Crítica: Galaxias Año 2000 (Battle in Outer Space 2 / The War in Space) (1977)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 1977: Kensaku Morita (Miyoshi), Yûko Asano (June Takigawa), Ryô Ikebe (profesor Takigawa), Hiroshi Miyauchi (Morrei), Akihiko Hirata (comandante Oshi)

Director: Jun Fukuda, Guión: Shuichi Nagahara & Ryuzo Nakanishi

Trama: Koji Miyoshi visita al profesor Takigawa, un brillante científico de cuya hija estuvo enamorado años antes. Pero los motivos de la cita son ahora muy distintos: Miyoshi trabaja para la ONU y, en nombre del cuerpo de naciones, viene a pedirle a Takigawa que finalice la construcción de la supernave Goten, diseñada para la defensa del planeta. Es que hay numerosas señales de que se avecina una invasión alienígena y la Tierra carece de recursos para defenderse. Pronto, centenares de OVNIs pululan los cielos del planeta, y el Goten – finalizado en una carrera contrarreloj – sale a darles caza. Ahora ha llegado el turno de ir a Venus y vencer a los malvados Daimakan en su propio terreno. Pero los extraterrestres cuentan con una fortaleza espacial que representa un hueso duro de roer, incluso para el devastador poder del Goten.

The War in Space La Guerra en el Espacio (The War in Space, o Wakusei Daisenso, o Galaxias Año 2000 como se la bautizó en España) es otra de las colorinches invasiones alienígenas de la Toho. Dirige el mediocre Jun Fukuda, responsable de algunas de las peores entregas de la saga Godzilla. He aquí otra raza extraterrestre malvada que viene a apoderarse de nuestro planeta (exterminándonos antes), y hay otra supernave creada a último momento para detener sus aviesas intenciones. Lamentablemente el resultado final es mucho menos excitante de lo que suena.

Ciertamente en los 70 la ciencia ficción se ponía de moda con Star Wars, y todo el mundo salió a hacer copias rápidas para capitalizar dicho suceso. La Toho llegaría a despachar su propio clon (cargado con otra tanda de princesas, emperadores y mercenarios intergalácticos) con Mensaje Desde el Espacio en 1978; pero antes de eso, para salir del paso y entregar algo con naves espaciales y rayos láser que pudiera encandilar al ávido público de la época, decidió despacharse con un reciclado de clásicos propios como Los Mysterianos, su secuela Batalla en el Espacio Exterior, el título de culto Atragon y, a esto, le sumó unas gotas de otras influencias como la serie de Gerry Anderson Invasión UFO.

Aquí hay otro científico renegado que tiene a medio construir un arma devastadora – el submarino volante de Atragon, rebautizado aquí como Goten, y convertido en nave espacial -, y que comienza a ser perseguido en la Tierra por alienígenas disfrazados de humanos. Luego de escapar de un atentado, el tipo decide terminar su obra y salir a patearle el trasero a los bastardos extraterrestres que quisieron dejarlo frito en su departamento. Mientras tanto, hay unas bolitas con luces que comienzan a arrasar burdas maquetas de la Torre Eiffel, el Arco de Triunfo parisino y otros monumentos famosos de las principales capitales del mundo – inútiles desde el punto de vista estratégico y militar, pero que quedan muy bien cuando vuelan en pedazos y sirven para dar sensación de superproducción -. Las bolitas voladoras se ven muy similares a las budineras alienígenas de Invasion UFO, y cumplen su misma función: jamás se ven como naves reales y pueden ser exterminadas masivamente por el Goten sin encarecer mucho el presupuesto. Y una vez que la Tierra se ve liberada de esos despreciables extraterrestres, el Goten se va a Venus a pelear con los alienígenas en su propio terreno.

El problema con todo esto es que se ve terriblemente insípido, lo cual es desilusionante considerando la escala épica del relato. Todo va muy rápido, nada es filmado con tensión, y el Goten parece tan invencible que jamás se lo ve en peligro, razón por la cual nada de lo que ocurre resulta excitante. Los personajes tampoco están bien desarrollados y, por el contrario, bordean lo patético. En un momento uno de ellos ve por una escotilla del Goten cómo se alejan de la Tierra, y se le cae un lagrimón. Y la escena, en vez de ser emocionante, resulta ridícula.

Todo es muy veloz y a medio cocinar. Tampoco ayudan los efectos especiales – que se ven bastante pobres (en la Toho todavía le seguían prendiendo una vela al fenecido Eiji Tsuburaya, en vista de sus magros reemplazantes) -, ni el diseño de los aliens, que van en un galeón volador (WTF!??) y se visten como centuriones romanos. O que tienen un secuaz que semeja un minotauro pero se vería mejor en El Show de Barney, el dinosaurio gay. Patético es la primera palabra que se me viene a la cabeza.

Aún con todo el amor que profeso por los delirios baratos y colorinches de la Toho, debo admitir que The War in Space es chata y decepcionante. Diálogos tristes, mucha acción insípida, diseños lamentables. Carece del enganche que Ishiro Honda le ponía a sus invasiones espaciales (y eso que aquí venden todo esto como si fuera una secuela de Batalla en el Espacio Exterior). No hay personajes interesantes, ni los aliens tienen misterio. Sólo hay explosiones una y otra vez, lo cual llega a aburrir luego de la décima maqueta que vuela por los aires.