Crítica: Bird Box: A Ciegas (2018)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

4 atómicos: muy buenaUSA, 2018: Sandra Bullock (Malorie), Trevante Rhodes (Tom), John Malkovich (Douglas), Sarah Paulson (Jessica), Jacki Weaver (Cheryl), Rosa Salazar (Lucy)

Director: Susanne Bier – Guión: Eric Heisserer, basado en la novela de Josh Malerman 

Trama: Malorie está embarazada; y aunque no es una mujer joven, la idea de formar familia sola – su novio la abandonó ni bien supo la noticia – no la entusiasma para nada. Su apatía hacia el bebé que lleva en su panza es chocante para quienes la rodean, en especial para su hermana Jessica. Pero al salir del hospital – después de hacerse una ecografía de rutina – empieza a ver corridas, gritos, choques y explosiones. Las noticias han alertado sobre brotes masivos de sicosis en Rusia y otras partes del mundo, pero ahora parecen haber llegado a la ciudad donde vive Malorie y, lo que es peor, se expande como si fuera un virus que provoca la locura y que hace que los infectados quieran matarse con lo primero que tengan a mano. Luego de volcar su auto – y perder a Jessica a causa de la infección -, logra tener refugio en la mansión de Greg, un arquitecto adinerado que esta acogiendo a todos los que puede. Pero el grupo ya es numeroso, los suministros están limitados y, lo que es peor, una de las últimas en entrar ha sido otra chica embarazada. Haciendo migas con Tom – un joven moreno ex-marine, y el único con entrenamiento de combate en la casa -, comienzan a sondear lo poco que dicen las noticias de TV y radio hasta que la transmisión se corta. Al parecer hay una fuerza sobrenatural rondando las calles… algo invisible que se manifiesta ni bien uno se topa con ella y la mira, contagiando la locura suicida a la víctima de turno. Y ahora que es el fin del mundo y la humanidad ha sido diezmada, las malas noticias no cesan, ya que hay dementes que han logrado sobrevivir al encuentro con la fuerza y se han vuelto en creyentes irracionales, individuos que irrumpen en masa en las casas y obligan a los sobrevivientes a mantener los ojos abiertos y ver a la muerte invisible en persona. Y aunque la casa está fortificada, es cuestión de tiempo para que los seguidores la encuentren y entren por la fuerza. Pero Malorie ha entrado en trabajo de parto y, lo que es peor, un extraño merodea la mansión… obligando a los moradores a montar una desesperada defensa de la misma, una batalla campal en donde están en juego sus vidas.

Arlequín: Crítica: Bird Box: A Ciegas (2018)

Y ahora… algo (no tan) diferente…

A Quiet Place pero con gente ciega (o imposibilitada de usar la vista). El filme de Susanne Bier no existiría de no ser por la formidable repercusión de la cinta de John Krasinski y, aunque se base en un libro del 2014, el olor a copia / reciclado es fuerte. Bird Box toma cosas de A Quiet Place, mucho de The Happening (ese bodrio que quiso vendernos M. Night Shyamalan en el 2008, pero con cero éxito), y puchitos de una tonelada de filmes post apocalípticos de la talla “una amenaza natural / sobrenatural / alienígena ha pulverizado a la mayoría de la población del mundo y un puñado de sobrevivientes deben reunirse con los últimos de su especie”, comenzando por El Día de los Trífidos. Y mientras que la premisa es risible (la amenaza de turno ronda por ahí y si la mirás, te chiflás lo suficiente como para suicidarte), la directora Bier (y un cast de lujo) se dan maña para crear un producto sólido, potable y hasta recomendable. No hay nada original en Bird Box (el título alude a que sólo los pájaros detectan la presencia invisible y se alteran lo suficiente como para alertar a los humanos, razón por la cual todos andan con una jaulita en la mano), pero el espectáculo se mantiene porque está hecho con profesionalismo y energía, aún cuando flaquee en un par de escenas.

¿Y por qué pasa lo que pasa en la película?. Nadie sabe, nadie contesta. Mejor así, porque cuando el filme amenaza con una explicación – uno de los personajes secundarios explica que en todas las religiones hay demonios que aparecen en tiempos apocalípticos y que te hacen matarte para expiar tus pecados -, la misma suena tremendamente traída de los pelos. Tampoco vemos a los bichos, solo sus manifestaciones, y mejor así. Bier se concentra en la supervivencia y hay escenas y personajes conocidos y repetidos de filmes similares – el idiota fascista, la líder, el tipo bueno con pasta de héroe; algunos personajes de relleno para que sean carne de cañón de la amenaza de turno; el viaje al supermercado y la fantasía consumista de que todo es gratis y que la compensación por el horror y la desolación del apocalipsis es poder comer, beber y tomar todo lo que uno quiera; el éxodo al campo y el viaje final hacia la colonia con los últimos refugiados -, pero donde la película intenta trazar una diferencia es en el personaje de Sandra Bullock, la cual comienza la aventura estando embarazada (su novio la abandonó cuando supo de su gravidez) y no tiene conexión sentimental de ningún tipo con el feto. Es un comienzo bastante detestable ya que la Bullock contempla la eventualidad de dar su hijo en adopción. El embarazo es una carga y, cuando estalla el fin del mundo, no hay conexión afectiva entre ella y el feto, el sentimiento es nulo. Si antes era porque era un hijo no deseado, ahora se suma el pragmatismo de no atarse emocionalmente a nadie para poder sobrevivir. (alerta spoilers) Pero la naturaleza es mas fuerte y le da una cachetada a la Bullock cuando debe hacerse cargo de un niño extra, un huérfano cuya madre ha perecido en medio de toda esta locura. Suena aberrante que los llame respectivamente Niño y Niña (sin nombre propio!) pero, por otro lado, uno piensa que no puede encariñarse tanto ya que si pierde uno de los niños y se desmorona, va a ser incapaz de proteger al restante. El fin del mundo tiene otro sentido para la Bullock, porque termina convirtiéndose en un viaje de descubrimiento, en donde al final su instinto maternal termina por salir a luz cuando llegan a un lugar paradisíaco y seguro donde pueden recomenzar sus vidas. (fin spoilers).

Quizás una de las cosas mas importantes que logra Bird Box es preguntarse el sentido de la supervivencia. En decenas de filmes post apocalípticos vemos a la gente lidiar con amenazas indomables pero uno se pregunta si vale la pena semejante lucha. Si tu mundo nunca va a ser igual, ¿vale la pena vivir en condiciones tan desastrosas?. ¿Realmente es la esperanza lo que te mantiene cuerdo, sagaz y con vida como para proseguir adelante?. Cuando la Bullock flaquea, es el moreno Rhodes el que le cachetea la cara diciéndole que la esperanza de un mundo posible nunca desaparece, y que es la que merecen sentir los chicos para seguir adelante. Peleas por ellos porque hay una chance muy pequeña (pero existe!) de que uno acabe con la amenaza o aprenda a convivir con ella / evitarla, y de que los niños puedan ser niños, jugar en los arboles, ver el Sol, ser felices. El ser humano se adapta a todo, lo único que precisa es que los cambios terminen como para descubrir las nuevas reglas de juego y saber qué se puede hacer y qué no. Y estos chicos crecerán en mundo distinto al que nacimos, pero tendrán la posibilidad de llevar una vida plena aunque las reglas sean otras… y mucho mas peligrosas.

El cast de lujo que reúne la Bier soporta de maravillas la historia y da performances que son superiores a la calidad de la trama. La Bullock ya ha probado de sobra que es una actriz todo terreno, pero no faltan los placeres culpables como John Malkovich, la fugaz (y sentida) performance de Sarah Paulson, o secundarios que ensalzan el asunto como Jacki Weaver y Tom Hollander. Entre eso y el buen sentido común de jugar con el peligro y olvidarse de las explicaciones (que solo debilitarían aún mas la premisa), Bird Box: A Ciegas es una sólida película de terror fantástico, donde el manejo diestro de la tensión y la urgencia por la supervivencia terminan superando (con creces) lo débil de su idea basal.