Crítica: Ha Llegado el Aguila (1976)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

GB, 1976: Michael Caine (Coronel Steiner), Donald Sutherland (Liam Devlin), Robert Duvall (Coronel Radl), Jenny Agutter (Molly), Donald Pleasence (Himmler), Anthony Quayle (almirante Canaris)

Director: John Sturges, Guión: Tom Mankiewicz, basado en la novela homónima de Jack Higgins

Trama: A mediados de la Segunda Guerra Mundial, un grupo comando alemán logra rescatar a Benito Mussolini de las garras de un grupo de golpistas y simpatizantes de los aliados, quienes habían derrocado su gobierno y lo habían puesto en cautiverio para someterlo a un juicio popular. Sorprendido por la eficiencia del operativo, a Hitler se le ocurre que un golpe similar podría darse en Gran Bretaña pero, esta vez, para raptar al premier británico Winston Churchill y llevarlo a Alemania. Encomendando la misión a los altos mandos germanos, éstos encuentran una ventana de oportunidad en unas pequeñas vacaciones que Churchill pasará en la costo de Norfolk en cuestión de unas semanas. Para cumplir con el objetivo, arman una pequeña fuerza al mando del coronel Oberst Steiner, la cual desembarcará en Inglaterra y se hará pasar por una brigada de paracaidistas polacos. Pero las circunstancias cambian con el paso del tiempo y nada ocurre como fuera previsto en el plan, razón por la cual Steiner y sus hombres deberán improvisar en el campo… y deberán intentar cumplir con su misión a toda costa, aún cuando ello signifique el sacrificio de sus vidas.

Ha Llegado el Aguila Esta es otra de esas películas bélicas en donde un grupo comando puede cambiar el curso de la historia – tipo Bastardos Sin Gloria… ¿les suena? – y todo termina por salir para el demonio. Mientras que la premisa es interesante, la ejecución no lo es, básicamente porque toda esta gente se va en charlas fútiles y la dirección se enreda con sus propios pies cuando los comandos llegan a Inglaterra. Es el canto del cisne de John Sturges – Marooned, El Gran Escape, Estación Polar Zebra… y sigue la larga lista de clásicos -, pero está hecha con tanta desidia que todo el entusiasmo que genera la idea es arruinado por una dirección torpe y morosa. Uno termina por darle la razón a Michael Caine, quien se peleó feo en el set con Sturges debido a su falta de interés en el proyecto, ya que el jubilado director sólo tomó el trabajo para juntar plata e irse de pesca a Los Cayos de La Florida. Y eso, se nota.

A pesar de que la premisa y el desarrollo podrían ir en piloto automático – y ser satisfactorias en tal sentido -, el libreto intenta tomar una serie de desvíos y sorpresivas vueltas de tuerca que no terminan por dejar contento a nadie. El primer problema que le encuentro es el tonto capricho de Michael Caine y los suyos en llevar su uniforme alemán debajo del disfraz, estupidez que sólo sirve para que los comandos revelen su verdadera identidad en menos de lo que canta un gallo, y que los soldados americanos apostados en la cercanía del pueblito inglés se les vayan encima en dos segundos. Pero a esto se suman otros problemas, en especial los que tienen que ver con el personaje de Donald Sutherland, un irlandés pro IRA que se enrola con los nazis (y con cualquiera que quiera voltear al gobierno británico). El tipo es un cínico de aquellos al cual el libreto le brinda demasiado espacio e intenta inútilmente volverlo simpático. Para colmo la credibilidad se resiente en dos minutos, ya que el tipo llega a Inglaterra, consigue un trabajo, se enamora de una adolescente, se pelea con un montón de personajes (que actúan como si el tipo hubiera estado viviendo allí desde hace 10 años) y se comporta con un irritante desenfado, hechos que ocurren en un lapso de tan sólo dos días. Es posible que las simpatías del autor Jack Higgins estén con el personaje y su ideología, porque, por otra cosa, el tipo es absolutamente detestable.

Hay otros problemas. El problemático oficial nazi – idealista y honesto – que compone Michael Caine y que es capaz de comerse una corte marcial por ayudar a escapar a una prisionera judía, es otro desesperado intento de crear a un militar alemán políticamente correcto. La primera mitad, en donde toda esta gente habla hasta por los codos pero hace demasiado poco. Y la segunda mitad, que es mas breve y parece estar corta de tiempos, ya que da la impresión de que faltan escenas porque la narración no es todo lo fluída que debiera ser.

Ha Llegado el Aguila debería haber sido mucho mejor de lo que es. Las cosas sólo se ponen interesantes cuando comienzan las balaceras en el pueblo y, de todas las notorias estrellas que figuran en el cast, el que único que se destaca resulta ser el secundón de Larry Hagman, al cual le dan un personaje tan inepto como impredecible, y es el único que logra condimentar las cosas. El resto se debate entre el estiramiento, el estoicismo o la predecibilidad del estereotipo.

Ha Llegado el Aguila llega apenas a ser ok, pero tiene un fuerte tufo a película decepcionante. La acción es pasable, pero los aspectos del thriller resultan morosos y torpes. Quizás sea otra de esas películas que precisan deseperadamente una remake para descubrir sus cualidades, ya que cualquier otra versión que hagan será mucho más destacada que ésta, en donde la adrenalina brilla por su ausencia.