Crítica: La Batalla de los Mundos (Battle of the Worlds) (1961)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Italia, 1961: Claude Rains (profesor Benson), Bill Carter (comandante Bob Cole), Umberto Orsini (Dr. Fred Steele), Maya Brent (Eve Barnett), Jacqueline Derval (Sra. Collins), Renzo Palmer (Barrington)

Director: Anthony Dawson (Antonio Margheriti), Guión: Ennio De Concini

Trama: El futuro. Un observatorio registra lecturas de numerosas anomalías siderales, y acude a consultar al profesor Benson, un excéntrico físico y astrónomo a cargo del proyecto. Benson concluye que las mediciones indican la aparición en nuestro sistema solar de un planetoide, al cual llama El Forastero, y que se encuentra en trayectoria directa hacia la Tierra. Aún cuando los cálculos de Benson indican que el asteroide pasará a 95.000 millas de nuestro planeta sin riesgo de choque, El Forastero súbitamente entra en órbita con la Tierra, produciendo numerosos y graves cambios climáticos. Los científicos terrestres lanzan misiones de exploración al asteroide, pero naves alienígenas aparecen súbitamente destruyendo a las naves. Ahora es una cuestión vital destruir a El Forastero antes que su influencia sobre el clima terrestre acabe con la vida en nuestro planeta; pero todos los intentos de comunicarse con la inteligencia extraterrestre residente en el asteroide han sido infructuosos.

Battle of the Worlds Tal como reza el título original de esta película, la cinematografía italiana es prácticamente un género en extinción. En los años 60 daban a luz cientos de títulos por año, la mayoría exploitation pero muchos de ellos interesantes e incluso influenciales; había nombres como Fellini, Sergio Leone, Dino Risi, Mario Bava, Riccardo Freda … una galería interminable de talentos tanto en el cine arte como en el comercial. Y en los 70 entraron en una grave crisis, terminando por producir clones cada vez más baratos de los éxitos yanquis del momento. Perdieron su personalidad y se transformaron en imitadores. Para colmo, se volvieron cada vez más radicales – quizás la última señal de carácter -, como fue lo que ocurrió con el terror italiano, con exhibición extrema de tripas en primerísimo plano. De toda esa época de gloria, en el nuevo milenio no quedaron ni señales. La cinematografía italiana perdió distribución internacional, cantidad y calidad, y terminó restringiéndose a algún título aislado de Darío Argento o alguna película perdida del insoportable seudo genio de Roberto Benigni.

Pero en los años 60, aún una película italiana barata de género tenía valores de producción bastante potables y al menos intentaba desarrollar ideas propias. Para el caso de Il Planeta Degli Uomini Spenti (El Planeta de los Hombres Extinguidos – título spoiler que revela prácticamente el final de su trama -) se gastaron unos pesos, y consiguieron al jubilado Claude Rains (Casablanca, El Hombre Invisible) y a unos decorados y efectos especiales bastante aceptables. El problema es que el guión desperdicia una idea interesante y se dedica a desarrollar personajes y situaciones que no le interesan a nadie.

La influencia obvia es el clásico Cuando Los Mundos Chocan, con la diferencia de que el planeta errante resulta ser una especie de gigantesca nave espacial repleta de alienígenas con mal carácter. En sí el argumento es más propio de de las delirantes space opera japonesas que de la sci fi italiana. Hay algunas batallas espaciales y un despliegue de decorados que van de lo ok a lo patético. La base de los alienígenas en el asteroide se reduce a túneles rojos inundados de tubos de plástico de electricidad. En fin.

Pero lo más irritante de La Batalla de los Mundos es que prefiere dedicarse a la rutina diaria de los personajes idiotas que pueblan la trama en vez de explorar las posibilidades que la aparición del planeta errante plantea. El Forastero no es más que un planeta automatizado manejado por robots, ya que los alienígenas de carne y hueso se murieron hace rato y todas las instalaciones quedaron en piloto automático. En vez de profundizar las posibilidades de semejante premisa – a lo Planeta Prohibido; el descubrimiento arquelógico de los restos de una civilización extraterrestre -, le dedica un montón de tiempo al irritante profesor Benson y al melodrama interno de una parejita de científicos que estaba por casarse cuando apareció el fenómeno. La película comienza ok, pero cuando aparece Claude Rains en pantalla, se va a los caños y muy mal. La performance de Rains es sideralmente afectada y sobreactuada. El elenco secundario – en especial Umberto Orsini, quien se ríe todo el tiempo, aún cuando el mundo esté por explotar – tampoco ayuda. Para colmo, el guión no tiene mucha idea de a dónde ir, y sólo se preocupa de darle más tiempo de pantalla al importado Rains. En vez de ser un genio excéntrico y carismático, el profesor Benson termina siendo un pedante negrero que maltrata a sus ayudantes y tiene visos de científico loco. Y pensar que toda la historia gira alrededor de él…

La Batalla de los Mundos es definitivamente mediocre. Desperdicia ideas, tiene diálogos irritantes, y le da un espacio enorme a Claude Rains para que se despache con una sobreactuación salvaje. Es una rareza, pero uno no se pierde nada si no la ve.