Crítica: ¿Y Dónde Está el Piloto? (Airplane!) (1980)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

Recomendación del EditorUSA, 1980: Julie Hagerty (Elaine), Robert Hays (Ted Striker), Leslie Nielsen (Dr. Rumack), Lorna Patterson (Randy), Robert Stack (Rex Kramer), Stephen Stucker (Johnny), Otto (como él mismo), Kareem Abdul-Jabbar (Murdock), Lloyd Bridges (McCroskey), Peter Graves (Capitán Cambio)

Director: Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker, Guión: Jim Abrahams, David Zucker y Jerry Zucker, Musica – Elmer Bernstein

Trama: Elaine es una azafata de TWA Airlines que se encuentra a punto de romper con su novio, el ex piloto de combate Ted Striker. Pero Striker no quiere terminar con la relación y la sigue hasta el avión, abordándolo. Pero ni bien iniciado el viaje, el vuelo comienza a correr serio peligro, ya que la mayoría del pasaje y de la tripulación ha ingerido pescado en mal estado y comienza a enfermarse gravemente. Con los pilotos y el navegante desmayados, la única esperanza para aterrizar es que Striker vuele el Jet. Pero Striker padece de un severo trauma de los días de la guerra, lo que le produce terror al pilotear un avión y le impide tomar los mandos del Jet.

Arlequín: Crítica: ¿Y Dónde Está el Piloto? (Airplane!) (1980)

– Dios mío… ¿En serio vamos a morir? –

(Dr.Rumack a Stryker) – Se lo digo en serio… ¡Y yo no soy su Dios.! –

Esta es una de las comedias más famosas de la historia, y fue elegida por voto popular entre los 50 filmes más cómicos del siglo. Disparó toda una moda de parodias de género que continúa hasta hoy, y lanzó a la fama a sus directores y guionistas, sin hablar de la formidable carrera posterior que desarrollaría Leslie Nielsen.

Pero a decir verdad, lo que Abrahams, Zucker & Zucker terminan haciendo no es nada nuevo. La parodia disparatada basada en filmes (o géneros cinematográficos) era el pan y la torta de Mel Brooks desde mucho tiempo antes, con películas como Young Frankenstein o Blazzing Saddles. Lo que hicieron Abrahams, Zucker & Zucker (o el trío ZAZ, como se le conoce), fue empaquetarlo, inundarlo de chistes cada 5 segundos y poblarlo de cameos y figuras conocidas. Este modelo de comedia sería copiado a rabiar hasta producir el agotamiento del mismo.

Y el derrumbe del género se produce, precisamente, porque los autores de los clones de Airplane! (e incluso el mismo trío ZAZ) terminaría por olvidarse lo que hizo tan efectiva a la película. Airplane! es una parodia de género; hay 30 películas similares, en tono serio, que están inundadas de todos los clisés a los que el trío ZAZ apunta los dardos. El problema posterior de la parodia disparatada es que terminaría por calcar escena por escena a filmes enteros. Esto es lo que sucede en películas como la saga de Scary Movie (donde los ZAZ intervinieron de modo bastante triste), Wrong Acussed (otro blando vehículo de Leslie Nielsen que ridiculiza a El Fugitivo) o la espantosa Epic Movie. Calcar una escena de un film y repetirlo de modo exagerado no es gracioso. Lo que sí es gracioso es tomar un montón de clisés y repetirlos de un modo soberanamente serio en un entorno hilarante. Parodiar un género significa entender los mecanismos del mismo y, en un tono bastante diferente, se puede calificar a la saga de Scream como una parodia brillante del cine de terror. Usted sabe que en una película de terror hay asesinos acosando, adolescentes desnudas, los negros siempre mueren, los que tienen sexo son asesinados, y que en las secuelas el nivel de sangre se dispara a niveles estratosféricos.

Precisamente son esos los códigos que inteligentemente Airplane! apunta sobre los dramas de aeropuerto. Los aviones sufren una desgracia, existen montones de historia de stock – matrimonios en crisis, la chica que precisa el trasplante para sobrevivir, la azafata heroica con un romance turbulento -, y la mecánica del avión o el tiempo (o ambos) fallan a último momento. Personalmente considero que las películas de cine catástrofe con aviones son especímenes de la peor ralea. Toda la saga de Aeropuerto es espantosa, llena de actores retirados o en decadencia diciendo líneas terribles. Y la catástrofe de marras es más boba de lo que parece, o bien es resuelta del modo más ridículo posible.

Esto no significa que Airplane! construya una trama totalmente desde cero; de hecho el trío ZAZ había adquirido los derechos sobre el film Zero Hour! de 1957, que aquí es calcado al 70%. En dicha película Dana Andrews era Striker, y el drama es idéntico; incluso hay líneas completas extraídas del film, como el tema del pescado envenenado, los mandos que se sienten como una esponja mojada, o la frase de que volar es como andar en bicicleta. A esto le añade una pizca de Aeropuerto, en especial Aeropuerto 1975 donde Linda Blair era la niña que precisaba el trasplante, entre otras cosas.

También otra diferencia significativa con toda la tropa de inferiores imitadores que seguirían, es que Airplane! se toma tiempo para desarrollar una historia lineal, bombardeando siempre con chistes, pero dando intervalos para alguna secuencia dramática. En especial el romance entre Elaine y Striker. No es un atosigamiento constante, y esas pausas permiten respirar al espectador. Además la mayoría de gags que dispara eran aún frescos (Hay que llevarlo a un hospital! – ¿Qué es eso? – Un edificio lleno de enfermos) y de buena calidad, en vez del mal gusto, los chistes escatológicos o la repetición textual de líneas de otros filmes que arruinarían al género.

Como los protagonistas principales, Robert Hays es muy blando y Julie Hagerty es decididamente horrible. Los que roban escena son los secundarios de siempre, que acá juegan papeles cómicos. Robert Stack, con su estoicismo a flor de piel es realmente bueno así como Peter Graves, pero Lloyd Bridges y Leslie Nielsen son formidables. En el caso de Bridges es notable ver a qué tipo de ridículeces se presta. Y en cuanto a Nielsen, tiene un timing cómico perfecto. Aún hoy, participando en películas más tristes como Scary Movie 3, Nielsen conservan una gracia que ilumina sus minutos de pantalla.

Es una película que aún conserva su gracia. El problema con las comedias de culto es que tienen una rápida caducidad. Uno puede llorar cientos de veces por las mismas cosas en un drama, pero es difícil que después de varias veces de ver una comedia se ría del mismo chiste – sólo casos excepcionales como Mr. Bean, Benny Hill o Monty Python pueden darse ese lujo -. Igual uno siempre termina por descubrir cosas, como en la secuencia inicial cuando Peter Graves lee una revista del kiosco llamada Modern Sperm.