Crítica: Alita, Angel de Combate (Battle Angel Alita / Gunnm) (1993)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Japon, 1993: Miki Itô (Alita), Shunsuke Kariya (Ido), Kappei Yamaguchi (Yugo), Mami Koyama (Chiren), Shigeru Chiba (Vector)

Director: Hiroshi Fukutomi, Guión: Akinori Endo, basado en el manga creado por Yukito Kishiro.

Trama: La Tierra en el futuro. Ido es un experto en robótica y se la pasa curioseando en el gigantesco basurero creado por los desperdicios que lanza hacia la superficie la ciudad flotante de Zalem. Allí se topa con una cabeza androide en buen estado, a la que recoge y termina por reconstruirle el resto de su cuerpo. Así es como nace Alita, una niña con cuerpo de metal y alma humana. Pero a su vez Ido ha estado trabajando secretamente como cazarrecompensas, exterminando a los ladrones de órganos – biológicos y cibernéticos – que pululan por el lugar. Sin embargo, en un duelo con un par de criminales las cosas se ponen realmente difíciles para Ido, pero es salvado a último momento por Alita, la que demuestra ser realmente salvaje para la faena de pelear con humanoides y robots. Ahora el capo mafioso Vector y la científica renegada Chiren han puesto sus ojos en Alita, a la cual intentarán secuestrar para utilizarla en peleas ilegales de androides… pero no cuentan con la fiereza de la niña robot.

Alita, Angel de Combate Hace rato que uno escucha hablar de Battle Angel Alita, especialmente después que James Cameron se confesara fan del manga y planeara una demoradísima versión para la pantalla grande – la que está agendada después de que ruede la segunda parte de Avatar -. Es posible que el comic original fuera apasionante, pero lo cierto es que este OVA – animación original directa a video – es completamente desilusionante. Ciertamente la película tiene gruesos errores de dirección, como si a nadie le importara crear un poco de clima, o hubiera una enorme desidia en siquiera armar una historia autoconcluyente que fuera satisfactoria. Pero lo más indignante de todo, es que toda la fama de Alita, Angel de Combate es pura espuma. Es un descarado robo de toda la mitología de Astroboy – la legendaria obra de Osamu Tezuka, que diera origen a toda la industria del manga y anime modernos -, sólo que hecho con más gore.

Saliendo por la tangente, es interesante observar que la sci fi japonesa se han obsesionado con los monstruos atómicos, los superheroes gigantes y los robots de cualquier tamaño y color. Ya hemos dicho de sobra que los monstruos atómicos (kaiju eiga) representa la versión de fantasía de la pesadilla nuclear que los nipones vivieron desde 1945 hacia esta parte; pero en el caso de los superheroes (a la Ultraman) y los robots (mechas) el significado es radicalmente distinto. Representan una visión mucho más positiva que el kaiju eiga en cuanto a su último sentido; por un lado los superhéroes es una forma inconsciente de reclamar un protagonismo perdido para el Japón después de la Segunda Guerra Mundial – una versión alegórica de los japoneses como salvadores del planeta -, y en el caso de los mecha, es una metáfora sobre la escalada industrial del Japón de la posguerra, en donde la tecnología sería la herramienta para que el imperio volviera a ponerse de pie. Lo más curioso de todo esto es que superhéroes, monstruos y robots se han reproducido durante más de 60 años en mangas y animes en proporciones geométricas… y el pueblo japonés parece no cansarse nunca de dichos géneros. Al menos los norteamericanos pusieron a descansar el western luego de 70 años de saturación gracias a infinidad de filmes, series de TV y novelas sobre el tema.

Pero volviendo a Alita, Angel de Combate, el filme termina por resultar una experiencia frustrante. Son dos episodios de media hora pegados con saliva, hechos sin demasiado empeño, y abandonados a su propia suerte – como si se hubieran cansado del proyecto, empaquetaron lo que había y lo vendieron tal como estaba -. Nadie se calientó demasiado en explicar por qué existe esa ciudad flotando por encima de donde viven los protagonistas, ni el origen de Alita, ni cómo Ido llegó al basurero. Tampoco es demasiado creíble que Alita, reconstruída con las partes que Ido ha juntado del vertedero, tenga una exoesqueleto capaz de partir al medio a otros robots – al menos a Astroboy lo habían abandonado de una sola pieza -; el interés amoroso de la androide es un pendex insufrible que sólo piensa en él y en irse a la ciudad flotante; y el villano tiene poquísimo tiempo en pantalla. Por lo demás es una copia textual de Astroboy – robot sin memoria; ciudad flotante; e incluso está el circo romano de androides, el que aparece también en la versión 2009 del niño robot, … y así como ello hay un largo etcétera -, con la salvedad de que los combates ahora chorrean sangre por los cuatro costados. Pero, aún así, tampoco son muy impresionantes; y es que todo en el filme parece haber sido rodado a 150 km por hora. Desde las escenas dramáticas hasta las peleas resultan demasiado expeditivas y arruinan toda la expectativa que podían crear – sino, vean lo chato de la primera batalla de Alita, que dura menos de un minuto -.

No es que la historia sea un bodrio. No es original, es cierto, y le falta bastante horno como para quedar minimamente cocinada, pero entretiene. El tema es que aún poniendo la mejor buena voluntad, uno no puede dejar de reconocer que Alita, Angel de Combate se queda a mitad de camino en todo, y no es una experiencia cinematográfica redonda.

ALITA, ANGEL DE COMBATE

Alita, Angel de Combate (1993) – la versión live action norteamericana Battle Angel: La Ultima Guerrera (2019)