Crítica: Area 51 (2015)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2015: Reid Warner (Reid), Darrin Bragg (Darrin), Jelena Nik (Jelena), Ben Rovner (Ethan Cole)

Director: Oren Peli, Guión: Oren Peli

Trama: Reid, Darrin y Ethan son tres amigos que se conocen desde la infancia. A los tres les gusta la temática OVNI y, desde que Reid fuera testigo de un avistamiento, el fanatismo se convirtió en obsesión. Tres meses después de haber visto luces en el cielo, los amigos se encuentran listos para su aventura mas peligrosa y emocionante: incursionar clandestinamente en la mítica Area 51 – la base militar ultrasecreta que existe en el desierto de Nevada, en la cual supuestamente estarían depositados los restos de naves extraterrestres estrelladas contra nuestro planeta -. Para ello se han provisto de equipo altamente especializado, capaz de camuflar su respiración y temperatura para poder engañar los ultrasensibles sensores que están colocados a lo largo de todo el perímetro de la base. Junto a ellos se encuentra la hija de un prestigioso científico, el cual comandaba la base hasta que descubrió las atrocidades que cometían en su interior, y se propuso desenmascarlos… culminando con una campaña de sabotaje y presión que terminó con su suicidio. Ya ha llegado la medianoche, es la hora de la incursión… pero quizás la base contenga secretos que no precisan ser desenterrados… y cuya liberación pondría en riesgo de extinción a toda la raza humana.

Area 51 (2015) Oren Peli: el rey del Found Footage. No sería desacertado el título ya que, al final de cuentas, el tipo tomó el género creado por El Proyecto Blair Witch, le lavó la cara, recaudó millones (con Actividad Paranormal), lo masificó y se convirtió en el mayor exponente del género al ser productor de una tonelada de películas similares como La Bahía, las secuelas de Actividad Paranormal, y Chernobyl Diaries, amén de la venerada saga de Insidious. Area 51 es su segunda entrega como director; y, considerando las circunstancias de su lanzamiento – 6 años después de haber sido rodada, y siendo estrenada sin demasiada alharaca -, el olor a podrido se siente desde lejos. En todo caso la conclusión es que Peli es mejor productor que director, y Area 51 termina demostrando que su talento fue golondrina de un solo verano.

No soy un particular enemigo del Found Footage; dejando de lado la improbabilidad de que alguien siga rodando el momento en que un bicho se los esté masticando crudo, lo cierto es que el estilo tiene una gran cuota de efectividad mas allá de las limitaciones del tipo que esté detrás de la cámara. Ya tuvimos Found Footage del Yeti, de Pie Grande, de alienígenas invasores, de vampiros, de zombies, de plagas apocalípticas… ¿por qué no rodar – en primera persona – una incursión a la mismísima Area 51, ésa en donde el gobierno estadounidense supuestamente esconde platos voladores y cadáveres de extraterrestres?. De antemano la premisa suena interesante y, sumado al nombre de Peli rubricado en la tapa del video, uno ya está comprando la película. El problema es que el libreto es pobrísimo y el desarrollo deja bastante que desear.

Honestamente, Area 51 no es el peor filme de la historia. Tiene algunos sobresaltos, hay momentos bien rodados y el desarrollo no es lo que se dice idiota. Los problemas pasan por los personajes, los cuales carecen de motivación creíble para meterse en semejante berenjenal. Digo: estos flacos compraron toneladas de equipos electrónicos de última tecnología – sensores de calor, pastillas para camuflar el amoníaco de la respiración, trajes refrigerados para ser indectables a los visores térmicos, etc – para meterse en un lugar ultrasecreto sólo con el fin de pispear los secretos de la base. Ni por un momento pensaron en la posibilidad de ser capturados / asesinados por las fuerzas de seguridad, o siquiera han ideado alguna manera de escaparse cuando termine la incursión. Así como eso, el libreto se ensalza en incongruencias, como infiltrarse en la casa del jefe de la base para robar su tarjeta de acceso electrónico a todos los niveles de la instalación… incursión que tendrá lugar dos días después, lo cual es tiempo mas que suficiente como para que el tipo emita el alerta y cambien los códigos. Hay demasiadas cosas en las cuales los personajes dicen “no pasa nada!” y el guión opta por perdonarles la vida, ya sea que nadie los vió robando en la casa del jefe de la base, o que los helicópteros no los avistaron en una de sus recorridas, o siquiera que los guardias de la base (los cuales los han visto, les han tomado fotos y los han interrogado) se hayan despachado con una mínima investigación sobre quiénes eran ellos… o, al menos sospechar que están planeando meterse en las instalaciones ultrasecretas. La bobada abunda y, durante la primera mitad de la película, tenemos todo todo un teatro plagado de inconsistencias.

Las cosas mejoran cuando los chicos entran a la base. Honestamente, resulta chocante los escasos valores de producción – la base se ve por dentro como una gran y derruida fábrica, incluyendo algunos ascensores vetustos -, lo cual mata la credibilidad de la historia. Ni por un momento pensás que ésta es el Area 51 sino una planta aceitera abandonada. Tampoco ayuda que la cámara de Oren Peli sea demasiado movediza – hay muchos momentos en que uno no puede captar qué es lo que ocurre en pantalla – o que estos tipos hablen de cosas obvias que todos estamos viendo. Y cuando se topan con el depósito de materiales extraterrestres, las cosas toman un rumbo previsible. ¿Aliens ultrapoderosos revividos y separados del resto del mundo por una rejita miserable?. El dato curioso es que el filme abre un par de hilos narrativos paralelos, con lo cual tenemos dos tipos rodando en primera persona los temibles acontecimientos disparados por su incursión ilegal a la base. La edición los intercala – como si fuera una narración mas tradicional – pero eso mata el inmediatismo, la claustrofobia y la efectividad del estilo en primera persona del Found Footage. Y ni siquiera el final – abrupto, inexplicable, insatisfactorio – termina por mejorar las cosas.

Con una historia rebuscada y poco creíble, una cámara confusa, escasos sustos, ideas pobres (muchas de las cuales ya estaban en otro título del género como Alien Abduction) y final trunco Area 51 no es precisamente el mejor filme para alquilar en el video club. Es una película mal cocinada, la cual nunca debería haber salido del estante en donde estuvo durmiendo durante 6 años. Difícil recomendar algo que frustra en vez de entretener, lo cual lo convierte en un titulo a esquivar.