Crítica: Incursión Extraterrestre (Alien Trespass) (2009)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / Canada, 2009: Eric McCormack (Dr.Ted Lewis / Urp), Jenni Baird (Tammy), Robert Patrick (Vernon), Jody Thompson (Lana Lewis), Dan Lauria (jefe Dawson)

Director: R.W. Goodwin, Guión: Steven P. Fisher & James Swift

Trama: El pueblito de Mojave en el desierto norteamericano a finales de los años 50. Una lluvia de meteoritos se abate sobre la zona, y uno de ellos impacta cerca del pueblo. El astrónomo Ted Lewis se dirige a investigar el lugar, pero descubre que se trata de una nave extraterrestre estrellada y termina siendo abducido por uno de sus tripulantes, quien ocupa su cuerpo. El alienígena que usa el cuerpo de Lewis es un guardían del espacio que llevaba una criatura peligrosa en su bodega, la cual se ha escapado con la violencia del choque. Ahora el extraterrestre deberá cazar al monstruo antes que siga devorando a los pobladores y alcance el punto en que comience a dividirse… pero la criatura es invisible y resulta imposible de rastrear.

Incursion Extraterrestre (Alien Trespass) Incursión Extraterrestre es una pequeña peliculita de origen canadiense que tiene la intención de homenajear a los filmes serie B de la ciencia ficción de los años 50. Al mando está el director R.W. Goodwin, que es un veterano con una tonelada de episodios de la serie Los Expedientes Secretos X a cuestas. El resultado final es una obra con mucho cariño por el género, que quizás solo resulte disfrutable sólo por aquellos que – como nosotros – nos deleitamos con la bizarra sci fi de aquella época.

El comienzo marca el ritmo y el humor que tiene que tener el espectador para poder disfrutar esta película. Supuestamente Alien Trespass es un filme perdido, ya que la estrella Eric McCormack (Will and Grace) ha entrado en litigio con Louis Goldstein de los Estudios Goldstein (una parodia del verdadero Louis B. Mayer y de la Metro Goldwyn Mayer) por su participación en la película, y Goldstein ha decidido quemar todas las copias, por lo cual se la considera un clásico perdido. Pero, oh casualidad, hemos podido rescatar una copia y es ésta la que estamos disfrutando. Lo que sigue es una historia propia de la sci fi cincuentera, con platos voladores, visitantes espaciales, monstruos siderales liberados, pueblitos aterrorizados, chicas con faldas a tablitas y tomando Coca Cola, novios calenturrientos en el asiento trasero de los autos, y muchos FX baratos. Pero en vez de despacharse con una sátira ácida (o posmoderna) sobre el género, el director R.W. Goodwin decide realizar un cálido homenaje en un sentido camp. Vale decir, la historia está contada con seriedad y cumpliendo con todos los clichés del genero, los cuales terminan siendo graciosos por lo pomposo e inocente de los diálogos y situaciones que crea.

Sin dudas Goodwin es un amante de esta clase de filmes, y decide incluir la mayor cantidad de homenajes posibles. Tanto la nave como el diseño de Urp vienen de El Día que Paralizaron la Tierra (incluso en un momento Eric McCormack es lastimado y dice “debo regresar a la nave para reparar este cuerpo”); la posesión del profesor da lugar a una escena que calzaría justo con I Married a Monster from Outer Space (1958) – en donde la esposa encuentra que las conductas de su marido son realmente extrañas -; e inclusive decide rendirle culto al final de La Mancha Voraz, desatando la criatura precisamente en un cine en donde están exhibiendo The Blob. Todo esto hecho con un humor zumbón, que provoca más sonrisas que risas.

Pero quizás la mayor virtud de Incursión Extraterrestre sea su espíritu contagioso de inocencia y humor blanco. Ciertamente los gags son esporádicos, pero el elenco y la historia le ponen buena onda. La criatura es un mamarracho inmóvil al estilo de Zontar, el Monstruo de Venus (aquella del cucurucho gigante), y está hecho así con toda la pega. Cuando el Ghota ataca, deja unos charquitos nauseabundos por todos lados que son los restos de sus víctimas. Así como eso hay decenas de detalles que demuestran que Goodwin conoce a la perfección los mecanismos del género.

El tema pasa aquí porque Alien Trespass comienza y termina como un homenaje, sin ningún tipo de reelaboración del género. Vale decir, quítenle los colores y puede ponerse al lado de The Blob o I Married a Monster from Outer Space, como si fuera una película cincuentera mas. En ese sentido la crítica ha estado dividida respecto al film. A Roger Ebert le pareció buena pero sin mucho sentido – la llegó a comparar con la remake fotograma por fotograma de Psicosis hecha por Gus Van Saint -. Sin dudas no es un filme para cualquiera – si usted no se deleita con las películas malas del sci fi de los 50, le parecerá bizarra y algo aburrida -; pero para nosotros, fans del género, es un postre delicioso aunque sin demasiada substancia ni personalidad propia.