Crítica: Battle Royale II: Requiem (2003)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 2003: Tatsuya Fujiwara (Shuya Nanahara), Shugo Osinari (Takuma Aoi), Riki Takeuchi (profesor Riki Dakeuchi), Ai Maeda (Siori Kitano), Ayana Sakai (Nao Asakura)

Director: Kenta & Kinji Fukasaku, Guión:Kenta Fukasaku & Norio Kida, basados en la novela de Koshun Takami

Trama: Shuya Nanahara, superviviente del último juego de Batalla Real, se ha convertido en un terrorista que combate al mundo de los adultos desde la marginalidad. A su vez éstos han montado un nuevo espectáculo llamado Battle Royale II: Survivor, en donde un grupo de adolescentes de reconocida mala conducta es reclutado contra su voluntad, y despachado con armamento a la isla fortificada donde reside Shuya. El fin del juego es que sólo sobrevivirá el que mate al líder de los terroristas adolescentes. Pero pronto los supervivientes se encontrarán formando alianza con las fuerzas de Shuya mientras que el gobierno ha despachado un despliegue masivo de tropas, determinado a erradicar de una vez por todas a los jóvenes rebeldes.

Battle Royale II: Requiem El primer film de Battle Royale (2000) obtuvo rápidamente status de culto tanto en Japón como en Occidente. Indudablemente la trama tenía un appeal que atrajo a los adolescentes – hay tonos alegóricos en esa guerra a muerte entre la juventud y los adultos, además de mostrar a los jovenes en situaciones de libertad, responsabilidad y madurez, en donde deben tomar decisiones límites -, y terminó por convertirlo en un éxito. A pesar de todas sus implicancias y su tono de sátira, siempre me pareció que era un film excesivamente sobrevalorado. En el 2003 llegó esta secuela, escrita desde cero para la pantalla grande, y con el mismo equipo creativo. Lamentablemente el director Kinji Fukusaku falleció después de rodar un par de tomas, y su hijo Kenta – libretista de ambos filmes – tomaría la posta.

Pero Battle Royale II: Requiem es un desastre de enormes proporciones. Al menos el primer filme tenía originalidad, humor negro, y sensibilidad suficiente para describir situaciones emocionales propias de cualquier adolescente con cierto grado de realismo dentro de lo disparatado de la premisa. Aquí los primeros minutos de la película calcan exactamente lo que sucedía en el primer Battle Royale, pero ahora el cast cuenta con una troupe de actores abominables. En especial los intérpretes que hacen los papeles del joven Takuma y del profesor Dakeuchi merecen la muerte por empalamiento. Sobreactúan a niveles siderales, arruinan el espíritu de la película y son una presencia molesta que permanece todo el tiempo en pantalla.

Pero si el casting es terrible, el libreto es absolutamente inconsistente y tramposo. Ahora el juego consiste en mandar a los adolescentes rebeldes a la isla donde reside Shuya (¿por qué no tiran una bomba, digo yo?), tienen collares explosivos y activados por parejas (si muere uno, su pareja también; una idea absolutamente idiota), y pretenden establecer reglas de juego en una zona de guerra que obviamente es incontrolable. El espectador se pregunta todo el tiempo por qué el libreto comete semejantes idioteces – por ejemplo, por qué Shuya permanece en esa isla como si fuera un blanco humano, en vez de moverse en la clandestinidad; cuál es el propósito de mandar a los chicos a esa muerte segura, a no ser que sea para limpiar (con sus cuerpos) las minas y trampas que Shuya haya instalado -, y lo que es peor, no resuelve las preguntas sino que las acumula. El guión carece de cualquier tono de sátira y se vuelve un film de acción puro y duro, con premisa idiota como base. Ciertamente en el segundo tercio del filme el libreto intenta expandirse un poco como para darle alguna humanidad a los personajes – que lo hace de manera mediocre -. Pero al momento de llegar el final, comienza a trampear de manera alevosa, despachando un climax tras otro (uno se dice a sí mismo: bueno, ahora sí, este es el final, la gran explosión / tiroteo / lo que fuera… y el libreto sigue sacando ases de la manga), y culminando de la manera más inexplicable y estúpida posible, en vista de las expectativas creadas. La cantidad de Deus Ex Machina que saca de la galera es totalmente inaudita.

Si bien la película sólo toma la premisa y algunos personajes del film original, Battle Royale II: Requiem podría haber sido muchísimo mejor. La idea de terroristas adolescentes peleando contra el mundo de los adultos es fascinante, y hay ecos del 11/9 resonando en el libreto. Todo suena como a una inmensa protesta contra la férrea educación tradicional japonesa, disfrazada como película de fantasía. Pero el libreto vive embarrando la cancha, no respeta sus propias reglas, ni tampoco tiene demasiado claro a dónde quiere llegar. Sin duda las escenas de acción están dirigidas con cierto virtuosismo – al estilo de Rescatando al Soldado Ryan -, pero después de dos horas de tiroteos y explosiones – y con un argumento mínimo e incoherente – resulta cansador.

LA SAGA DE BATTLE ROYALE

Los filmes de la saga Battle Royale son: Battle Royale (2000) y Battle Royale II: Requiem (2003)