Crítica: Alien: Covenant (2017)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

USA / GB / Nueva Zelandia / Canadá / Australia, 2017: Michael Fassbender (David / Walter), Katherine Waterston (Daniels), Billy Crudup (Oram), Danny McBride (Tennessee), Demián Bichir (Lope)

Director: Ridley Scott, Guión: John Logan & Dante Harper, basados en los personajes creados por Dan O’Bannon & Ronald Shusett

Trama: La gigantesca nave espacial Covenant tiene como destino un distante planeta habitable situado en una galaxia lejana. A bordo lleva miles de colonos en estado de hipersueño, y restan para culminar su viaje 7 años de travesía. Pero un masivo bombardeo de neutrinos ha dañado circuitos esenciales de la nave, razón por la cual el androide Walter – centinela de la misión – decide despertar al resto de la tripulación antes que ocurra una tragedia. El problema es que los circuitos dañados han provocado el malfuncionamiento de sistemas de todo tipo y color – uno de los cuales termina matando al capitán en su cápsula de hibernación -. El inexperto oficial Oram toma el mando y, en medio del proceso de reparaciones, han descubierto accidentalmente una señal de radio procedente de un planeta cercano – el cual nunca había sido explorado y parece tener excelentes condiciones de habitabilidad -. Entre el viaje de 7 años a su destino original y la posibilidad de colonizar el nuevo planeta – a una distancia de unas pocas semanas de viaje -, Oram y los suyos deciden la última opción, muy a pesar de la oficial Daniels – segunda al mando y viuda del anterior capitán de la nave -. Pero al llegar son atacados por agresivas criaturas y pronto descubren una ciudad plagada de cadáveres de una extinta especie alienígena con características humanoides. En la incógnita se topan con David, un androide de la misma generación de Walter, quien les informa que es el único superviviente de la misión Prometheus y que ha llegado hace 10 años al planeta en compañía de la doctora Elizabeth Shaw. Pero detalles del relato de Walter resultan contradictorios y, cuando Daniels descubre el centro de pruebas que el androide tiene oculta en la ciudadela, cederá ante el espanto de lo perverso de sus planes. Y es que Walter se ha entretenido durante todos estos años experimentando con el gen alienígena creado por la raza de los Ingenieros, mejorándolo hasta el punto de la perfección, y generando una criatura asesina suprema… la cual ha comenzado a acosar de manera implacable a todos los miembros de la Covenant.

Critica: Alien: Covenant

Advertencia: para analizar el filme como es debido, es necesario hablar de detalles esenciales de la trama, con lo cual la review está plagada de spoilers. Le recomiendo que vea el filme y después regrese para ver el comentario, de manera de discutir apropiadamente el contenido de la cinta.

La sal no sala… y el filme de terror no asusta, diría (parafraseando a) Charly García. Considerando el pedigree de Alien: Convenant – regresa el director creador de la saga, Ridley Scott; también regresa el xenomorfo, bajo chantaje expreso del estudio que quiere una película menos volada de ideas, mas sangrienta y fiel al ADN de la franquicia que lo que fue Prometheus -, es sorprendente lo poco que shockea cuando el bicho de marras ataca. Tampoco ayuda la fuerte sensación de déjà vu que empapa todo el asunto: otra vez una nave desviándose de curso y cayendo en un planeta maldito; un miembro de la tripulación infectado y una batalla en los pasillos del crucero… pero la Waterston es tan insulsa que no le llega ni a los talones a Sigourney Weaver. ¿Dónde está una heroina de acción de pura cepa cuando más se la precisa para patear traseros alienígenas?.

El problema con Alien: Covenant es, en todo caso, de identidad. Hubiera sido mas honesto titularla David: Covenant (o Prometheus 2) antes que poner el nombre del xenomorfo en el título. Si hay un monstruo que mora en las sombras y posee planes bestiales es el robot con ambiciones creativas que interpreta Michael Fassbender. Lo suyo es, por lejos, lo mejor del filme aunque deja a la estrella de la saga relegada a un papel secundario en su propia película. Es mucho mas siniestro ver lo que Fassbender tiene dentro de su cabecita loca que presenciar los repetitivos ataques del extratrerrestre que escupe ácido.

Es posible que las presiones del estudio hayan terminado por aplastar la mayoría de las pretensiones creativas de Ridley Scott – que quería una épica espacial y existencial sobre los orígenes del hombre -, razón por la cual tuvo que disfrazar a Prometheus 2 como secuela de Alien. Las grandes ideas están aquí, pero Prometheus era más un filme de ciencia ficción con aspiraciones existenciales que una cinta de terror hecha y derecha… y Alien era una de un bicho liquidando gente en corredores cerrados (y acá pasa algo de eso, aunque en una versión express que resulta indignante). Acá tenemos a David – otrora compañero de viaje de Lisbeth Salander, a la cual le han dado una patada en el tuje por ser demasiado enana y no convencer como heroína de acción -, el cual se encuentra obsesionado con el acto de la creación. Reconociéndose a sí mismo como un ser superior a la raza que lo ha creado, ha llegado a la conclusión de que la humanidad ha cumplido su ciclo y está decidido a continuar el plan de los Ingenieros – esos humanoides gigantes que inventaron el gen xenomorfo y que estaban dispuestos a diseminarlo sobre la Tierra -. Es por ello que se ha puesto a jugar con la genética, creando una versión mas perfecta y letal del bicho… el alien tal cual todos conocemos.

Lo mejor del filme es Fassbender vomitando su demencial plan, sus espantosos ensayos, o viendo como le ha dado una cucharada de su propio chocolate a los Ingenieros – bombardeando su planeta natal con el virus y convirtiéndolo a su capital en una virtual Pompeya en el espacio, plagada de cadáveres diseminados por sus calles, congelados en pleno rictus de terror -. El androide es un nuevo barón Von Frankenstein que no mide consecuencias. El problema es que, para llegar a esto, el filme no sólo vomita por enésima vez todas las rutinas de Alien que hemos visto en los últimos 40 años sino que, cuando el bicho ataca, lo hace sin demasiado impacto. No hay oscuridad, suspenso o shock, sino que Alien se ha transformado en un filme de acción salpicado con ambiciosos conceptos de sci fi. Entre eso, un cast de personajes anónimos y una parva de ideas contradictorias y/o abandonadas (el capitán, hombre de fe, concepto que al final no significa nada; James Franco rostizado… ¿con qué propósito?; el virus, que debe convertir a los infectados en nuevos aliens, resulta que mata igual que el antrax… o se convierte en mosquito, o genera una especie de perro alien que sale de tu columna vertebral – o sea… cualquier cosa -; la abrupta continuidad con Prometheus, liquidando a la doctora Shaw en el proceso; un montón de tipos tomando pésimas decisiones debido a que sus parejas están involucradas en el caos – en vez de pensar en el gigantesco peso de su misión de transportar miles de almas a un nuevo planeta -, etc), lo cierto es que el brillo de ciertos pasajes no logra camuflar las inconsistencias de ciertas decisiones creativas.

Honestamente, Alien: Covenant es una película sólida pero no sé si es lo que los fans de Alien estaban esperando. El robot de Fassbender es fascinante por donde se lo mire pero, quizás hubiera sido mas honesto respetar la abortada secuela de Neil Blomkamp que hubiera traído a Sigourney Weaver de regreso y quizás hubiera progresado en la evolución de la saga. Acá el forzado entronque con Prometheus aniquila la continuidad con el Alien original de 1977 – la nave y el “jockey espacial” están en una ciudad alienígena plagada de cadáveres… que ni por asomo es el escenario que pisaban Weaver y Tom Skerritt hace 40 años -, y el oscuro final (digno del mayor de mis respetos) tampoco deja claro hacia donde terminará de apuntar todo esto. Si, David es genial pero… ¿y el resto?. Quizás el problema pase porque Alien no deja de ser una franquicia presa de su propia fórmula – como le pasaba a Robocop, que era incapaz de inventar algo nuevo que no fueran barones de la droga, un futuro empobrecido, ejecutivos corruptos, androides malvados y un mundo dominado por las corporaciones -, y acá regurgita lo mismo por enésima vez, lo cual – poco a poco – comienza a aburrir al espectador fiel a la saga. (fin spoilers).

  LA SAGA DE ALIEN

Otros filmes de la saga original de Alien son: Alien, el Octavo Pasajero (1979), Aliens (1986), Alien 3 (1992) y Alien: Resurrección (1997). Una trilogía de precuelas comenzaría con Prometheus (2012), Alien: Covenant (2017) y un tercer filme a rodar en el futuro.