburrió, y a mi compañera de 4 años de edad le hizo el mismo efecto que tomarse un frasco de Valium. Esto transforma a Bolt en un producto atípico, disfrazado de filme infantil, pero que no satisface ni a su público primario ni a sus sufridos acompañantes adultos, y que queda a mitad de camino en todas sus intenciones, simplemente porque los personajes que dibuja carecen de gracia.