Crítica: Cuando Todo Esta Perdido (All is Lost) (2013)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA, 2013: Robert Redford (navegante)

Director: J.C. Chandor, Guión: J.C. Chandor

Trama: El hombre se ha embarcado en un largo viaje de placer a bordo de su gran velero. Viaja solo, ya que disfruta la paz que le brinda la soledad. Pero un día se despierta empapado en el camarote de su barco y descubre que un container – flotando suelto en el medio del océano Indico – le ha golpeado y ha perforado el casco. Paciente, el hombre comienza a reparar el agujero hasta que una feroz tormenta le sorprende en medio del trabajo. Con el velero seriamente dañado y a punto de hundirse, al hombre sólo le queda rescatar lo que pueda y lanzarse a la deriva en su balsa de emergencia. La marea le lleva hasta la ruta comercial, en donde son altas las posibilidades de que un barco mercante le aviste y lo rescate. Pero la suerte del hombre parece estar echada, más cuando una segunda tormenta – mucho mas violenta – amenaza con cernirse sobre él en cuestión de horas. La cuestión es si si su ingenio y perseverancia le garantizarán la supervivencia a la embestida de la tormenta, la cual promete ser brutal.

Robert Redford batalla contra el océano en la excelente aventura All is Lost (2013) Robert Redford batalla contra el océano en la excelente aventura All is Lost (2013)

Hay películas con mensaje y otras que no, que simplemente son un viaje de ida. Ocurre con Cuando Todo Está Perdido, el penúltimo filme de J.C. Chandor – que diera a luz, hace unos años, la excelente El Precio de la Codicia – protagonizado por Robert Redford. Es otra cinta de supervivientes, que se une a títulos como Cinco a la Deriva o Naúfrago. La diferencia es que Redford está solo y no tiene a nadie a quien dirigirle la palabra. Salvo un par de monólogos, puede que la blonda leyenda del cine no alcance a espetar mas de un puñado de líneas en todo el film. Entonces lo que queda es asistir a su silenciosa y titánica lucha por la superviviencia, en donde la persistencia y el ingenio lidian contra la gigantescas e implacables fuerzas de la naturaleza. A final de cuentas es un insecto en una tapita de gaseosa que flota en medio del océano y enfrentado a huracanes de proporciones impensadas. Visto de ese modo, la “navegación placentera en velero” en medio del océano suena a herejía. Algo así como cuando los hombres se aventuran al espacio en algo no mayor a una lata de gaseosa – y casi igual de frágil -.

El filme es un tour de force de Redford, y es admirable. Redford no es un gran actor pero es uno efectivo y uno que llena de sobra la pantalla. El tipo tiene 77 años y pone el lomo a un papel que es tremendamente físico y desgastante. La mayor parte del tiempo está empapado, las olas gigantes le pegan latigazos, el tipo se cae dos por tres en el océano, y el agua de mar abrasa su desgastada piel. La desesperación lo domina de vez en cuando pero el protagonista no deja de ser un pragmático de aquellos, y está convencido que con su ingenio puede lidiar con los obstáculos monumentales que se le avecinan. Claro, la naturaleza es implacable y llega un punto en que las fuerzas flaquean, en especial en el criptico final cuya interpretación deja el camino abierto a la ambigüedad.

Cuando Todo Está Perdido es una película intensa y visceral. No sabemos nada de Redford, de quién corno es o de dónde procede. Tampoco estamos en su mente, sino que contemplamos sus acciones – muchas veces, inventivas a lo MacGyver -. En todo caso es el duelo del hombre contra la naturaleza, el atrevido que se asoma a un mundo salvaje e indomable y cree poder controlarlo en base a la ciencia y la tecnología. El resultado es avasallante, y lo que queda está librado a la suerte de Dios. Es en esos momentos en donde Redford transmite una dignidad impresionante, un tipo que no se doblega ante la adversidad, pero que es suficientemente cuerdo para saber cuándo la batalla está perdida. Cuando Todo Está Perdido es una gran película, sólida e intensa, que toma una anécdota y la relata con talento e inteligencia. Quizás el mutismo del protagonista le resta emoción a la experiencia, la cual no deja de ser válida e interesante.