Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco
USA, 1998: Benz Antoine (Matthew McPherson), Kristian Ayre (Tommy McPherson), Gillian Barber (Roselyn McPherson), Michael Buie (Brian McPherson), Emmanuelle Chriqui (Renee Laurent), Marya Delver (Melanie), Katlyn Ducharme (Rosie McPherson), Ingrid Kavelaars (Linda McPherson), Aaron Pearl (Kurt McPherson)
Director: Dean Alioto, Guión: Dean Alioto & Paul Chitlik
Trama: Los hermanos McPherson se encuentran reunidos en la casa de su madre en Lake County, dispuestos a celebrar el Día de Acción de Gracias. En mitad del festejo se corta la luz y los hermanos salen a revisar los fusibles – mientras que Tommy, el menor de ellos, registra todo en su videocámara hogareña -. Pero al llegar al lugar, se topan con lo que parece ser el aterrizaje de un OVNI, y divisan a los alienígenas realizando experimentos con ganado de la zona. El problema es que los extraterrestres han visto a los McPherson, y ahora empiezan a seguirlos. Los muchachos, presa del pánico, regresan a la casa y se preparan para huir de la misma, pero los motores de los vehículos están fundidos. Y mientras tanto, extraños ruidos proceden del primer piso… una señal de que los extraterrestres han irrumpido en la casa y vienen a por ellos.
Hay un pequeño subgénero al que insisto en llamar experiencias virtuales. Es algo que va mas allá de los falsos documentales, y que abarca todo tipo de experiencia mediática prefabricada. El gran precursor del género es la transmisión radial de La Guerra de los Mundos orquestada por Orson Welles en 1938, que generó oleadas de pánico masivo ya que la audiencia creyó que se trataba de una invasión alienígena real.
Una enorme cantidad de clones y seguidores de la puesta en escena de Welles surtieron el mismo efecto, como la recreación hispana de 1949 hecha en Radio Quito. Y cuando el formato fue trasladado al cine – generalmente en forma de falso documental -, las repercusiones fueron similares – cuando no despertaban el pánico, terminaban en transformarse en leyendas urbanas, como si los acontecimientos narrados hubiesen sido reales -. Ese fue el caso de El Proyecto Blair Witch (1999).
Pero antes de que el filme de Daniel Myrick y Eduardo Sanchez hiciera escuela, ya habían aparecido experimentos en tal sentido, generalmente de origen televisivo. De todos esos precursores mi favorito es Abducción Extraterrestre: Incidente en Lake County. Es un filme modesto, efectivo y con picos de endiablado suspenso.
La idea viene de Dean Alioto, que ya la había puesto en escena como The McPherson Tape en 1997. The McPherson Tape era un filme amateur que contaba la persecución y asedio de alienígenas a una familia norteamericana cuando miembros de ésta descubrían el aterrizaje de un OVNI en su patio trasero y contemplaban los experimentos que los extraterrestres hacían con el ganado de la zona. El video se transformó en otra leyenda urbana – hubo acalorados debates sobre si se trataba de un documento real -, y atrajo la atención de la UPN, quien puso dinero para que Alioto hiciera una remake de mayor calidad. Desde entonces Abducción Extraterrestre: Incidente en Lake County ha estado circulando en cable con asiduidad, y es una de esas joyitas que uno descubre los fines de semana a la tarde.
El objetivo de estas experiencias virtuales es funcionar a través de las emociones. Vale decir, no es necesario que la historia sea redonda o que incluso tenga un final definido – usualmente culminan con un enigma y una sensación de incomodidad en el espectador -. En Alien Abduction: Incident in Lake County no hay mucho más que gritos y corridas. El tema es que la cámara hogareña – esa experiencia en primer plano – la hace tan inmersiva que es el equivalente cinematográfico al tren fantasma de un parque de diversiones. La falta (a propósito) de una cámara profesional, que le diera nitidez y profundidad a la imagen, deja a la mente elaborar sus propios terrores. En el caso de esta película, la lente de video no alcanza a distinguir más allá de los tres metros (salvo que utilice el zoom). Cuando los tres hermanos están revisando la caja de fusibles en el enorme patio trasero de su propiedad rural, tras ellos hay un muro de tinieblas impenetrable en donde se divisan tres o cuatro luces. Es imposible adivinar si hay algo que los esté acosando desde la oscuridad.
Ciertamente es una película rodada con dos pesos. Una locación, unos disfraces baratos, un par de punteros láser como para simular las armas alienígenas. Pero el estado de pánico de los protagonistas es realmente contagioso. A eso se suman algunas escenas rodadas con un suspenso casi intolerable. Cuando el menor de los McPherson (que está filmando todo en video) sale al porche y divisa que una figura ha irrumpido en el primer piso de la casa, comienza la mejor secuencia de la película. La excursión al piso superior es una experiencia realmente aterradora.
Donde la pifia Abducción Extraterrestre: Incidente en Lake County es en algunos detalles menores, lo que le impiden transformarse en una obra maestra. La mayoría de los testimonios insertados durante la película – que van desde un músico hasta el mismo Dean Alioto como un falso director de cine – van de lo terrible a lo ridículo y arruinan la sensación de veracidad que pretende vender el filme. Los personajes de la madre y la niña son clichés realmente molestos – la madre está todo el tiempo en escena con la misma copa de vino en la mano, como para que no queden dudas de que es una alcoholica; la niña (supuestamente poseída por los aliens) se transforma, en el final, en un caracter execrable -. Y el otro punto en contra es que Alioto, para mantener el ritmo, insiste en incluír incidentes cada dos minutos que no siempre cuajan – entidades que entran a la casa, zumbidos inaudibles, posesión de mentes, etc -, cuando con el simple asedio de los aliens resultaba más que suficiente para provocar un denso clima de terror.
Pero a pesar de sus errores Abducción Extraterrestre: Incidente en Lake County es realmente efectiva. El espectador se identifica con la situación porque hay elementos terroríficos que figuran dentro de nuestros miedos más inconscientes. Las casas rurales, enormes y aisladas en medio de la nada; la oscuridad; el temor a que algo desconocido nos persiga de noche. El pánico es real y palpable, simplemente porque hemos vivido situaciones similares (con la excepción de la presencia de los aliens, claro está) en algún momento de nuestra vida.