Crítica: Casino Royale (2006)

Volver al índice de críticas por año / una crítica del film, por Alejandro Franco

calificación 5/5: excelente Recomendación del EditorGran Bretaña , 2006: Daniel Craig (James Bond), Eva Green (Vesper Lynd), Mads Mikkelsen (Le Chiffre), Judi Dench (M), Jeffrey Wright (Felix Leiter), Giancarlo Giannini (Mathis), Caterina Murino (Solange), Simon Abkarian (Alex Dimitrios), Isaach De Bankolé (Steven Obanno), Jesper Christensen (Mr. White), Ivana Milicevic (Valenka)

Director: Martin Campbell – Productores: Michael G. Wilson y Barbara Broccoli – Guionistas: Neal Purvis y Robert Wade con la colaboración de Paul Haggis, basados en la novela de Ian Fleming – Musica compuesta por David Arnold

144 min, PG 13, Color – 17/11/2006: estreno mundial

Trama: El agente secreto del Mi6 británico James Bond consigue obtener la categoría 00 (licencia para matar), tras asesinar a dos importantes criminales. Ahora se encuentra en Madagascar, donde es enviado a capturar a un peligroso terrorista llamado Obanno. Pero el criminal se da a la fuga, y 007 logra detenerlo en medio de una embajada, donde la operación termina en un gran escándalo. M, la jefa del departamento doble cero, intenta por todos los medios disciplinar al nuevo agente, pero Bond resulta ser incorregible. Infiltrándose en el departamento de M, obtendrá una pista – a partir del celular de Obanno – que lo llevará a Bahamas, donde encontrará a un individuo llamado Dimitrios, que resulta ser un intermediario en una vasta red internacional. Y siguiendo el rastro, Dimitrios resultará ser un hombre de confianza del banquero internacional Le Chiffre, dedicado a explotar recursos financieros para el terrorismo. 007 termina por arruinar una operación en la cual Le Chiffre había invertido dinero de los terroristas para obtener un rédito personal. Desesperado por perder los fondos, y con la guerrilla africana pisándole los talones, Le Chiffre sólo puede recuperar el dinero en una partida de poker de niveles millonarios en el Casino Royale en Montenegro. 007 acude al casino, con el apoyo de la agente Vesper Lynd de la tesorería, así como del agente Rene Mathis de servicios secretos aliados. La idea del Mi6 es que 007 desbanque financieramente a Le Chiffre; pero las cosas se salen de lo planeado, y entre las presiones, el ego de Bond, y las amenazas externas, todo comenzará a salir terriblemente mal.

Critica: Casino Royale (2006)

A quien esté leyendo esta página, le pido paciencia y le hago varias advertencias. Si usted no es un fan habitual de 007 (de los que devoramos las últimas noticias de la web a cada instante, sino un espectador eventual de la serie), le pido que abandone la lectura y regrese después de haber visto Casino Royale 2006. No sólo podemos develarle parte de la trama (spoilers), sino que nos va a tomar bronca. Y, para aquellos fans que sí saben de qué trata el film, han leído incluso el guión (o por lo menos sabe qué pasa en la historia), también le pido paciencia para permitirme desarrollar los sucesos que han pasado hasta llegar a este 2006 y a este film. Si el fan desea apurar el tranco, saltéese tranquilo el primer tercio de la review hasta llegar a la crítica de la película en sí. Las cosas apuradas salen mal, y uno no debe pensar en lo inmediato, sino en hacer algo que perdure. También revelaremos algunas cosas, pero intentaremos que no arruinen la novedad o el entretenimiento. Porque si algo merece Casino Royale, es respeto. Porque posiblemente sea, con escaso margen de duda, y viendo las reacciones en los foros 007 a nivel mundial, un nuevo clásico. ¿Una opinión apresurada o inflada?. Entonces empecemos por el principio y veamos un poco de historia.

Intentaremos ser breves, ya que esta historia la hemos contado antes, en las reviews de Casino Royale 1954, Casino Royale 1967 y Dr. No. Ian Fleming comenzó la saga de aventuras de su personaje, el agente secreto James Bond, con la novela Casino Royale publicada en 1952. Otras novelas comenzaron a ver la luz, y Bond se volvió popular en Gran Bretaña; pero el salto a través del Atlántico lo daría cuando ejecutivos de la CBS compraron los derechos sobre Casino Royale y la adaptaron para un episodio de su serie Climax Theatre en 1954. Allí fue cuando el trayecto de los derechos de esta novela comenzó a cambiar su derrotero, y terminaron por escapársele a los dueños de EON (Albert Broccoli y Harry Saltzman), que en 1961 adquirieron todo el paquete sobre las obras de Fleming. Y cuando Bond se asoma, entre 1962 y 1964, como un boom cinematográfico, ya Casino Royale comenzaba a ser una fuente de discordia. Los derechos fueron transferidos desde la CBS a la Columbia (la corporación dueña de la CBS) y a fines de los 60 se comenzó a pensar en filmar un Bond no producido bajo los cánones de EON. Como Connery se negó a participar del proyecto, la Columbia (y Charles K. Feldman, el productor) terminaron adaptando a Casino Royale como una inmensa bufonada. Aquí tenemos el origen de la versión 1967, que resultara exitosa en la taquilla pero todo el mundo la considera una comedia terrible.

El derrotero de los derechos de Casino Royale continúa, ahora mezclándose con las legendarias andanzas legales de los problemas de autoría sobre Operación Trueno. Brevemente, Kevin Mc Clory había trabajado con Fleming desarrollando un guión para la pantalla que después el autor novelizaría bajo el título de Thunderball. Obviamente cuando EON quiso llevar Thunderball a la pantalla, McClory puso el grito en el cielo y reclamo ser socio tanto en las ganancias como en la potestad de derechos. A principios de los 70, Mc Clory emprendió una batalla legal para poder filmar una remake de Thunderball (que fue Nunca Digas Nunca Jamás, en 1983). Y ni bien pudo hacerlo, comenzó otro tipo de guerras legales, aduciendo de que él era también dueño de derechos sobre el personaje de 007 (y que podía emprender su propia serie). Esto viene a cuento, ya que a Mc Clory se cobijó bajo el ala de la Columbia, quien ya tenía a Casino Royale. Y la gresca para dirimir si realmente la Columbia (con los derechos sobre una novela y sobre el guión de Mc Clory) podía lanzar una saga paralela comenzó a crecer a niveles insospechados, en especial cuando corporaciones más grandes fueron absorbiendo a las litigantes (Metro Goldwyn Mayer adquirió a United Artists que operaba con EON, y la Sony compró a la Columbia). En un determinado momento, vino la paz a través de un intercambio de prisioneros. Sony calmó sus ansias a cambio de obtener derechos sobre otros filmes y personajes (entre ellos, El Hombre Araña). Y la MGM continuó con su bonanza… hasta el 2004, en que la Sony también terminó por absorberlos. Por fín, los derechos cinematográficos sobre todos los filmes de James Bond estaban bajo un mismo techo.

También hemos comentado esto, y lo diremos de modo resumido. No es que Casino Royale fuera la Biblia o una obra maestra, pero era una llave que podía obtener un estudio como la Columbia / Sony para presionar e intentar sacar una serie 007 paralela a la de EON. En realidad, se estaban subiendo al carro de una franquicia que otro la había inventado. Pero Casino Royale es, objetivamente, una novela bastante mediocre. Es el primer experimento literario de Fleming y, siendo sinceros, difícilmente se podía obtener un film potable comercialmente a partir de un libro donde la tercera parte de la historia transcurre en una mesa de Chemin de Fer, y donde en el último tercio no pasa nada demasiado excitante (exceptuando lo que ustedes ya saben). Además, Bond es un personaje muy mal escrito, ridículo en muchos pasajes, y que es más propio de la época de origen (los cincuenta), pero para las épocas actuales (o no muy lejanas) se ve terriblemente pasado de moda. Ciertos discursos y razonamientos morales que hace 007 suenan ridículos o infantiles. Es posible que la obra, tal cual está, fuera mejor adaptada (y fuera su destino natural) en el episodio de una hora de Climax Theatre que en intentar generar una superproducción a partir de una trama tan minimalista. Sin duda Fleming es un narrador formidable, pero aún no había encontrado la horma que debía tener 007 (y literariamente estimo que recién lo consiguió en Al Servicio Secreto de Su Majestad). La parodia de 1967 se encontró con el mismo problema: lo que pasa en la novela recién dura unos minutos en el film, y el resto es un delirante relleno.

Con lo cual volvemos al 2004. Pierce Brosnan es el rey de los Bonds modernos; el rendimiento de taquilla de sus filmes es impresionante. Lo primero que hace la Sony es volcar todos sus cuidados hacia el film 21 de 007, y Casino Royale vuelve a estar disponible. EON se abalanza sobre la novela, pero tiene una duda: ésta es la primera aventura de James Bond. ¿Qué hacer con ella y, especialmente, con Brosnan?.

En primer lugar, el irlandés había comenzado con algunos divismos; esto no es algo raro en un intérprete Bond (Connery y Moore también han hecho de las suyas en su época), pero los dirigentes de la EON (Wilson y Broccoli) no tienen ni el mismo temple ni la misma diplomacia que el viejo Cubby (que trataba como una seda los berrinches finales de Moore). En segundo lugar, Otro Dia para Morir resultó un nuevo taquillazo, pero a nadie terminó de gustarle del todo y a Brosnan ya se le notaban los años bastante mal. Y en tercer lugar, en medio de una tormenta de ideas, apareció en las taquillas Batman Inicia, con un concepto que terminó por quemarle la cabeza a más de uno – especialmente por lo bien realizado del film de Christopher Nolan -, incluyendo al matrimonio Wilson Broccoli. Y, a pesar de los gritos aterrados de la Sonyque quería la rutina habitual y financieramente viable de siempre -, echaron (mal) a Brosnan, a quien ni siquiera le dieron las gracias, y comenzaron a desarrollar “James Bond Begins”.

Lo primero que pusieron el ojo, fue en buscar el candidato. Y la final llegó a dos candidatos altamente improbables, como el imberbe Henry Cavill o el feo Daniel Craig. En el medio, un montón de divos y auto invitados a la contienda se fueron perdiendo por el camino – Jackman, Owen, McGregor… y la lista sigue -. Y cuando Craig salió electo, las aguas se dividieron, y la mitad de los fans de Bond de todo el mundo prendieron sus antorchas, sacaron sus tridentes, y fueron en horda a linchar a este rubio desconocido, flaco, feo y con unos ojos azul vidrio faltos de vida.

En lo personal, mi gran candidato siempre fue Hugh Jackman. Era el sucesor natural de Brosnan; y en menor medida, Ewan McGregor me habría satisfecho (no Owen, que me parecía demasiado Daltonesco: afectado y sin sentido del humor). Cuando supe de Craig, salí a buscar Layer Cake (No Todo es lo que Parece – 2004 – y que era el filme que había encandilado a los ejecutivos de la EON con Craig), para saber quién era este tipo. Había visto Camino a la Perdición o incluso Tomb Raider, y ni recordaba su papel. Ya eso me daba mala espina. Pero cuando pude ver Layer Cake, me sentí mucho más tranquilo. Sin duda Craig no es bonito, pero el tipo compensaba la falta de presencia con mucha personalidad y con una voz impresionante. Era un actor que sabe guiñar a la platea, y eso ya era muchísimo. En definitiva cualquier intérprete que deba encarnar a un héroe debe ser cómplice del espectador – aún cuando hiciera la peor ridiculez – y no necesariamente debe ser un gran actor. Ahí está el secreto de Roger Moore o de Pierce Brosnan. Dalton siempre fue frío y distante, y no me transmitía en sus filmes (previos a su época como 007) la calidez que había sentido con Craig aún viendo un sólo film. Supe que era un actor correcto para el papel (reitero: no mi favorito, pero sí un intérprete adecuado).

Cuando empezaron a salir las novedades de filmación (los dientes perdidos en una pelea en el set; el no saber conducir el Aston Martin DB5 con caja manual; y unos cuantos otros gaffes), no solo la comunidad mundial avivó sus antorchas y afiló aún más sus tridentes para matar al monstruo, sino que también me hicieron temer del sindrome Lazenby (y por lo cual, muchos candidatos bravucones recogieron sus colas y abandonaron sus deseos de interpretar al nuevo 007): que es cuando un actor perece bajo las presiones de todo el mundo, y empieza a hacer cosas terribles: por la critica de su imagen, la sombra de Brosnan, todas las innovaciones que iban a meter en Casino Royale… faltaba que Craig saliera a insultar a la gente enardecida para que estallara la bomba. Por suerte Craig se mantuvo a raya y muy contenido por parte de los productores y del director Martin Campbell.

Cono lo cual podemos empezar diciendo que Casino Royale es un triunfo personal de Daniel Craig. No sólo por el rango interpretativo, sino por la total seguridad con que juega con el rol. Nunca vi a un actor nuevo en el papel tan seguro de sí mismo. No sólo no sucumbió bajo las presiones; le dió una cachetada a todo el mundo, y los dió vuelta como una media. Citando a un crítico americano: “antes decíamos… ¿Daniel quién?; … ahora me parece que diremos ¿Pierce qué?”

Aquí es donde empieza la review.

LA REVIEW DE CASINO ROYALE 2006

A veces es difícil substraerse de otras críticas. En especial, si uno coincide con ellas. Por allí, entre tanto material de Internet, hubo un concepto de un periodista que comentaba (en commanderbond.net) algo con lo que me sentí identificado: “yo no había nacido en 1964 cuando estrenaron Goldfinger; pero si tuviera que imaginar la sensación de euforia que podría haber vivido, no sería muy diferente a la que sentí después de haber visto Casino Royale.

Casino Royale no está a la altura excepcional de Goldfinger. Pero, dentro de cómo viene la saga de treinta años a esta parte, es un pequeño clásico. Uno puede compararlo con Al Servicio Secreto de Su Majestad, en cuanto a la seriedad y respeto con que ha sido tratado el tema y al personaje. Y sumando a esto que Daniel Craig es un actor de muy buen rango interpretativo (superando, obviamente a Lazenby, pero también a todos los posteriores: Moore, Brosnan, Dalton), uno puede asegurar que este es el mejor film de la saga desde la gran aventura del oro de 1964. ¿Exagerado?. No lo creo.

Cualidades no le faltan a la película. 007 ha regresado a sus raíces y, si se quiere, es el enfoque más novedoso de los últimos treinta años. El tema es que el personaje ha recuperado su esencia asesina. Cuando uno ve la película, uno se lleva varias sorpresas: Bond pelea a mano limpia y de manera despiadada con varios guardias en la secuencia de la embajada; liquida a algunos esbirros en el casino expditivamente; y hasta en un momento de frustración, toma un cuchillo de mesa y se dirige a matar a su objetivo en medio del público. Decidido, sin miramientos, expeditivo. Uno podría argumentar que un punto de vista similar ocurrió en la era Dalton, en especial con Licencia para Matar. Pero ahora es diferente. Y la razón es Daniel Craig, el arma secreta del film, que logra despertar nuestra simpatía por este asesino del servicio secreto británico (algo que nunca pudo hacer el galés).

Para Craig este es un triunfo personal. En contra de viento y marea, no sólo no ha sucumbido a las presiones, sino que su interpretación en Casino Royale es confidente, terriblemente seguro de sí mismo, y cómplice por momentos con la platea (ningún actor se ha hecho de tal manera con el personaje en su debut). Tampoco es prematuro decir que el Bond de Craig es una secuela directa de la era Connery. No sólo recupera la esencia del escocés, sino que por momentos hasta puede que la supere. Si durante el resto del film Craig es equiparable a Connery, los quilates interpretativos en la secuencia mencionada de la tortura (desnudo y violentado por Le Chiffre) se lucen y eso es algo que ningún actor que haya interpretado a 007 en la saga jamás hubiera podido resolver de manera adecuada. A excepción de este rubio feo y odiado, que resultó ser la gran sorpresa para todo el mundo.

Posiblemente también Casino Royale sea uno de los filmes Bond mejor actuados a nivel de elenco. Hay tridimensionalidad en todos los personajes, todos se desenvuelven muy bien en la pantalla. La Vesper Lynd de Eva Green es agradable, desenvuelta, pero no la típica muñeca idiota que sucumbe a los brazos de 007 como solía suceder en los 60 y 70. Es una mujer emancipada, madura, con una posición de poder, que no le resulta fácil de conquistar a Bond. Uno puede ver lo fácil que 007 se lleva a la cama a Solange (la mujer del traficante Dimitrios), lo que siempre fue lo usual en la saga; y el trabajo que le da, entre roces, choques y guiños, seducir a Vesper. En un momento, 007 le dice a Vesper que ella no es la clase de mujer que le interesa (“¿Por ser inteligente?” – “No, por ser soltera”, replica Bond). Es un romance mucho mejor desarrollado que el de Tracy y Bond en OHMSS. Lo que sí resulta remarcable (y que es un paralelo a OHMSS) es que, para enamorar a Bond, primero hay que ser rescatado por el agente y después salvarle la vida (no diremos más sobre este punto). Tomen nota, chicas.

Pero si en el apartado de personajes y actuaciones, el libreto está muy bien interpretado y escrito (posiblemente por la “pulida” de Paul Haggis), veamos entonces lo que sucede con el resto del film. Uno no puede dejar de notar ciertas influencias. Volviendo al tema de 007, ciertamente el personaje está más “Jason Bournizado”. Bond es un hombre de recursos, que utiliza lo que tenga a mano para aniquilar al enemigo que combate en ese momento (como en la secuencia en Venecia). Se castiga duro e intenso con los asesinos – la pelea pre títulos en el baño es una de las mejores de la serie, desde las épocas de Desde Rusia con Amor con la batalla campal entre 007 y Grant en el tren -. Fisicamente, el cuerpo de Craig se encuentra muy trabajado, y ahora la sensación de que Bond puede realizar proezas físicas es real (en especial en la fabulosa persecución de free running en Madagascar); sin contar de que da impresión de fuerza y amenaza. Como dice uno de los numerosos críticos que he leído: “este Bond realmente te puede lastimar mal”. Y si durante todos estos años tenía el concepto del espía suave y dandy que podía ser asesino, esta versión 2006 es la de un Bond comando. Craig luce bien en smoking, pero – por postura y corte de pelo – es un Bond que luce mejor en acción que tomando Martinis.

Con lo cual pasamos a la segunda influencia, que es Batman Inicia. Si este es una suerte de “Bond Begins”, el ensamblaje de las piezas del mito es menos fluído que con la película de Nolan sobre el encapotado. Cómo 007 empieza a tomar Martinis agitados y no revueltos, la toma de posesión del Aston Martin DB5, el uso del primer smoking… resultan algo artificiales a mi gusto. Posiblemente porque el mito 007 no tiene tantos elementos misteriosos como el mito de Batman; si un agente secreto se va a desenvolver en ambientes adinerados, es lógico que se rodee de ciertos lujos. Quizás también tenga que ver con cierto choque de identidades: si este es un Bond comando, cuesta aceptar (al menos como lo expone el film) cómo va aceptando un hombre de acción ciertos elementos que son meramente superficiales, y que tienen que ver con un refinamiento más propio de las clases altas. Para mi punto de vista, es un punto algo flojo del film.

En ese proceso de construcción del mito, hay ciertas particularidades. Bond no liquida a alguien y se despacha con una cita cínica, tampoco menciona el clásico “Bond, James Bond” (bueno, hasta cerca del final), ni tampoco el tema habitual de Monty Norman se escucha hasta los últimos minutos (donde el director piensa que Bond ya ha terminado por ensamblarse en el modelo que todos conocemos, y espera que la platea ruja al escuchar la frase y el tema).

Ahora, pasando a la trama, la misma es ciertamente una mejora expandida del original. El acento está puesto en el realismo. Bond sangra, se golpea mal, llora, bromea, sufre. Comete torpezas y posee un ego enorme, que lo lleva a cometer errores. Se enamora y, por lo tanto, es mucho más humano (aunque sea despiadado a la hora de despachar enemigos). Del otro lado de la línea, Le Chiffre es un villano más mundano. La primera reacción de todo el mundo, al escuchar las primeras noticias del film, es que esperaban una suerte de clon de Orson Welles (como en la parodia de 1967). Pero este Le Chiffre de Mads Mikkelsen sólo está interesado en el dinero. Es joven, tiene un ojo con nube que sangra ocasionalmente, y un corte de pelo a lo Hitler; hasta allí llega su excentricidad. No quiere dominar el mundo, tampoco tiene ideologías, a lo sumo lo guía la avaricia. Es un villano cruel pero también victima (la guerrilla africana – de la cual ha perdido los fondos – lo presiona muy mal en algunas escenas del film). Quizás no sea memorable, pero es un enemigo bien construído.

Si bien es cierto que la historia tiene los pies más sobre la tierra que una inmensa mayoría de filmes de la saga, aceptemos que no hablamos de un realismo documental. Difícilmente la lucha contra el terrorismo se desarrolle tal como figura en el film; pero no es un Bond fantástico con satelites mortales y autos invisibles. Increíblemente para todos aquellos que seguimos la serie desde el vamos, otro punto flojo del film resulta la inclusión de algun gadget. Y esto tiene que ver con el tono dramático que desarrolla la película, donde la aparición de algo tan típico de 007 (en su pasado fantástico) como un dispositivo estrafalario resulta chocante para la platea. En un momento, Bond resulta envenenado y acude a su auto, donde tiene aparatos que permiten analizar la sangre, e incluso un mini desfibrilador. Para un 007 que pelea a mano limpia y sin rayos lasers ni autos submarinos, es casi como un descolgado Deus Ex Machina que aparezca un dispositivo tan fantástico. Y si los guionistas toman en cuenta este dato, no resultaría extraño afirmar que en las próximas entregas no veamos más a Q ni a alguno de sus maravillosos juguetes (lo que no quita que a veces se abusen en mostrar marcas y dispositivos actuales – la publicidad de celulares que hace el film es vergonzosa).

Cuando uno supo que Martin Campbell iba a dirigir el film, me vinieron a la mente varias ideas. Una, que al igual que Goldeneye el film iba a ser muy dialogado, atomosférico, y con muy poca acción; la otra es que, viendo la última filmografía de Campbell (bastante mediocre, por cierto, como la secuela del Zorro), la película podía ser un fiasco. Qué equivocado que estaba. Salvo algunas peleas ocasionales, el film tiene tres enormes y excitantes secuencias de acción (Madagascar, Miami y Venecia). Son secuencias largas y muy bien filmadas. He visto comentarios por allí, de que a mucha gente no le ha gustado la carrera free running de Madagascar (la considera descolgada), pero a mi me pareció estupenda. Es terriblemente original, y dado el físico de Craig, es creíble que 007 pueda cometerla. Quizás la secuencia en el aeropuerto de Miami no esté tan inspirada, pero no deja de ser excitante. Y de la escena de Venecia no diremos nada de momento, pero sí mas tarde.

Es un film largo, pero no uno pesado. Los 144 minutos pasan volando. El núcleo de la novela está allí, pero las circunstancias que llevan a 007 al Casino Royale están mejoradas. Bond arruina una operación financiera que Le Chiffre ha montado con una companía aérea, y 007 va a quitarle el resto financiero que le queda durante una partida de Poker en el casino de Montenegro. Quizás el enroque de Chemin de Fer por Poker haya sido el adecuado – es más interesante mentir en el Poker -, y la escena está filmada con bastante tensión. El personaje de Mathis, a su vez, figura como interlocutor hacia la platea, detallando lo que sucede realmente en esa mesa de juego. Lo que sí resulta algo abrupto son las derrotas y victorias de Bond (en un momento, los jugadores enloquecen y comienzan a apostar millones), cuando todo demostraba que la partida podía durar siglos. También está el rapto de Vesper y la persecución fallida. Pero lo otro que resulta algo abrupto es la secuencia de captura y tortura: no por el tono shockeante, sino porque pareciera más breve de lo que parece.

Si el Acto I es el comienzo arrebatado de Bond, y el Acto II es el casino, el Acto III es la trama posterior a todo lo ocurrido en Montenegro. Aquí es donde el film empieza a presentar algunas grietas considerables. En la novela este Acto III era absolutamente anodino y falto de tensión, y aquí los guionistas decidieron incluir una última gran secuencia de acción. La escena en sí no está mal – por el contrario, es muy buena -, pero da la impresión que el libreto comienza a trampear con la conducta de algunos personajes (en especial con algún amigo que inesperadamente resulta traidor… ejem). La aparición de algunos villanos salidos de la nada es un alevoso dispositivo del guión. La redención final de Vesper (el mensaje del IPod) también resulta artificial. Lo que sí termina por compensar todo esto es la resolución del romance Vesper – Bond, que me parece muy inspirada y emocionante ( y que lamentablemente no yo, sino el teaser oficial, develan en alguna medida). Reitero: si de romances se trata, nunca hubo uno tan bien desarrollado en la serie como el de este film.

Otros puntos destacables son la presentación, la banda sonora y el tema original. La presentación es algo extraña, casi sesentista, que parece diseñada en Flash 3D; en cuanto al tema del film, me parece que tiene un poco de letra de más, y suena mejor adaptado como tonada en la banda sonora. Y, sobre ésta, Arnold regresa a las fuentes, siendo mucho menos eléctrico y más orquestal. Hay poco y nada del tema de Monty Norman; pero cuando aparece, al final, es la mejor versión post John Barry, incluyendo la guitarra eléctrica original y alterando brevemente el ritmo. Es de lo mejor de Arnold desde su debut en Tomorrow Never Dies.

(dato curioso al margen: en la escena del departamento, M está acostada con un hombre mucho más joven??)

Casino Royale es un film excelente. Es una reinvención de 007 para estos tiempos, y es más realista que la mayoría de filmes de la saga. Es un triunfo de Daniel Craig, que se ha hecho para sí con el personaje de entrada donde todos (y absolutamente todos) los otros actores siempre comienzan con dudas. Craig, el guión y el director, han recuperado el espectáculo adulto de la época Connery. Tendrá algunas incongruencias de estilo, pero son muy menores. Pero sin duda es un nuevo clásico. Y, viendo la resolución del film, no sería sorprendente que Bond 22 continúe, pula y expanda este estilo. Quedan cabos sueltos al final, suficientes como para montar una secuela. Una, que ya me encuentro ansioso por ver.

LA SAGA OFICIAL DE JAMES BOND

La era Connery: Doctor No (1962)Desde Rusia con amor (1963)Goldfinger (1964)Operacion Trueno (1965)Solo se vive dos veces (1967) / El fugaz paso de Lazenby: Al Servicio Secreto de Su Majestad (1969) / El primer regreso de Connery: Los Diamantes son Eternos (1971) / La era Moore: Vive y Deja Morir (1973)El Hombre del Revolver de Oro (1974)La Espia que me Amo (1977)Moonraker (1979)Solo para sus Ojos (1981)Octopussy (1983)En la Mira de los Asesinos (1985) / La era Dalton: Su Nombre es Peligro (1987)Licencia para Matar (1989) / La era Brosnan: Goldeneye (1995)El Mañana Nunca Muere (1997)El Mundo no Basta (1999)Otro Dia para Morir (2002) / La era Craig: Casino Royale (2006)Quantum of Solace (2008)Operación Skyfall (2012)Spectre (2015) – Sin Tiempo Para Morir (2021)